Último intento y primera decisión

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Resumen:

En otro intento fallido de lo imposible, Shen Qingqiu toma una decisión importante.

Precuela de "Esta boda y ese banquete".








Asintió, mirando el paisaje calmo y perfecto. Lo haría aquí.

En posición de loto, a mitad del bosque de bambú que lo rodeaba, Shen Qingqiu comenzó a meditar. Inhala y exhala, repetir hasta calmar el corazón, como había aprendido en su juventud. Con ojos cerrados, deja que el aire limpio entre, conéctate con la tranquilidad que te rodea y concentra tu qi en el centro de tu estómago.

Lentamente, con la suavidad con la que el viento mueve las hojas de bambú, sin precipitarse. Imagina la forma de una pepita de oro o una perla, con eso se puede comenzar a moldear. Primero un pequeño remolino de energía, después algo más compacto, sin dejar que se mueva de su posición inicial. Alejado de la cabeza y el corazón, sin permitir que lo mundano interfiera con sus creación. Aplica fuerza, solo un poco, refina el pequeño remolino que debía volverse cálido, no la refrescante brisa usual, sino algo parecido a un hogar. Un hogar en el que dejaría su cultivo y vida, echaría raíces y confiaría.

Pero ¿Cómo es un hogar? Susurró su mente inquieta. Su corazón ya no fue tan pausado, retumbando en su oído. Él no pudo responder.

¿Cómo es un hogar? Shen Qingqiu no podía ni siquiera saber qué es. Tuvo uno alguna vez, un hermano mayor seguro y estable. Cálido como un hogar, pero que le dejó en la fría nieve una vez pudo. Y él esperó, y esperó, y esperó...

Sus manos se volvieron heladas, su corazón una púa de hielo y el recuerdo de la calidez se extinguió con el soplo de la brisa. Avivado, frío y furioso, el remolino empezó a moverse, deshecha la capa que lo retenía ¿Estaba así otra vez? Filoso y astuto, no cálido y seguro.

Inhaló y exhaló con más fuerza, una y otra vez, repetía hasta que su corazón ya no fue capaz de calmarse. Cómo en una pesadilla, la energía se volvió una tormenta y su mente solo lo empeoró ¿Otra vez así? Se quejaba ¿No podía hacer esto bien? Le recordaba.

Había muchas razones por las que no podía hacerlo bien, y todas eran su culpa. Esperar lo hizo viejo y amargado, buscar lo destrozó e hizo inútil. Para cuando quiso intentar, ya no era más que brisa fría, apagada e innecesaria. Demasiado viejo, escuchó una vez, pelea sucio, escuchó diez veces.

Las derrotas contra ese mocoso engreído sin gracia fueron mostradas por su memoria. Cualquiera vomitaría sangre por algo tan bajo de nivel. Palabras clavadas miles de veces en su frente y hechos que le hacían temblar de ira. Si por su opinión fuera, hasta un niño sin cultivo era mejor que él.

Ah, de hecho, se lo había dicho una vez. La pequeña bestia talentosa, una rata callejera con demasiada inocencia. Su discípulo siempre servicial y golpeado, tan tonto y sin comprender la vida.

Una mordida en su labio le hizo sangrar, poniendo esa desagradable imagen de un niño cubierto de té fuera de su cabeza.

Desagradable, patético, ridículo ¿Cómo podía ser ese niño tan similar al espectro de su pasado? ¿Por qué al escuchar Luo Binghe tenía su cerebro que cambiarlo por Shen Jiu? Su respiración se volvió más animal y su abdomen comenzó a ser tragado por un vacío.

💚💘BingJiu Week 2019💘💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora