➢09『Rᴀғᴀɢᴀ ɴᴏsᴛáʟɢɪᴄᴀ』

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El azul que coloreaba el cielo poco a poco se hacía más cálido hasta adquirir hermosas tonalidades anaranjadas que avecinaban un cálido atardecer. Seguían ahí, en esa extraña posición y disfrutando de la compañía del contrario en un silencio cómodo y acogedor. Él, descansaba plácidamente a su lado negándose a la realidad, negándose a dejarla ir; dejaba escapar ligeros suspiros mientras subía y bajaba su pecho con su calmada respiración. Era tan hermoso incluso durmiendo, pero a ella no le correspondía admirar su belleza sino a otra persona y, la de otra persona.

Y esa otra persona llevaba el nombre de Shu Kurenai.

Tal vez.

Lo recordaba perfectamente; la calidez que sentía entre sus brazos, la deslumbrante sonrisa que le regalaba diariamente acompañada de la pronunciación de su nombre con esa voz que era como una melodía que aceleraba su pulso con cada “te amo” pronunciado en sus constantes llamadas telefónicas. Le parecía absurdo, no, más bien lo era seguirlo amando después de su prolongada ausencia pero quién podría culparla por recordar un sentimiento tan bello como el de sentirse querida y protegida. Eran vastas las posibilidades de un reencuentro tomando en consideración aquella pregunta tan inesperada de Valt Aoi, que como ella, había perdido contacto con el albino de divinos ojos color escarlata.

Esa pregunta debía tener un significado oculto con su impensada aparición pero no se sentía con el coraje de descubrir la historia completa.

Se recargo sobre el lado izquierdo de su cuerpo, contemplando al blader postrado a su lado, respirando tan tranquila y despreocupadamente que era envidiable la placidez con la que dormía. Una sonrisa se le dibujo en el rostro recordando su cómico y dramático primer encuentro, digno de ser capturado en pantalla por una cámara gracias a los extraños y divertidos gestos expresados en su rostro. Algo tan similar había ocurrido ese día, el día que descubrió ese lugar tan fantástico y de ensueño.

«Había terminado una de sus tantas llamadas con su novio; ah, que extraño le sonaba pero esa era la realidad. Se postro sobre su cama con ambos brazos extendidos disfrutando de la comodidad y sencillez que la misma le proporcionaba. No había nada que pudiera arruinar ese día tan prometedor.
Un suspiro salió disparado de sus labios mientras sus párpados caían lentamente buscando una relajación absoluta de cada uno de sus músculos; una mudanza era cansada y, una semana de arreglos e imprevistos la habían mantenido ocupada y sin un solo minuto para si misma o para explorar las bellas calles de su nueva ciudad.

—¡_____! —el golpeteo de la puerta intervino en sus planes y con ello, una exclamación había salido de su boca.

Se puso de pie a regañadientes, pronunciando inaudibles maldiciones por su sueño interrumpió.

—¿Qué? —contestó tajante a su madre que exigía la entrada a su pieza—. ¿Se te ofrece algo, mami?.

No podía haber sonado más sarcástica.

—Oh, cielo, dos pequeños te esperan en la sala de estar, dicen que es importante.

¿Pequeños?. Caminaba por los extensos pasillos de su nuevo hogar, tratando de hacer memoria; no recordaba haberse topado antes con un par de niños y mucho menos haberles dado la dirección de su casa, quizás solamente se trataba de una broma de mal gusto que intentaban jugarle a su madre y claro, ella sería el medio perfecto para confirmar las sospechas.
Ingreso a la mencionada zona donde dos pequeños columpiaban sus pies en los altos bancos de una mesa que hacía conexión con la cocina. Y los recordó, más nunca recordó haber mencionado su dirección.

—Son ustedes los del gato —señaló al hacer memoria de ese extraño momento. Ambos, Kid y Honey asintieron frenéticos—. ¿Y se puede saber que los trae hasta aquí y cómo?.

Su voz tenía cierta entonación agresiva pero era culpa suya al haber irrumpido en sus horas de siesta.

—Te vimos entrar aquí —la niña respondió sonriente.

—Asi que deducimos que se trataba de tu casa—y el niño concluyó la explicación.

—¿Y...?

—Eres nueva, así que pensamos en que podríamos mostrarte el lugar.

Bien, ahora se sentía como una viejita cascarrabias por pensar tan mal de las intenciones del par de angeles —con intenciones ocultas— frente a sus ojos.»

Una sonora carcajada había escapado de sus labios, pero ésta fue rápidamente reprimida por una mano que tapo su boca de manera sorpresiva, sobresaltando la en el acto. Free la veía monótono, sin despegar su mano de esos labios suaves y tersos al tacto; nuevamente trato de reírse, esta vez, de su mueca somnolienta.

—¿Qué es tan gracioso? —inquirió con la voz ronca y cansada.

Balbuceó burlona, haciéndole captar la indirecta que la peli--- intentaba dirigirle y sin más, le quitó la mano de encima.

—La forma en la que te conocí —el rubio encarnó una ceja confundido—. Lo estaba recordando y... ¡No puedo creer que pensarás que me encontraba enferma!.

Sus risas no cesaban y por mucho que le gustará, ciertamente la hacían ver como una chica sufriendo de una enfermedad. Rodó los ojos y vió hacia el cielo, tan pronto y este ya se encontraba oscuro, siendo iluminado únicamente por las esferas brillantes que acompañaban a la luna cual fieles guardianas. Era hermosa la noche y, más aún lo era la chica que reía divertida al lado suyo en ese paisaje tan acogedor gracias a las luciérnagas que me rodeaban alrededor suyo.

Finalmente se decidió por alejarse de su tacto para poder incorporarse.

—Es tarde, deberíamos volver —sugirió dando pequeñas palmadas a su atuendo para despedirse del polvo que se le había impregnado—. Si no mal recuerdo, hoy no pediste permiso a tu madre, ¿verdad?.

Y esas carcajadas al fin pararon. Haciendo a la chica responder con su silencio.

—Tienes razón —tosió para recuperar la compostura y se puso de pie con su ayuda—. ¡Por eso cuando lleguemos le pediré quedarme!.

—¿No crees que ya has pedido demasiados permisos?.

Un suspiro salió de sus labios:— mientras esté contigo, a ella no le molesta.

Su cuerpo se tensó por breves instantes y, como uno de los tantos síntomas extraños que se le habían presentado, la sangre se le subió a las mejillas haciendo notar un impredecible rubor que pasó por desapercibido con su característica expresión paciente.

Si ____ únicamente le “atraía”, no podía imaginar la manera en la que se pondría si Kristina fuera la dueña de esas palabras.

—Solo... vamonos.

『Dedicación: ElLunarDeLaRata』

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『Dedicación: ElLunarDeLaRata

¡Muy pronto tendrán actualizaciones frecuentes y capítulos largos! Lo prometo solo... Denme tiempo...

Continuación; 20 votos.

Sé que estoy haciendo cambios muy radicales en cuanto ala personal de Free, y espero esto no les moleste, es solo que pensé en el supuesto “las personas cambian al encontrarse enamoradas” y decidí emplearlo porque me pareció apropiado, es decir, si eres alguien serio y dedicado —como Free— obviamente habrá un detonante que te haga abrirte sinceramente a tus emociones entonces... ¡Espero no haya problemas con estos pequeños cambios!

Atte: Alicia Penican

Dᴏs, ɴᴏ ᴛʀᴇs •[2x1 | Temporada II]• [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora