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En una gran mansion se encontraba una pequeña niña de apenas 7 años, cabellos rubios largos y grandes ojos azules.

Su madre, una mujer realmente encantadora, iba tomada de la mano con su adorable hija hasta en jardín. En el cual, una largo campo de rosas blancas y rojas se asomaban.

En la noche, ya con su piyama puesto, la curiosa niña miró por su ventana, en la cual podía ver un montón de luces del otro lado del bosque.

Ahí vivía un vecino bastante peculiar, el cual era bastante agradable y simpático según ella.

Siempre le había gustado tomar el té con el, era bastante agradable.

Su vecino se llama KarlHeinz, de apellido sakamaki y rey de los Vampiros.

Salió cuidadosamente de su habitación, fue el piso de abajo y salió para afuera.
Con pasos delicados se adentro al bosque, caminando hacía la casa de su vecino, se oculto detrás de un árbol y observó su casa.

La casa del Sr. Sakamaki era realmente grande, ya había entrado varias veces, pero aún le parecía fantástica.

Volvió a su casa, entró con cuidado, se adentró en su cuarto y se cambió.

Volvió a la casa de su vecino, y con cuidado de no ser vista, entró

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Volvió a la casa de su vecino, y con cuidado de no ser vista, entró.

Habían demasiadas personas, buscó con la mirada al viejo Karl, y al encontrarlo corrió para abrazarlo.

—¡Abuelo Karl! - Con su dulce voz se tiró para abrazarlo.

El pegó un sobresalto, sonrió y la tomó.

—Pequeña.. No pensé que estuvieras aquí. —Le dijo

Mientras el hablaba con la niña, allí se encontraba uno de sus hijos. Reiji, se encontraban hablando, anteriormente, sobre el futuro de la familia.

Reiji se sorprendió bastante, aunque no lo demostró, miró extrañado a la niña ¿Abuelo?

Karl tuvo nietos, pero.. ¿Con quien?

Estaba seguro de que ninguno de sus hermanos tuvo hijos.

Claro, no es que Shu le dijera las cosas, pero se entero de que hace unos años, el había dejado a una chica embarazada.

La chica abortó, o eso le había dicho a Shu.

Y.. Por supuesto que no lo hizo.

Ahora Reiji, enfrente de él, tenía a una niña exactamente igual a su hermano.

—Arthy, no deberías estar aquí, ¿lo sabes, verdad? —

—Lo siento abuelo Karl, pero es que las luces me llamaban mucho la atención — Sonrió athanasia.

«La hija de Shu» Shu SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora