Con la ayuda del despertador, sus ojos se abrieron con lentitud y pesadez para empezar un nuevo día que parecía ser muy prometedor.
Hizo a un lado sus sábanas e incorporo su cuerpo tomándose unos segundos para despertar completamente al mismo tiempo en que estiraba un poco los músculos para salir de su cómoda cama que parecía abrazarlo con fuerza para que no se alejara.
Ya menos somnoliento, se levantó a darse una refrescante ducha que lo ayudaría a mantener los ojos abiertos. Estaba hasta cierto punto aliviado, el trabajo que le quedaba era menos que el del día anterior y si terminaba, tenía la oportunidad de tener el siguiente libre para hacer lo que deseara y, entre sus planes, lo primordial era descansar.“No tanto como lo habría sido seguir con ella, ¿Verdad?”.
Abrió sus ojos en cuanto el agua fría cayó sobre su cuerpo. Esas palabras resonaban una y otra vez en su cabeza, reproduciéndose repetidas veces como alguna escena de su película favorita que se negara a olvidar. ¿Quién habría sido el dueño de esa voz? Y, ¿Cómo supo lo que pensaba?.
Al cabo de diez minutos, salió con una toalla envuelta en su cintura, dejando al expuesto parte de su torso. Tomo unas cuántas prendas de su armario y se vistió dispuesto a salir de su pequeño pero cómodo hogar.Caminaba con las manos en los bolsillos de su saco, mantenía la cabeza gacha y su mente se encontraba tratando de descifrar al individuo que lo acompañó durante su pequeña depresión. Era una voz conocida, casi tan parecida a la suya pero no tenía lógica que pudiera tratarse de él. Resopló al darse cuenta que ya había llegado, ingreso a la institución y finalmente se encaminó a su despacho donde estaba seguro, que alguien lo esperaría en la entrada. Y no se equivocó; una chica de voluptuosa figura y largos cabellos rubios esperaba a su llegada con unos cuantos papeles entre sus brazos.
—Navine —saludó a la chica sacándola de sus pensamientos y formando una sonrisa en sus labios.
—Buenos días —correspondió al saludo extendiendo le los papeles—. Mi papá me dijo que te entregara esto.
Los tomó y miró por unos segundos.
—Son las fichas de algunos bladers que desean ingresar al nuevo programa.
Permaneció unos cuantos segundos mas, pensativo, y logró divisar un sobre al final de todos los papeles. Lo saco de su lugar y mostró a la chica, quién con una mano en su mentón lo observaba con detalle.
—¡Oh, ese! —exclamó—. Es especial; él mismo Valt Aoi lo envío, según recuerdo, la nota del envío decía que su contenido era de un gran blader que pese a estar aprendiendo, tenía un futuro bastante prometedor.
La miró perplejo. ¿Su mejor amigo había echó eso?.
Con silente, saco unas llaves de su abrigo y se dispuso a abrir la puerta de su oficina, preparado para hacer la revisión de todos y cada una de las solicitudes. Y habría entrado y terminado lo más rápido posible, de no haber sido por la rubia que tomó parte de su prenda deteniendo lo.—¿Hay algo más? —inquirió con cansancio, tomándola por sorpresa. Se veía ligeramente cambiado a comparación de otros días.
—En realidad... —guardo silencio por unos momentos sintiendo como un tono rojizo tomaba poder de su mejillas ligeramente maquilladas—. Me preguntaba si te... ¿Te gustaría ir a almorzar conmigo?.
El joven permaneció callado, mirándola solamente mientras que ella esperaba ansiosa a su respuesta. Escucho un resoplido, y bajo la mirada entristecida; sabía que era lo que contestaría.
—Tengo mucho que hacer —le dió la espalda y, ni siquiera se preocupó en agregar más dejándola algo afligida por su actitud.
¿Acaso le había echó algo para portarse tan grosero?.
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Dᴏs, ɴᴏ ᴛʀᴇs •[2x1 | Temporada II]• [PAUSADA]
Fiksi PenggemarCon el tiempo las personas aprenden a olvidar, las heridas tienden a sanar y un corazón roto eventualmente se repara. Nunca hubo razón para ya no obtener palabra, para solo contar con ese horrible silencio que emitía su celular y el timbre de su hog...