Mi tutor.

Oh-Oh, problemas.

Él estaba mirándome directo a los ojos, esperando que respondiera. Estábamos en una posición un poco incómoda. Yo estaba abajo con las piernas abiertas y él entremedio de ellas. Cualquiera que pasara por allí pensaría mal.

Se acercó lentamente a mi cara. Pero bajó a mi cuello, dejando mordidas en el.

—¿Qué haces...?– pregunté con mi voz un tanto... ¿Excitada?, ¿Agitada?, estaba jadeando. 

Todo pasó tan rápido.

La puerta principal se cerró y Alex desapareció en un abrir y cerrar de ojos de encima mío, estaba tirado en el suelo a mi lado, con sangre brotando de su mejilla.

James...

Sabía en lo que pensó "¿Qué hace ese hijo de puta con mi hermana, y en esa posición?"

—¡¿QUÉ MIERDAS CREES QUE HACES HIJO DE PUTA?!– gritó muy, muy fuerte.

—James yo...

—¡¿TÚ QUE AUDREY?!, ¡¿TÚ QUÉ?!. SALGO UN PUTO SEGUNDO DE ESTA CASA Y TÚ YA TRAES A ALGUIEN PARA FOLLAR.

—No... James... Yo no follé...– rompí en llanto, odiaba que me gritaran y él lo sabía. Cuando me gritaban me ponía nerviosa, y la mayoría de las veces lloraba por el pánico en el que me veía sumergida.

Sentí unos cálidos brazos envolverme, por un segundo creí que era James...

Pero no. Era Alex quien me abrazaba.

—No le grites, ¿eres estúpido o qué?– dijo Alex con un tono molesto.

—Fuera de mi casa. Sal antes de que llame a la policía– dijo con voz firme– y tú– se dirigió a mí– vete a dormir.

Asentí con la cabeza gacha y le di una última mirada a Alex. Este me propinó un beso en la mejilla, yo sonreí mientras me secaba las lágrimas y caminaba lentamente a mi habitación.

Dios, James iba a matarlo por eso me mando a dormir. 

De repente ya no se escuchó ninguna voz, supuse que ya lo había matado. Pero no, solo escuché la puerta principal cerrarse, y vi pasar a un James furioso por mi lado y cerrar su puerta fuertemente.

Bien mañana debía hablar con él. Por hoy ya fue suficiente.

Llegué a mi habitación y no mucho después de haberme acostado, caí en un sueño profundo.