Capítulo 2

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(Kentin)

Ya hace una semana que estoy en este cuartel, o mejor dicho mí infierno personal.
Desde que llegué, como lo esperaba, no hicieron más que molestarme. Cuando se enteraron que era hijo del comandante se pusieron más pesados. Decían que por ser el hijo de un comandante no tenía porque recibir privilegios y otras cosas tontas que inventaban para tener una excusa y golpearme.
Se que tenía que ser fuerte, que tenía que comenzar a defenderme, pero no tenía a nadie que me apoyará, nadie que me diera un poco de aliento a seguir. A estas alturas creo que era preferible estar muerto.
Desde el primer momento que puse un pie en este lugar mí padre me dijo que no me defendería, que me las arreglara solo.
Solo quiero volver a casa....

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(Tu)

- Mamá no es necesario que vaya a ese lugar, ya me enseñaste todo lo que se, estoy lista para lo que sea...
- Quiero que te quede claro algo ___(t/n) se que eres fuerte, tu padre y yo lo sabemos, pero ahora con la misión que tenemos nos tendremos que ir a Inglaterra. Se nos va hacer imposible entrenarte con tus otras habilidades.
- Yo ya se controlarlas, lo sabes...
- No está a discusión ___(t/n) te quedarás con el comandante Giles, él es de mí total confianza. Ya está al tanto de todo de ti, así que no debes preocuparte.

Bueno, supongo que debo presentarme.
Me llamo __(t/n) Blake soy hija del General Aaron Blake y la Comandante Katherine Rossi. Digamos que no soy del todo su hija, ellos me encontraron cuando era una bebé y conmigo venia una esmeralda...que por lo que pude analizar es una piedra muy rara, no se de dónde soy y como llegué a este lugar pero se que fui criada con amor a la par de que, mis padres al tener cargos altos en el ejército, decidieron entrenarme para estar preparada para todo. Aunque conmigo venían otras habilidades extrañas.
Tenía más fuerza de lo común podía partir un árbol a la mitad, podía controlar las tormentas, entre otras cosas, pero cuando miro el cielo estrellado y sobre todo la luna sobre nosotros siento como si me llamara. Como si quisiera que fuera hacia ella y eso se me hace extraño.
- Llegamos....
Habíamos llegado finalmente al cuartel en donde pasaría los próximos meses, ya estaba acostumbrada a estos lugares, eran como mi segundo hogar, aunque nada era comparado al cuartel de mi padre y madre.
Mi madre saludo a unos soldados de la puerta principal y al mostrar su identificación la dejaron pasar de inmediato, podía notar unas miradas conocidas.
Miradas de burla y superioridad de los soldados que pasaban a nuestro lado. Ya estaba acostumbrada, pero en cierto modo sino supiera controlarme les partiría la cabeza.
Al fondo del pasillo había un hombre bastante alto, tenía el cabello rubio y los ojos verdes. A simple vista podría a intimidar a cualquiera pero no tenía miedo.
- Comandante Giles...- mi madre lo llamo y lo saludo como toda una comandante al igual que este señor le mostró el mismo respeto.
- Comandante Rossi, tanto tiempo...- después de pasar el protocolo se dieron un abrazo, que eso sinceramente no me lo esperaba - hacia mucho tiempo que no sabía nada de ti, ¿ cómo está tu esposo? Supe que lo nombraron general hace unos meses.
- Cierto, por ahora lo va llevando bien, se siente orgulloso de haber logrado ese puesto.
- No conozco a una persona que se merezca ese puesto más que Aaron, mándale felicitaciones de mi parte.
- Lo haré Giles, te quiero presentar a mi hija - el hombre me miró a los ojos y yo con todo respeto lo saludé.
- Sargento Blake, un placer conocerlo Comandante Giles.
- Lo mismo digo sargento, aunque a partir de ahora vas a ser un simple soldado, aquí empezarás desde lo más bajo para llegar a tener una gran posición.
- Si señor
- Tu madre me habló de ti y de tus capacidades, espero grandes cosas de usted.
- Desde luego Comandante.
- Bueno ahora puedes pasar a la sala común, ahí todos los soldados están almorzando. Tus cosas te las dejarán en la habitación.

Con esas palabras le di un abrazo a mi madre y me despedí de ella. Si bien en el cuartel donde estaban mis padres me había ganado el puesto de sargento aquí tendría que empezar de nuevo.
No me molesta sinceramente, además es una oportunidad para ver cómo se desempeñan mis compañeros en las actividades. Me gustaba analizar a mis compañeros, haber quién era el mejor, el machista, presumido o el más débil por llamarlo de alguna manera. Era una forma de conocer el entorno y tantear el territorio.

Ingresé al comedor y efectivamente todos estaban comiendo, todos se dieron vuelta en cuanto entre. No niego que me molestó las miradas de que daban.
Muchos eran muy desagradables, sabía que no era común ver mujeres en el ejército pero por lo menos que disimularan un poco.
Me dirigí a lo que parecía la barra de comidas, tome una bandeja y escogí lo que iba a comer, todo bajo la atenta mirada de los idiotas. Y claro no faltó el que quería hacerse el coqueto.
Se iba acercando hacia mí un chico alto, moreno, con ojos marrones oscuros y el cabello negro. Se veía que estaba en forma.
- Hola preciosa...- respira __(t/n), no le prestes atención - nunca vi algo tan bello pasar por aquí, eres nueva me imagino ¿Verdad?- levanté la mirada y lo vi con mi mirada más fría.
- Me encanta tu sentido de deducción, claro que soy nueva si es la primera vez que cruzo este cuartel.
- Oye tranquila...solo quería ser amable, no es lindo que una cara bonita este enojada - quería poner su mano en mi mejilla y yo la aparte de un manotazo.
- No te atrevas a tocarme o sabrás de lo que soy capaz.

Me aleje y con la mirada buscaba una mesa para sentarme, todos estaban ocupados y la verdad no me quería sentar con ninguno de estos babosos...

- ¡Ya no tengo nada déjenme!- en una mesa del fondo escuché a un chico, no podía verlo debido a que un grupo de 3 chicos estaban adelante de él. Era obvio que lo molestaban, siempre me molestaron estas cosas. Además no entendía esa necesidad de los hombres de golpearse entre sí sin sentido.
Pero mi sentido común pudo más conmigo y me acerque a esa mesa, las miradas seguían atentas sobre mí.
No le daba importancia solo quería ayudar a ese chico.
Cuando estaba a dos pasos de ellos apoye mi bandeja en esa misma mesa y le toque el hombro a uno de ellos. Si bien ellos eran bastante altos no les tenía miedo.
- Disculpen, ¿se pueden hacer a un lado? Es que quiero sentarme
- Vaya vaya...miren la belleza que se unió a este cuartel - aparte la mirada y pude encontrarme con una mirada de color verde mirándome. Era un chico bastante bajo a comparación del resto, tenía grandes anteojos que parecía de una mosca. Y su corte era bastante peculiar. Este tipo de chicos es los que agarran de blanco para sus burlas - lo lamento preciosa pero ahora estamos ocupados - me dio la espalda, agarre el vaso de agua que tenía y volví a tocarle el hombro, cuando se dio vuelta le tiré el vaso en toda la cara - ¡Que te pasa! ¡Quien te crees que eres mocosa!
- Nadie me da la espalda y me hace de menos ¿entiendes idiota?- todos se quedaron en silencio, veía enojo en los ojos del tipo frente a mí.
- ¡Ahora verás!

El rubio grandote se abalanzó sobre mí, lo esquive y por detrás me garro mi cabello y comenzó a tirármelo. Me dio risa y simplemente le agarre la mano y le quebré la muñeca sin esfuerzo.
- ¡Ahh! ¡Mierda!- su mirada se dirigió a los otros dos chicos - ¡que haces ahí imbéciles atrápenla!

El siguiente vino y le di una patada en el estómago y al otro le hice una llave y lo deje boca abajo mientras le había presión con la llave.

- ¡Basta me rindo! ¡Por favor suéltame!

- Desaparezcan de mi vista sino quieren problemas.

Los tres chicos se alejaron con una mirada llena de odio y vergüenza. Nadie en toda la sala hacia un ruido pero poco a poco el ambiente se fue calmando.
Fui a buscar otro vaso de agua y me senté a comer. El chico al que estaban molestando se sentó al frente mío, pero notaba que no tenía nada de comida.
-¿No vas a comer nada?- le pregunté intentando ser amable, no quería que pensara que era una bravucona.
- No puedo retirar otra bandeja, solamente es una por persona - decía cabizbajo ocultando su mirada tras esos enormes anteojos.
- ¿ Quieres un poco?- le extendí mi bandeja- compartimos así no tienes hambre.
- No... No es necesario, además tú también tienes que comer.
- No te preocupes además esto es mucho para mí sola así que saca sin problemas.

Al principio dudo en tomar un poco pero lo mire con una sonrisa y termino por comer. Hubo un rato de silencio, estaba en mi mundo distraída hasta que esté chico comenzó a hablarme.
- Gracias por defenderme antes...- dijo con una voz baja y bastante tímido.
- No tienes porque agradecerme, detesto a la gente que molesta a los demás para sentirse superiores.
- Quisiera tener tu confianza y fuerza. La verdad eres genial.
- Tampoco es la gran cosa, desde niña tuve que aprender a lidiar con este tipo de cosas. Por cierto ¿cual es tu nombre?
- Me llamo Kentin...pero me suelen decir Ken.
- Un gusto Ken me llamo ___(t/n) espero que podamos ser grandes amigos...

Amor desde las estrellas (Kentin y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora