Carol y Nat eran las dos únicas en las instalaciones de los Avengers, todos los demás estaban o en una misión o con sus familias, como Tony y Steve, quienes se encontraban cuidando de Morgan, la bebé que habían adoptado, o Clint, quien se encontraba con su esposa e hijos, mientras tanto, las chicas disfrutaban del tiempo a solas que tenían mientras que esperaban a que una misión se presentara para ellas.
Hace varios años la capitana y la espía habían formado una amistad al ser las dos las únicas mujeres del equipo de los Avengers y se habían vuelto unidas, disfrutaban de la compañía de la otra y algunas veces salían a "noches de chicas" en las que olvidaban por completo que ambas eran súper heroínas y se comportaban como dos simples mujeres adultas que eran amigas, iban a hacerse las uñas juntas o al spa, veían películas y hasta Carol le había presentado a Natasha la música que solía escuchar con Maria. También habían veces en las que se saludaban con abrazos o pequeños besos en las mejillas, y cuando se sentaban en el sofá durante sus noches de películas terminaban acurrucadas y con los dedos entrelazados. A ninguna de las dos le importaba, ambas disfrutaban de la amistad y de aquel vínculo que tenían, pero ninguna le admitiría a la otra que quería algo más que amistad.
Aquella mañana Carol se sorprendió al no encontrarse a Natasha en la cocina, normalmente la pelirroja era la primera en levantarse y tras ponerse a entrenar se ponía a beber café en la cocina mientras que esperaba a que sus demás compañeros despertaran. Fue hacia la habitación de Natasha y tocó ligeramente la puerta antes de abrirla y se asomó. La habitación estaba a oscuras a excepción por la luz que pasaba en el pequeño espacio de las cortinas, y Natasha estaba acostada en la cama, pero no dormía, si no que se tapaba la boca mientras que estornudaba.
—¿Nat?—Preguntó Carol entrando a la habitación, viendo confundida a su amiga.
—Oh, hey, Carol...—Habló Natasha con voz ronca para luego limpiarse los mocos con un pañuelo, hacerlo bolita y lanzarlo a un bote de basura a un lado en la habitación.
Carol encendió la luz y pudo ver que las mejillas, ojos y nariz de Natasha estaban casi tan rojas como su cabello y una ligera capa de sudor cubría su rostro. Preocupada, Carol se acercó y cubrió la frente de Natasha con su mano, sintiéndola caliente.
—Nat, te ves terrible. Creo que tienes fiebre...
—¿Qué? Eso no puede ser...—Dijo Nat levantándose rápidamente, tambaleando y casi cayendo, por lo que Carol la atrapó en sus brazos, ambas se miraron a los ojos durante unos momentos, en silencio, y Natasha se sentó en el borde de la cama.—Yo nunca me enfermo...—Dijo y se cubrió la boca cuando tosió.
—Parece que ésta vez es la excepción.—Dijo Carol encogiéndose de hombros.—Tu relájate y recuéstate, preciosa. La enfermera Carol te cuidará.
Natasha frunció el ceño ligeramente, y Carol no pudo evitar pensar que se veía adorable.
—Carol, tengo trabajo que hacer.
—Estás enferma, Nat. Mereces un día libre. Siempre estás trabajando muy duro. El mundo no se acabará solo porque te tomas un descanso.—Natasha suspiró y se recostó.—Dime tus síntomas. Llamaré a Banner y le preguntaré qué tipo de medicina debería darte.
—Me duele la garganta y me arde el pecho, mi cabeza duele y siento como si mi cuerpo estuviera en llamas...
—Sin duda tienes fiebre. Tú relájate y yo me encargaré de todo.—Le sonrió y salió de la habitación.
Carol llamó a Bruce y tras describirle los síntomas de Nat el doctor estuvo de acuerdo con que tenía fiebre y que con descansar se pondría mejor. La rubia fue volando—literalmente—a una farmacia a comprar las medicinas que Bruce le había recomendado para darle a Natasha y también compró chocolates, un ramo de flores y un osito de peluche junto con el té favorito de Nat.
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Everyone loves Nat
RomanceSiete one-shots en los que los Avengers aman a Natasha Romanoff. Ironwidow Romanogers Clintasha Brutasha ThunderWidow WinterWidow Carolnat