Mi tutor.

Me vengaré.

Desperté y vi la hora, 14:00 p.m, me levanté y perezosamente me metí al baño. Me desnudé y dejé que el agua correrá por mi cuerpo, y entonces todos los recuerdos de la noche volvieron a mí.

Santísima mierda, tenía que hablar con James, y disculparme con Alexander por lo ocurrido, siempre hacia esto, digo, hablar conmigo misma para pensar que cosas había hecho mal.

Me vestí y bajé a tomar mi desayuno-almuerzo.

Siempre era así los sábados.

James no estaba… tendré que dejar la conversación para más tarde, por suerte.

Y allí había, un hermoso y sensual pedazo de pizza.

Me lo comí mientras veía, Hora de aventura, mi programa favorito, sin duda. Miré la hora y ya eran las 15:03 p.m y la puerta principal se abrió dejando ver a un James tranquilo. Se sentó frente a mí y dijo unas mágicas palabras.

—No te preocupes Audrey, Alex me contó todo, y no, por suerte no lo maté allí mismo, ya que las ganas no me faltaban. Pero solo te digo que tengas cuidado, porque si llego a ver otra escena como aquella y es hombre muerto.

Asentí con la cabeza, y sin nada más que decir se fue de la casa.

Bueno esto hay que celebrarlo con un buen pote de Nutella.

Dulce néctar de la vida.

El fin de semana pasó lento y sin incidentes por suerte.

*******

Y llegó, el condenado y jodido día lunes.

Miré la hora y ya eran las 7:30.

—James levántate estamos atrasados– grité.

—Anda coge los cuadernos y guárdalos en tu mochila, yo haré algo para comer (torbellino del terror).

Oh dios, nooo, es asqueroso, es una mescla de pan, mermelada, yogurt, mantequilla, o algo así, simplemente asqueroso.

Odio decírtelo pero, ya está hecho...

—Ven a sentarte– suspiró ganador, como si su mierda fuera muy rica.

Mientras pude tapé mi nariz y cerré los ojos, lo comí entremedio de arcadas.

Qué asco, iugh.

—Vamos Audrey necesitas llegar temprano...

—Sí, si...

****

Llegué y el profesor de historia me regañó.

—¿Y usted?, ¿llegó atrasada?

No viejo estúpido llegué adelantada ¿que no ve?– pensé– pero solo me limite a decir que si y me senté en mi lugar, ni modo que quisiera ir la inspectoría y que llamarán a mis padres.

Alexander y Brianna estaban conversando, muy cerca para mi gusto, pero no podía hacer nada...

En el cambio de hora, fui por algo de comer, moría de hambre, y lo a él con ella en una posición la cual casi rosaban sus labios, hasta que llegaron a un cierto límite y sucedió lo que no quería presenciar.

Pe-pero, pensé que éramos algo más.

No me debería importar pero por alguna extraña razón si lo hacía.

Se separaron y se acercó a mí como si nada.

—¿Audrey?, ¿cómo estás?

Pedazo de imbécil como si los hubiera visto casi tragándose.

—Bien, ¿por qué?– dije aguantando las ganas de gritarle y golpearlo.

—Ya sabes... lo de aquella noche... el casi beso...

—Sí, ya le dijiste todo a James, gracias. Ahora permiso debo ir a dejar mis libros– me miró con el ceño ligeramente fruncido y me fui golpeándole el hombro.

Ya verá me vengaré por esto, él es solo un idiota más.

*****

Estaba en la aburrida clase de matemática, estaba sentada en la fila del fondo, desde aquí se podía ver el salón entero, y el regordete profesor, que prácticamente se dormía en su escritorio, mientras nosotros "ejercitábamos". Pero en realidad todos hablaban animadamente.

Y ahí estaban, ellos dos, hablando animadamente, como si no hubiera un mañana, Alex se giró un poco y nuestras miradas se encontraron, sonrió arrogantemente, y levantó la mano en forma de saludo. La perra a su lado se asomó sobre los hombros de Alex con el ceño fruncido, al verla me volteé a ver mi cuaderno. Rayos y centellas, estos mal nacidos me las pagarán.

Un segundo...

Él no es nada tuyo, ¿qué no lo entiendes?

Touché, pero intentó besarme, y luego se fue con esa otra. Sufrirán.

Mi odio recaerá en ellos dos.