Segundo Día

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Un espejismo

—Yoongi… Mini Yoongi —Namjoon no podía creer que aunque lo había llamado por aquel infame apodo, Yoongi siguiera completamente desmayado sobre uno de los dos catres que poseía la habitación que compartían en el hostal.

Cuando Namjoon llegó al hostal ayer, ya cuando el sol se había ocultado, se había encontrado a Yoongi dormido sobre el colchón, con la ropa de calle y los zapatos puestos, por lo que decidió no molestarlo. Esta mañana, sin embargo, ya era otra historia. Namjoon consideraba que Yoongi llevaba durmiendo demasiadas horas.

Había que tomar medidas extremas.

—Yoongi… —el más alto se acercó a la figura desmayada de su amigo, cautelosamente; cuando estuvo cerca de su oreja, le gritó, muy apurado:— ¡Tu piano se cayó por las escaleras, está destrozado!

Min Yoongi se incorporó de un salto, confundido y torpe, intentando hablar pero fallando debido al reciente despertar. Namjoon se partió de la risa antes de sentirse culpable por lo que acababa de hacer. Es decir, estaban de vacaciones. Yoongi había dejado su preciado piano en casa, a salvo.

—Es que no reaccionabas, comenzaba a preocuparme tu vida… —dijo, con los restos de una sonrisa.

Yoongi frunció el entrecejo y se llevó la derecha a la frente, cerrando con fuerza los párpados. Namjoon miró con curiosidad mientras Yoongi hacía acopio de lucidez.

—¿…Cuánto tiempo llevo durmiendo?

—Desde ayer en la tarde, supongo —contestó Namjoon, entrecerrando los ojos para recordar mejor—. Oye, no me digas que ayer te metiste en algún bar o algo por el estilo.

—E-en… Cinco días… Me quedan cuatro días… ¡De-debo volver a verlo! ¡Tiene que darme alguna explicación…! Vo-voy a morir… La rata… ¡Bubones!

—Escucha, nada de lo que dices tiene sentido… —Namjoon se rascó la nuca, como desenredando confusiones, pero eso jamás sucedió, porque Yoongi se levantó del colchón y se dirigió a la puerta, todavía un poco tambaleante. Un botón se accionó en el más alto que hizo que se hiciera cargo del desastre que era su amigo.

—Espera, al menos cómete algo. Te prepararé un café muy cargado, ¿de acuerdo?

Si alguien le hubiese dicho a Namjoon que Yoongi había sido abducido, les hubiera creído. Después de que la cafetera desbordó su café, Namjoon le sirvió en una taza descarapelada a su amigo, quien se limitó a beber a sorbos mientras seguía ensimismado, con el rictus propio del terror.

Parece que en verdad odia este lugar” se lamentó Namjoon, sintiéndose culpable por haber sido quien había elegido el lugar. Mordisqueaba la rebanada de pan tostado mientras pensaba a toda velocidad en maneras de alegrar a Yoongi, cuando Yoongi se puso de pie lentamente y anunció que volvía en un par de horas.

Namjoon se quedó muy confundido.

Por su parte, Yoongi no tenía ni la menor idea de lo que pasaba por la cabeza de Namjoon, porque lo único que Yoongi tenía en la cabeza era esa tienda a la que había entrado ayer. El olor ácido y dulce, la frescura, el agua deliciosa, la belleza de… De Park Jimin.

¡Había dicho que se llamaba Park Jimin! No tenía sentido nada. Yoongi había inventado el nombre sobre la marcha…

(¿Verdad?)

Su mente iba a una velocidad vertiginosa, por lo que la mitad de sus pensamientos no tenían sentido, y cuando menos se dió cuenta, Yoongi se topó con el final del callejón.

Este callejón era diferente al de ayer: era un callejón más estrecho, donde apenas cabrían dos personas, caminando hombro con hombro, y además era muy alto, porque los edificios a sus lados poseían tres o cuatro niveles.

Cinco Días [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora