Necesito entrar en tu interior

Cap.10

Pov Jennie

Lisa tiene sus manos en mi trasero, bueno después de esto me voy al infierno. Seguro mi mamá se da cuenta que ando casi faltando al respeto a la institución. Ahora mismo me vale todo.

Me aferro bien a los hombros de Lisa, se acerca hacia alguna pared cercana de la cancha de tenis, me recarga. Una de sus manos se quita de mi trasero y comienza a acariciar mi pierna.

Y yo con falda, dios.

Sus labios me atacan con dureza, su lengua juega con la mía y la respiración de ambas es densa. Su mano deja mi pierna y escala hacia mi pecho. Acuna mi pecho en su mano y lo aprieta despacio.

Ay no, si supiera que debajo de esta tela no hay nada. Dios, que pecadora.

Jadeo y me concentro en jalar sus cabellos. Esta sensación, es fantástica. Tira de mi labio para separarse y hablar entre cortado en mi oído.

—Jennie... - Oh, gran espíritu Santo. Su voz, está gruesa y en verdad que hace que mis viceras se hagan líquidas.—Te amo.

Solo gruñó por las interminables caricias que hace en mi pecho. Vuelve a besarme, nos despega de la pared, y con un truco de magia, su mano está dentro de mí top blanco. Su dedo... ay dios, ahora sí. No puedo ni salvar mis bragas.

—Oh, mi dios. - Esa voz, la voz. Chingada.

Lisa me baja de ella, arreglo mí top y miro a Irene, con la boca cubierta por su mano y sus ojos mirándome a mí y después a Lisa. Y justo donde no debería ver.

—Yo... no era mi intención interrumpir.— Si como no.

Lisa me mira, sus ojos están oscuros y sus labios están demasiado rojos. Trago saliva, me estoy poniendo roja.

Tomo la mochila de la banca y camino sin decir nada. Prácticamente huyo de esto. Y la escucho.

—¡Jennie!— Pero no me doy vuelta. Sigo, que seguro el auto de mi familia está fuera esperándome.

¡Irene les dirá al fc, mierda! Mañana es mi funeral.

                              [...]

Jennie 💝

Por la prisa no me di cuenta que traje tu mochila. ¿Por qué tienes una pelota de béisbol?, en todo caso me quedé con ella, espero no te importe. Rosé te lleva tu mochila. ¡NO MIRES LA MÍA!