Página 40: Días 15-30 (II)

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Hola a todos, gracias por estar ahí, como siempre la historia es para mayores de 18 años, y ni los personajes ni la imagen me pertenecen.

Querido diario: Perdóname.

Sé que no he escrito en tus páginas hace días, que te he tenido olvidado, guardado en un cajón en mi escritorio y bajo llave, escondido de todo el mundo e incluso de mi misma, y la razón no es otra que el miedo que sentí aquel día...cuando lo vi frente a frente, esperándome en mi habitación.

***

Hace días que volví de la misión que me llevó a mi y al resto del equipo siete hasta la aldea de la Arena, donde casi, y digo "casi", entre comillas y sin creérmelo todavía....me salvé. Aún recuerdo su mirada tan penetrante que calaba hasta mis huesos, su mano en mi hombro más fría que nunca, y mi rostro somnoliento y algo cansado, que de un momento a otro se recompuso e intentó parecer lo más normal posible. Sin embargo lo que más me sorprendió fue el darme cuenta cuanto había cambiado desde su partida...en el momento en el que, con toda calma y parsimonia le mentí a Sasuke sin titubear.

Él me miró sorprendido, queriendo encontrar algún fallo en mis palabras, algún indicio de que yo mentía, pero no fue así, es más, no le di la oportunidad de aclararle nada. Le respondí con total seguridad y acto seguido quise dejarle con la palabra en la boca, pero él fue mucho más rápido que yo, y sin previo aviso me acorraló entre su cuerpo y la puerta de mi habitación.

Emití un leve gemido de dolor ante su agarre que no pasó desapercibido por él, su mirada había cambiado nuevamente, sus ojos rojos quisieron intimidarme, y casi lo lograron, pero en el último momento me recompuse y con toda mi fuerza (que no es poca), lo alejé de mala manera, zafándome inmediatamente de su agarre.

Sasuke ante el ruido que estábamos haciendo entendió que lo mejor era calmarse, y no alertar a nadie, y mucho menos armar un escándalo en aquel lugar. Su expresión volvió a ser la misma de siempre. Me quedó mirando una vez más y desapareció de mi vista, no sin antes decirme que me estaría vigilando y que cuidara mis pasos.

Entré inmediatamente en mi habitación, las lágrimas se iban acumulando y pedían salir de mis ojos, me sentí asustada y confundida por la actitud de Sasuke. Después de varios minutos me tranquilicé y decidí no darle más vueltas al asunto, de ahora en adelante debería tener cuidado con él, no quería que se enterara de lo que existía entre Kakashi-Sensei y yo.

El que alguien se enterara de lo nuestro sería el fin para ambos ya que aunque somos adultos, la aldea jamás toleraría una relación entre una alumna y su maestro. Estaría mal visto, y supondría el fin a nuestras respectivas carreras, eso sin contar con que el más perjudicado sería sin lugar a dudas Kakashi-sensei, y eso es algo que yo jamás permitiría.

***

Regresamos a Kohona sin mayor percance, habíamos completado el objetivo y ya no teníamos nada más que hacer en la Arena. Durante todo el trayecto de vuelta Sasuke me ignoró completamente; ni una mirada, ni un gesto, ni una sola palabra. En el fondo me alegré de que las cosas fueran así entre los dos, y deseaba olvidar sus palabras, pero estas no me dejaban de atormentar, y permanecían muy presentes en mi cabeza.

Regresé a mi casa después de despedirme de Kakashi-Sensei y de Naruto. Mis padres sorpresivamente se encontraban en casa, se alegraron mucho de verme, y por primera vez en mucho tiempo, cenamos y comimos todos juntos en familia. Pasé varios días antes de ver a Kakashi-sensei. De nuevo lo habían mandado otra misión hasta la Aldea de la lluvia.

Tsunade-sama, era muy exigente y no dejaba a nadie sin trabajar, siempre procuraba tener nuevas misiones para todo el mundo. El dinero y el poder que representaban los ninjas era lo más importante para mantener el estatus de la aldea, así que entre más misiones realizadas, más reconocimiento tendría Kohona...solía decir. Tenías que estar muy mal herido para darte de baja y poder descansar, menos mal que dado mis conocimientos médicos me había dejado trabajar en el hospital. Aunque supervisaba a menudo tanto mis avances en el trabajo, como mis entrenamientos.

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