Capitulo 2

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"Bum, bum… pip… pip… pip".

Sonidos molestos e irritantes, pero no más que las punzadas en mi jodida cabeza y el dolor en mi pecho. 

Lentamente abrí mis ojos para ser cegado por luz blanca, intensa y molesta. ¿Estaba en el cielo? ¿Yo… en el cielo? Imposible, tal vez era el limbo o el infierno… o tal vez la nada…

"Bum, bum… pip… pip… pip…"

—¡De nuevo ese ruido!— pensé, y en un torpe movimiento lastimé mi ojo al intentar frotarlo para que mi retina se acostumbrara a la luz.  Vi que tenía un catéter puesto en el dorso de la mano.—¿Dónde estoy?— Me pregunté en voz alta y girando mi cabeza lento a la izquierda —¿qué sucedió?— Sigo el interrogatorio y giro mi mirada a la derecha obteniendo la respuesta de una suave voz.

—Estás en el hospital— Olvidando la cautela al moverme, dirigí mi vista al lugar de donde venía la voz que seguía hablándome —Lo que pasó fue que mataste a un chico y una chica te disparó y te perforó el pulmón derecho... Quedaste en coma por un año.— Me sorprendió y mucho. No recordaba nada más que fragmentos de lo que decía el chico, pero mi sorpresa fue sustituida por curiosidad.

—¿Quién… quién eres tú? ¿Por qué estoy aquí? —el muchacho frente a mí sonrió de lado y me miró con sus hermosos ojos azules.  Luego de poner sus alborotados y negros cabellos tras su oído caminó hasta la cama donde yo estaba.

Su piel era blanca, muy pálido a mi parecer, su.forma de mirarme era como la de un depredador al asecho. Se sentó al borde de la cama para luego tomar mi mano y presentarse.

—Mi nombre es Axel, mucho gusto, Wideon— Acarició mi mejilla para luego tomar mi mentón delicadamente y posar sus ojos en los míos, se acercó más y más y sin preguntar tomó mis labios entre los suyos.

Sin pudor alguno rodeé su pálido cuello dejándome llevar por el frío contacto sentí mi cuerpo hundirse en el colchón con él encima acariciando mi muslo. Todo iba bien, pero un sabor a hierro fue la señal para detenerlo.

—¿Me mordiste? ¡Tú me besaste y me mordiste!— Dije molesto al tiempo que tocaba mi comisura para quitar la sangre con mi dedo —¿Quién te crees, idiota?— El chico sonrió con orgullo y me contestó sarcástico.

—Según la dama de allá afuera, soy tu novio— No entendí a qué se refería así que ignoré su mano en mi muslo y miré sobre su hombro a la ventana de la habitación logrando divisar los rizados y negros cabellos de la última persona que esperaba.

—Mamá…— Susurré sin ningún ánimo y luego sin notarlo hablé en voz alta —¿qué hace ella aquí?— Axel miró fuera de la habitación y luego posó su mirada en mí, dedicándome un gesto algo infantil.

—Yo que sé— Dijo él encogiéndose de hombros —dice que cuidándote— yo apreté lo puños ante su sonrisa burlona e hice una mueca de confusión.

—¿Desde cuándo a ella le importa lo que me pase?— Cambié mi expresión a una de molestia y con la voz en el mismo tono le hablé al emo. —Cierra la persiana, no quiero que me vea despierto— se levantó con pesar y obedeció mi petición, regresando a sentarse junto a mí en la cama.

—Bien, ¿ahora qué? —Dijo volviendo a acariciar mi pierna —¿Me darás un premio? ¿Tal vez un besito? O...— Su mano se escabulló entre las sábanas y se arrastró desde mi rodilla hasta la mitad de mi muslo con su otra mano sostenía mi rostro para intentar besarme, yo solté una patadita alejando su mano. —Mira que tenemos que mantener el teatrito— Su mano seguía acariciando mi mejilla.  Molesto giré la cabeza evitando hacer contacto visual.

PsicosanguíneoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora