03 Conociendo a mi comprador...

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Luz...

Cámara...

Acción...






~AURORA WELEY~



Es duro aceptar la realidad, pero así es. ¿Para qué mentir?

Por más que no deseemos vivir en esto, no logramos cambiarlo. Aspiramos una vida mejor de la que tenemos. Porqué ésta que vivimos nos ha hecho tanto daño que hasta intentamos sostenernos de lo mínimo que tenemos. Pero aveces no llega a ser suficiente, siempre deseamos encontrar ese algo que no motive y guíe. Lo admito, me miento a mi misma al pensar que estaré mejor, ya que sé que adentro de mi no será así. Para ganar se necesita mucho. Tengo en mí la fortaleza y la determinación de no abandonar lo que quiero. Y lo que más he deseado es ser libre y crear mi propio destino.

Puede qué los regalos no desiden con quién ir y con quién no. Sólo nos mantenemos como simples objetos a la espera de ser abandonados, maltratados, inclusive perder la validez o interés que tenía el comprador. Exsisten compradores que pueden llegar a cometer un error muy grande. Al no ver y conocer la mercancía, esta podria llegar a volverse un problema.

Estoy segura de que eso seré para él, un problema que deseara acabar para siempre. Que querrá cortar de raíz, no contará que pienso hacerle lo mismo. De una u otra manera debo acabar con ese hombre. Todos estos años encerrada, maltratada. Creando mi fortaleza para prepararme para éste día ha llegado. Y este hombre no podrá contra mi. Le demostraré a él y a esos buitres que tomaron la peor decisión de su vida. Los haré llorar, rogar. Mi venganza ira contra ellos y todos los responsables en provacarme tanto dolor.

Su tronco volteó a mi dirección, sus castaños ojos se encontraron con los mios. Su cabello estaba perfectamente peinado de un lado, su barba era notoria de pocos días. Lo fruncido de sus cejas  me provocó escalofríos. Me observó con extrema cautalesa pero del mismo modo analizandome por completo.

—Así que, ¿Tú eres mi Regalo?—Preguntó recalcando su acento italiano.

Oh. No, no él.

¿Regalo?

¿Tengo cara de objeto o qué?

Respiré profundo—Lo soy.

— Sei ancora una bambina —Todavía eres una niña. Bufó—No comprendo porqué mis padres están tan desesperados que tuvieron que comprarme a una bebé. ¿Hablas por tú cuenta o debo enseñarte?

Estruje mis puños, conteniendome—Sé hablar, y a diferencia de ti, si tengo educación.

No puedo cerrar la boca por más que lo intenté.

—Vaya,—Río—¿Quién diría que por primera vez alguien me enfrentaría?—Se mofo.

¿Como?

No esperaba esa reacción.

¿Quién es éste hombre?

Se sentó en la silla—Siéntate.

Me crucé de brazos —¿Por qué debería?

Noté su mano volverse puño—Mi madre me comentó que en este lugar enseñan a obedecer, y que guían a la mujer para respetar y doblegarse al hombre.

Me senté enfrente a él —¿Ah, si? ¿Y cuál es tú opinión? ¿O no tienes una?—Sus brazos se tenzaron—Acaso,—Sobe mi mentón—¿Tú madre domina tú vida?—Me burle.

R E G A L ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora