Capítulo 3

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Así se sucedieron los días siguientes, que se convirtieron en semanas y estos en meses. Entre conocerse e ir de a poco explorando su relación, llego el momento en que ambos se prepararon para pasar una velada romántica en casa de la rubia...ambos estuvieron de acuerdo en que ya era tiempo de pasar al siguiente nivel...es decir, entregarse en cuerpo y alma a su amor.

Neil todavía se lo pensaba un poco, no quería que ella imaginara que el sexo era lo único que él perseguía, ella al contrario parecía muy animada con la idea de intimar con su enamorado novio,  con eso lo amarraría de una vez por todas...y por ende a la fortuna de su familia, así que lo decidió una noche anterior, después de una sesión de besos y caricias desbordantes de pasión, después de todo, funcionaban de maravilla juntos y lo más seguro es que una boda se celebraría próximamente en la mansión de los Leagan, pues según se estaban presentando las cosas, sus planes iban viento en popa.

Al llegar juntos al departamento de Candy , esta se sorprendió gratamente, pues él, que tenía llaves de su departamento, había encargado a su empresa de hotelería el arreglo del departamento, la mesa lucía con un hermoso mantel bordado y encima de ésta, velas y rosas rojas, copas de cristal cortado, botellas de champagne...música suave de fondo, un ambiente cargado de romanticismo, todo lo que un hombre enamorado desea para que la primera experiencia en el amor de su novia sea memorable, todo tenía que ser perfecto para amenizar el momento.

-¡Neil!, pero que agradable sorpresa mi amor.- a ella se le llenaron los ojos con tantos detalles y lo abrazó efusivamente, cosa que a él le complació y se lo demostró con una sonrisa de oreja a oreja y tomando a su novia entre sus brazos la acompañó a la mesa, donde retiró la silla para que se acomodara en su asiento.

-Eso es lo que tu mereces cariño...quiero consentirte en todo...-dijo esto depositando un beso en los labios de la rubia que se los ofreció sin reservas.

Después de una maravillosa cena y bastantes copas de champagne, se dirigieron a la recamara, ahí estaba la cama adornada con de pétalos de rosa, lo que a Candy le pareció un bello detalle, así que sin más preámbulo, pasaron a la acción.

Neil la abrazó a los pies de la cama y ella que ya estaba un poco mareada por el champagne, le correspondió con un ardiente beso cargado de lujuria, él también se sentía que se le habían pasado las copas, pues Candy pareciera que lo quería emborrachar, cada vez que el terminaba su bebida, ella rápidamente le servía otra, pero en fin, la ocasión lo ameritaba así que estaba encantado con las atenciones de su novia.

Terminaron de despojarse de la estorbosa ropa y cayeron pesadamente en la cama, rodando hasta llegar al centro de la misma, ahí él se colocó encima de Candy que con las piernas alrededor de su cintura lo aprisionaba contra sí, él le prodigada decenas de besos en los labios, el cuello, lo senos, mientras ella gemía descontroladamente en señal de que estaba excitada al máximo al igual que él que se acomodaba entre sus piernas deseoso de penetrarla, pero estando consciente de que era la primera vez de su inocente noviecita, tenía que ir despacio.

-Neil...hazme tuya de una vez...no puedo esperar más...me encantas, me excitas, dámelo ya papi...mmmmm.- le decía mientras ondulaba las caderas y apretaba con ambas manos los musculosos glúteos del moreno para pegarlo contra ella.

A él en medio de toda esa vorágine de pasión, le complacía sobremanera el haber despertado en su novia ese deseo que parecía ser irrefrenable, pero al mismo tiempo no se imaginó que se pudiera conducir así, con tanta desinhibición.

Pero Neil, se sentía en el paraíso y tenía la mente nublada de deseo y no pudiendo aguantar por más tiempo, pues ella lo instaba con vehemencia, se dispuso a hacerla suya decididamente, pero conteniéndose un poco para no lastimarla pues él era un hombre muy bien dotado y sabía que era inevitable que sintiera dolor.

Tu castigo será verme felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora