Iglesia

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Creí que era una sublime hazaña, heroica era la forma
de conseguir insolentes verdades.
¡Amén!

Algunas veces somos infames, desmintiendo cada gota de agua,
para que el mar nos trague
y seamos libres de toda inmundicia.

He de jurar ante mi fiel botella,
que resistiré ante los demonios
de la sociedad, para llegar al cielo.

Hay ocasiones en que el monstruo
es pérfido, oscuro y humano,
y una vez por semana
va a la iglesia.

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Poesía SurrealistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora