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Hades camina de un lado a otro en la su habitación, mira hacia la pared donde colgaba el reloj que adornaba aquel espacio.

Dos de la mañana.

No había logrado conciliar el sueño en toda la noche, sus pensamientos no le dejaban pegar el ojo. Suspiro sentándose sobre la cama y jugando con el cuello de la camisa gris que usaba para dormir. Paso sus manos por su cara repetidas veces, finalmente se decidió por buscar algo de beber.

Abrió la puerta con cuidado de no hacer ruido y bajo las escaleras hasta llegar a la entrada de la cocina, deteniéndose antes de entrar en esta, maldiciendo por lo bajo su mala suerte. Maléfica estaba ahí.
Se debatió mentalmente si debía entrar o no a la cocina, optó por la mejor opción, volver a la cama. Giro sobre sus talones, encaminándose hacia las escaleras hasta que sintió un agonizante dolor que lo hizo gritar.

Se había golpeado el dedo pequeño del pie.

Maldijo en voz baja, inhalando y exhalando repetidas veces.

—¿Estás bien?— Le pregunto la emperatriz quién estaba a su lado sosteniendo un vaso con agua.
—Claro— Le sonrió con dificultad.

Ella ríe, extendiendo un poco las alas, no mucho en realidad. Hades la examina de pies a cabeza, esbozando una leve sonrisa al ver su atuendo.

El hada llevaba puesta una camisa que le llegaba hasta la cintura, acompañada de un short. El Dios sacude su cabeza ante los pensamientos que se hicieron presentes en su cabeza al verla así.

Ella detiene su risa y fija su mirada en el, viendo su rostro a través de la oscuridad y perdiéndose en sus ojos, esos ojos que alguna vez amo. Y, que aunque se niegue a aceptarlo y se juro olvidarlo, los sigue amando y la siguen enamorando.

—Malefica— Musitó el Dios en un susurro —Yo...creo que necesitamos hablar.
—¿Hablar? ¿Sobre qué?— Mordió su labio inferior con nerviosismo, el cual sabía disimular bastante bien.
—Sobre...sobre el pasado, y el presente.

Hades se sienta sobre los escalones, dando pequeñas palmadas a su lado, animando a su contraria para que se siente. Maléfica sonríe, tomando asiento a su lado.

—Hades, yo en verdad no creo necesario hablar sobre esto...de verdad.
—Yo creo que sí, Maléfica. Creo que sería lo mejor para dejar de pelearnos por todo y llevarnos un poco mejor, hagámoslo por Mal.

El hada baja la mirada, reflexionando si hacer eso es lo mejor, y al mismo tiempo luchando para que ese "Por Mal" no la afecte. Suspira y levanta la mirada nuevamente. En verdad quería arreglar las cosas, y no solo por Mal, también por ella y el, por ellos. Pero al parecer el Dios no lo veía así, por lo menos no a sus ojos

—¿Sobre qué quieres hablar?
—Bueno, podríamos empezar por el por qué me odias.
—Sabes...Es algo hipócrita de tu parte que me lo preguntes— Una risa amarga escapa de su boca
—¿Hipócrita?
—Muy hipócrita
—¿Puedo saber por qué?

El Dios estaba luchando por contener las ganas de gritarle al hada, juega con la piedra azul que llevaba entre sus manos.

—Hades...Estabas casado con tu sobrina, tenías un hijo, otra familia, y nunca me dijiste nada
—Yo no fui el único que cometió errores en nuestro matrimonio, ¿tengo que recordarte como tratabas a Mal cuando era una recién nacida?
—¿Ves? Por esta misma razón no funcionó lo nuestro, ¡No dejas de tapar tus errores reclamandome los míos!
—¡¿Disculpa?!

Hades se levantó de su asiento y Malefica imitó su acción, ambos se miraron, esas miradas expresaban odió, enojo, y en el fondo tristeza. Mucha tristeza.

—¡Tal y como lo escuchaste 'Señor de los muertos'! ¡Yo no fui la única que cometió errores en nuestro matrimonio!
—¡¿Y yo en que momento he dicho que no los cometí?!
—¡Entonces déjame en paz! ¡Deja de recordarme nuestro maldito pasado!
—¡Tú fuiste quién me alejo de mí hija! ¡Tu fuiste la que nunca me dejó verla! ¡Tu nunca le diste ninguno de los regalos que le mande en su cumpleaños y te encargaste de decirle que yo era un maldito idiota que la abandonó! ¡¿Como mierda quieres que olvidé el pasado, si en este mismo te encargaste de que yo nunca tuviese contacto con Mal?!

Silencio, después de eso solo hubo silencio. Maléfica no podía refutar eso, por qué el Dios tenía razón, se había dejado guiar por su dolor, por su rencor, por su tristeza, dejo que los malos sentimientos se apoderaran de ella y se ensañó con Hades.

Hades suspira, intenta tomar el brazo de ella pero inmediatamente su contacto es rechazado. Ella se aleja a unos cuantos pasos de el, toma aire con dificultad, seguidamente mira al hombre delante de ella con un semblante tranquilo, fingiendo como tan bien sabía hacerlo, haciendo como si esas palabras no hubiesen golpeado en lo más profundo de su alma.

—Yo solo le di a Mal uno de los regalos, y ese específicamente no era para ella...— Musita con suavidad, dirigiendo su vista a la mano del Dios
—El anillo del Dragón...— Susurra el, imitando la acción de la mujer y mirando con atención uno de sus tantos anillos
—Si Hades, el anillo del Dragón, nuestro anillo de compromiso
—¿Ella lo sabe?
—Por supuesto que no

Una sonrisa, una sonrisa rota se formó en los labios del Hada, seguida de una risa seca que escapó de su pecho de una manera tan espontánea. Por un momento había dejado traslucir su dolor, y el Dios noto eso, y sintió que tenía que protegerla, sintió la necesidad de abrazarla y hacerle saber que todo iba a estar bien. Sin embargo, no lo hizo.

Extiende su mano hacia ella, tomando con una delicadeza tan impropia de el su brazo, haciendo que ella gire y lo mire. Maléfica no opone resistencia esta vez, el tacto del Dios le resulta tan cálido, tanto que tiene que retener las ganas de lanzarse a sus brazos.

—Perdoname— Dice Hades en un susurro —Creo que tenías razón desde un principio, hablar de esto no fue una buena idea...Pero yo, yo no quiero alejarme de ti, Maléfica, no otra vez. Has sido una de las mejores cosas que pudo haberme pasado— Soltó el Dios, dejando traslucir todo eso que tenía atorado en el pecho.
—Y tu fuiste la manera más linda que tuvo la vida para enseñarme que no todas las historias de amor tienen un final feliz...— Susurro igualmente sobre sus labios, besando la comisura de estos.

Los ojos del Dios se ensanchan ante el beso, haciendo que para el Hada fuese relativamente fácil soltarse de su agarré. Maléfica empieza a subir las escaleras, dejando atrás a Hades, sin mirar atrás, sin dejar que el vea sus ojos cristalinos, indicio de que quería llorar.

Ella no mira hacia atrás, y el no hace nada para evitar que se vaya, como si fuese un pacto silencioso entre ellos dos, como hace tantos años lo suyo acabo. Pero esta vez era distinto, quién renunciaba esta vez era ella.

Hades pasa las yemas de sus dedos por el lugar besado con anterioridad, sintiendo todos los sentimientos que creía muertos a flor de piel. Ve el camino por el que ella se ha marchado, como si nunca más la pudiese volver a ver.

Parpadea repetidas veces para procesar todo lo ocurrido, y finalmente se da cuenta y lo acepta, la manera en que su corazón late desenfrenado, las ganas de protegerla, el miedo de volver a perderla.

Una sonrisa melancólica se asoma por sus labios y en medio de la oscuridad y el silencio de la noche sus ojos brillan con intensidad al aceptar lo que tanto negó. Sigue enamorado de Maléfica.

Y esta vez no piensa dejar que se escape de sus brazos, dejarla primeramente fue un error, pero está dispuesto a recuperarla

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1308 palabras, captan banda
Hola bellos, ¿como están? ¿ya tomaron awa? Jsjsjs
Debo decir que ame escribir este capítulo, espero que les guste ❤
Por cierto, ¿cuántos años creen ustedes que tengo? Realmente me gustaría interactuar más con ustedes mis lectores.
Sin más, me despido. Hasta la próximAAAaaa

Un siglo, y algo masWhere stories live. Discover now