Resumen: Inosuke piensa que la melosidad de Tanjiro hacia Zenitsu es para brindarle más energía y fuerza. El saber más sobre esos métodos, por lo que se propone a también intenta ya que, después de todo, él puede hacer las mismas cosas que Tanjiro. E incluso mucho mejor.
Inosuke está celoso.
Aunque, para ser honesto, no sólo se sentía de esa manera, la situación lo traía enfadado por completo. Inosuke no estaba simplemente celoso, él estaba enojado. Maldecía a aquel par de bobos a quienes había aprendido a tener estima y confianza. Aunque su manera de demostrarlo fuese bastante peculiar a lo que uno pudiera esperarse, pero Monjiro siempre había dicho que eso hacía que fuera especial; Inosuke nunca llegó a que comprender a qué se refería y tampoco se molestó en preguntarle.
Pero lo anterior era lo de menos, el punto era que lo estaban dejando aparte de lo que fuera todo aquello que se decidían por hacer ajenos a los ojos de los demás. Y peor aún, le fastidiaba que incluso aquellas acciones, de algún modo u otro, causaban resultado efectivo en ambos y sólo ellos, como si se tratara de alguna especie de técnica nueva, poderosa e inusual que especialmente los dos conocían.
Era demasiado frustrante todo aquello, que lo traía tan cabreado, tanto así que no se molestaría en derribar a cualquiera que se atravesará en su camino, aunque con golpear cualquier objeto hasta el punto de quebrarlo sería suficiente. Que mejor que el árbol que tenía justo en frente.
Soltó un gruñido lleno de frustración al tiempo que comenzaba a golpear a puño limpio el tronco de aquel árbol en el jardín de la finca. —¡Maldito Kentaro y estúpido Monitsu! —gruñe sin dejar de golpear contra la corteza.
Si tan solo pudiera saber de qué se trataban todos aquellos rituales que hacían, quizás él podría también aprender y ser incluso aún más fuerte de lo que ya era. ¡Podría incluso ganarle a Kentaro sin hacer mucho esfuerzo! Todas las posibilidades se arremolinaban en su cabeza, llenándolo de ideas irreales en las que él era el más fuerte de todos, Hashibira Inosuke, el mejor cazador de demonios conocido, Rey de la Montaña.
Claro que él podía hacer lo mismo que Gonpanchiro, ¡e incluso sería una y mil veces mejor!, estaba seguro. Sólo le hacía falta una cosa para poder conseguirlo, se trataba del motor principal que lo llevaría a obtener tal cantidad de fuerza: Monitsu.
Toda la determinación que acompaña a su amigo frentudo venía del rubio llorón, eso era evidente. Quién diría que tremendo pelele tuviera la capacidad de otorgar tal fuerza y capacidad, a pesar de que aparentaba la imagen de un completo enclenque llorón, claro que así era, pero el punto ahora no era obviar lo hechos.
Inosuke había llegado a esta conclusión, después de todo, era la respuesta más lógica a las múltiples veces que vio a estos dos juntos a escondidas. Sí, había llegado a espiarlos en muchas ocasiones. Aunque la primera vez que los encontró en dicha situación fue mera coincidencia. Había sido por accidente, nada más.
Y hubiera dejado pasar aquella escena sino fuera porque horas más tarde, durante el entrenamiento, la fuerza que demostró el frentudo era tremenda y espectacular, por otra parte, Zenitsu no chillaba ni se quejaba; esa era la parte más anormal de todo. Sus sospechas incrementaron cuando cierto día Kanao fue asignada a una misión y escogieron a Zenitsu como su compañero para el viaje, no importó cuánto lloriqueo al respecto, los dos partieron horas después del alba esa misma mañana que se recibió la orden. La tarde de ese mismo día, Tanjiro estaba muy distraído e incluso declinó la propuesta de Inosuke para ir a entrenar, antes de retirarse se disculpó con él y le dio palabras de aliento. Al día siguiente, pareció todo volver a la normalidad cuando Tanjiro esa ocasión le ofreció entrenar, pero seguía percibiendo preocupación en el rostro de su amigo, quizá no con la misma intensidad de ayer, pero seguía ahí.
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Geometría
FanfictionSerie de one shots de estos dos tortolos. [Los personajes pertenecen al manga de Kimetsu no Yaiba, de Koyoharu Gotōge.]