Capítulo 6 " Festival de Verano 2" ✔

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" Y sé que eres inmune a los sentimientos. Así que no entenderás lo que se siente "
 
*
 
Justo cuando mis ojos se posan en su boca, que está comenzando a moverse para decirme todo lo que supuestamente tenía por soltar, justo cuando comienzo a imaginarme todos los escenarios posibles...
Llega Laura y le da tal empujón a Alan, que este casi termina en el suelo, de no ser porque logra estabilizar nuevamente.
 
—¿Eh y qué le paso a ella? —dice volteando a mirar el camino hacia las cabañas, que es por el mismo que se está yendo Laura ahora.
 
《Yo sí sé qué le pasa, está celosa, y además está completamente loca》, pienso, pero prefiero no decirlo en voz alta.
 
—Lo siento... creo que —dice alternando la mirada entre Laura y yo—. Iré a ver qué le pasa.
 
—Okay tranquilo, no pasa nada —le digo recibiendo demasiado de sus cosas en menos de diez minutos, otro puñetazo al corazón por tercera vez.
 
Por suerte, y como si fuera por arte de magia aparecen María y Paula por el mismo camino que se fueron Alan y Laura hace un momento, evitando así que me quede sola en medio de esta multitud.
 
—¿Y a esos que les pasó? —me pregunta María de forma directa.
 
—Nada, la novia de Alan que está media loca, él estaba hablando conmigo y Laura apareció de la nada y lo empujó —relato en pocas palabras.
 
—Loca y media dirás —afirma Paula luego de escucharme.
 
—Aunque yo quiera, no puedo ni debo meterme allí. Ya Adrien me lo ha advertido, pero espero de todo corazón que, en algún momento, Alan se dé cuenta de cuántas cosas hay en el mundo exterior —me dice María en una indirecta directa—. Y también espero que cuando abra los ojos, no sea demasiado tarde —termina de forma sería.
 
—Mary, sé que me tienes mucho cariño y que me quieres ayudar. Yo lo entiendo, pero si las cosas no se dan, quizás es porque no es ahí. ¿Quién sabe...? Yo siempre he dicho que sólo las parejas entienden y saben lo que hay entre ellos. Por lo que quizás, ellos estén pasando por un mal momento, pero en el fondo, pueden ser el uno para el otro —digo recordando la pasada conversación con Alan.
 
—Ay Ale, o eres demasiado buena e ingenua, o eres muy boba. ¿No ves que desde que llegaron, se han pasado todo el día discutiendo? Y está de más decir que no he visto ni una muestra de afecto, ¿No ves que no se hacen bien de ninguna forma...? Es más... ¿Qué crees que estuvo haciendo ella todo este tiempo que no ha estado acá? Porque te aseguro que no ha ido con ese rubio que está en la cafetería, sólo para conversar y mucho menos demorándose una hora para pedir comida precocinada —me dice y la cruda realidad me comienza a golpear.
 
—Pero... —comienzo intentando pronunciar palabras que se han quedado atoradas.
 
—Pero sencillamente, Alan debe darse cuenta de todas esas cosas él solo —dice terminando así mi frase no formulada.
 
*
Ahora si el proyecto se encuentra al cien. Estoy rodeada de tantas personas, que a veces siento que me falta el aire. En mi mano poseo un gran vaso con algún tipo de bebida alcohólica que me preparó Adrien. Sé que había dicho que no tenía tanto alcohol en el cuerpo como Alan hace un rato, pero lamento decir que eso ya cambió. Estoy jodidamente borracha, o por lo menos bastante, pero bastante pasadita de tragos.
 
No me juzguen, fue demasiada información que procesar.
 
He bailado tanto, que nunca supe en que momento fue que pasé a tener ese nivel de alcohol en mi cuerpo.
 
—Bailas hermoso preciosa —me susurra muy cerca del oído un chico al que creo que conozco o quizás solo sean imaginaciones mías.
 
—Muchas gracias —le respondo casi coqueta y no sé de dónde salen estos gestos.
 
—No hay de qué linda, se dice lo que se ve. Por cierto, me harías muy feliz si aceptas que te invite a un trago —me dice de forma sugestiva.
 
—Pues claro, por qué no—digo aceptándole la invitación y dejando que tome mi mano para guiarme a través de las personas.
 
No he logrado dar ni tres pasos en la multitud cuando alguien me hala con extrema fuerza, haciendo que me vaya hacia detrás.
 
—¿A dónde piensas que vas? —me dice con reproche una voz que conozco como la de mi prima.
 
—Pues a aceptarle algo de tomar a este hermoso galán —le respondo de forma natural y divertida.
 
—¡Hermoso galán mis ovarios! —me dice ella bastante molesta a lo que le hago morritos.
 
—Óyeme bien ogro de las cavernas —dice dirigiéndose hacia mi compañero—. No te quiero ver cerca de ella ni por un centímetro, ni siquiera, respirando el mismo aire. Si no, tomaré los minúsculos testículos que posees, los aplastaré y te los pondré de corbata. ¿Te quedó claro? —finaliza bastante amenazante.
 
—¿Pasó algo? —pregunta Adrien al percatarse del pequeño intercambio de palabras.
 
—No hermano, una pequeña equivocación. Pero yo ya me iba —habla por primera vez, el chico que se encontraba a mi lado, y a la misma vez desaparece tan rápido, que no tengo idea de cómo hizo.
 
—¡Y se esfumó! —le digo divertida a mi prima.
 
—Alexandra Daniela, te quiero bien cerca de mí, y te vas empezando a comportar. ¡Para luego es tarde! —dice Paula en un intento de parecer seria, a lo que contra-ataco con mi mejor cara de ternura, o quizás de borracha...
 
—Por lo menos ya sé que no tienes nada de buen gusto estando borracha —dice pasándome un brazo por los hombros y acercándome a su lado a la vez que se ríe.
 
Finaliza el proyecto y ahora que ya no estoy bailando, es que caigo en cuenta de cuan borracha estoy. Todo me da vueltas. Mi prima Paula, que es la que me conoce realmente y sabe cuan mal estoy, me ayuda a ir de vuelta a las casas de campaña.
 
Cuando llegamos, estamos en presencia de un espectáculo de los buenos. Alan y Laura peleándose de nuevo. Y de ser posible, Alan parece aún más borracho que cuando habló conmigo al principio de la noche, ya que no puede ni mantenerse en pie.
 
—Quiero ir a verla —dice Alan intentando zafarse de los brazos de su novia.
 
—¡Ya te dije que no! —le responde ella afianzando el agarre.
 
—Déjame ir, yo quiero estar con...
 
Lo siguiente que se escucha es una cachetada tan fuerte, que me sirve para salir de mi trance con el alcohol, fue tan duro el impacto que siquiera se llegó a escuchar el nombre que dijo.
 
—Basta ya Laura, que te crees, las cosas no se resuelven así —interviene María y se interpone en la discusión—. ¿No ves que está muy borracho? —le dice poniéndole mala cara.
 
Adrien, María y Paula ayudan a Alan a meterse en la casa de campaña donde tenemos todas las cosas, sigue diciendo cosas incoherentes, pero que no logró escuchar.
 
Llegaron a la decisión de que esa casa de campaña que era de tres, se quedara para que duerman Laura y Alan. Y me entra un sentimiento de rabia y tristeza. Sé que es lo que debe ser, pero aun así no se siente bien.
 
Luego de que todos se acomodan, nos quedamos afuera en unas sillas Paula, Sebastián, uno de los chicos del grupo y yo. Decidí que no debería acostarme aún, por lo menos hasta que se me pase un poco el alcohol del sistema.
 
Luego de veinte minutos en los que me doy cuenta de que me falta mi manta, que se quedó en la casa de campaña de Alan, le pido a Paula que la vaya buscar para evitar problemas.
 
La observo caminar hacia la casa de campaña la cual está a unos metros. Pero desde el ángulo donde estoy soy capaz de verla perfectamente. Veo como Paula, logra agarrar la manta, con una expresión bien incómoda. También logro ver, justo antes de que cierren de nuevo la casa de campaña... la espalda de una chica con el sostén a punto de desabrochar.
 
Y eso provoca que mi corazón de un vuelco grande. Una cosa es fraternizar con el chico que te gusta y los celos de su novia y otra muy distinta es que estén teniendo relaciones, justo en tus narices y a unos metros de ti. Intento controlar las lágrimas que amenazan con salir. Me repito sólo una cosa en la cabeza: Puto Alan, Puto Festival y sobre todo Puto alcohol que ya se fue de mi cuerpo en el momento que más lo necesitaba.
 
***
Me despierta el sofocante calor existente. Las gotas de sudor recorren todo mi cuerpo, aunque no estoy tapada siquiera. Intento abrir los ojos de golpe, pero tengo tal resaca que me impide hacerlo y vuelvo a cerrarlos con el mismo impulso.
Poco a poco intento acostumbrarme al sitio en el cual estoy y en lo que despierto comienzan a llegar flashbacks del día anterior.
 
Recuerdo que luego de la increíble noche que tuve y la catastrófica madrugada, decidí que ya había tenido demasiadas emociones de momento, por lo que me fui a dormir, así reprimía todo lo que sentía por lo menos un momento.
A veces el sueño es un buen aliado. Al principio me costó Dios y ayuda dormir, pero finalmente logré hacerlo.
 
Justo ahora, estoy en una campaña de seis personas. Nos quedamos a dormir Sebastián, María, Adrien, Paula, Hugo que es el chico que se quedó con nosotros en la madrugada y yo.
 
Que insoportable calor, el Sol da directamente a la casa de campaña, por lo que me encuentro en un mini horno.
 
《 ¡Genial! El sol no podría simplemente dar en otro lugar》, pienso.
 
—Todo es psicológico —me responde una voz gruesa bastante cerca, la cual me hace saltar y terminar de abrir los ojos de una vez.
 
—Buenos días, pensé que estaba sola —digo sonrojándome, es raro despertar durmiendo con un chico que casi no conoces.
 
—Pues no, buenos días bella durmiente —me dice Hugo.
 
—¿Dónde están todos? —le pregunto con interés.
 
—Pues deben estar en la Playa, ya se levantaron hace rato. Aunque no lo creas, es la una de la tarde —me dice muy normal.
 
—¿Qué? —grito de repente a la vez que pongo una mano sobre mi frente intentando disminuir el dolor de cabeza.
 
—Pues sí linda —me dice.
 
《No puede ser que durmiera tanto 》, pienso.
 
—¿Hola, hay alguien? Necesito pasar —dice una voz del otro lado de la cabaña.
 
—Sí claro, no hay lío —responde mi compañero de al lado sin darme siquiera tiempo a procesar lo que está pasando.
 
Una de las peores cosas que te pueden pasar en la vida, es que alguien que te gusta, vea tus aspectos mañaneros. Estoy segura de que tengo unas ojeras, que parezco Cruela de Vil, que de seguro tengo el maquillaje corrido, así tipo Mapache, que mi pelo debe parecer una peluca mal puesta, y que mi aliento no huele precisamente a colonia de Victoria Secret, más aún con la resaca que traigo.
De igual manera, me paso la mano por el cabello, en un intento de aplacarlo o quizás, empleando la psicología como dice este chico a mi lado, Hugo.

《Todo es psicológico》, me repito mentalmente.
 
—Hola, buenos días —dice Alan entrando en la casa de campaña.
 
—Buenos días —le respondo con timidez.
 
—Necesitaba buscar el proyector solar de María, que me pidió que se lo llevara —dice casi sin mirarme, intentando explicar el porqué está acá.
 
—Ah claro, tómalo, no hay problema —le digo en un intento de que me mire.
 
—¿Podrías señalarme cuáles son sus cosas que no las conozco? —me dice sin apenas mirarme nuevamente, a lo que me empiezo a desesperar.
 
—Claro, mochila azul de cuadros que tienes justo a la derecha —respondo algo más seria.
 
—Alexa ahora vengo, necesito urgentemente ir al baño —me dice el chico de anoche tomando mi atención.
 
—Ah claro, no hay lío —le respondo con una sonrisa.
 
—Recuerda que todo es psicológico —me dice—. No hay calor, repite eso y te ayudará. Ayer estuvimos muy pegados para dormir porque no había espacio, y sin embargo no hubo problema de calor ¿Recuerdas? Porque... —prosigue —Porque todo está en la mente —me dice afirmando su rara teoría de la cual me burlo.
 
—¡Si claro! —me río a carcajadas mientras lo veo irse.
 
—¡Ya está! —dice Alan terminando de agarrar el protector solar, pero aguantándolo con demasiada fuerza a la vez que me mira algo raro.
 
—¿Estás bien? —le digo un poco preocupada.
 
—Eh, sí, todo perfectamente —me dice más serio y toma su camino para irse.
 
Justo antes de salir, lo observo pararse y parece tener una guerra interna con algo que quiere decir.
 
—Ale... —me dice en un susurro.
 
—¿Si? —le respondo algo extrañada de su comportamiento.
 
—¿Ayer me viste borracho? —me pregunta y esta vez si logra mirarme y lo veo avergonzado.
 
—Pues un poquito —le digo intentando aliviar la tensión.
 
—De verdad. ¿Cuánto llegaste a ver? —pregunta más serio y afligido.
 
—Pues... todo —le suelto en un susurro.
 
Y no sé porque me acuerdo poco a poco de todo lo que sucedió hace algunas horas.
 
—Te pido perdón por todo, por mi comportamiento, por las cosas que presenciaste y por si te dije algo fuera de lugar —me dice bastante sincero.
 
—No te preocupes Al, las personas se emborrachan todo el tiempo, es algo normal —le digo intentando disminuir el problema.
 
—No Ale, yo recuerdo vagas cosas, pero sé que no estuvo bien y estoy tan avergonzado... no tienes ni idea —dice pasándose la mano por su cabello.
 
—Tranquilo, conmigo no hay problema.
 
—¿De verdad? Muchas gracias —me dice regalándome un abrazo, que sin temor alguno puedo decir que es lo mejor que me ha pasado en este festival.
 
—¡Alan! —resuena la voz de una chica a distancia y los dos sabemos automáticamente quien es.
 
—Prometo darte pronto tus canciones como disculpa —me dice terminando de irse y dejándome el corazón comprimido en aquel abrazo.

Infinite Kisses #1 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora