Capítulo 2 "La Playa" ✔

393 216 90
                                    

"No encuentres al amor, deja que él te encuentre.
Es por eso que se llama caer enamorado. Porque no te fuerzas a ti mismo a caer... Sólo lo haces."
 

***
Alexandra
 
Ya son casi tres horas de juego en la Playa y me encuentro exhausta, se podría decir que disfruté muchísimo porque los amigos que se encuentran acá son bastante activos. Jugamos con la pelota y pase la vergüenza más grande del mundo, es como decir, para bailar llámenme, pero para jugar pelota dentro del agua quémenme.

Adrien se pasó todo el tiempo diciéndome que se supone que yo debía salvar la pelota, no ahogarme con ella... Si señores, así de mal estuve, pero bueno me divertí como no pensé nunca hacerlo y eso es lo que vale.
 
Luego del exhaustivo juego en la playa... María se empeñó en ir a montar bicicleta acuática.
 
Somos muchos así que su novio Adrien se encarga de separarnos en dos grupos. Y para mi mala suerte, me toca con Mr. sociable.
 
《 ¡Genial!, acá habrá tema para hablar de sobra. 》
 
Al parecer llegaron sus padres y Alan, creo que así se llamaba el chico, se embulló a hacer vida social.
 
Somos ocho personas para dos bicicletas acuáticas, cuatro personas por cada bicicleta. En la que me toca estamos mi prima, Alan, otro muchacho del que no recuerdo el nombre y yo. Se supone que debamos hacer turnos de parejas para que no se nos cansen las piernas, pero como soy bailarina clásica, debo evitar lo más posible hacer está serie de ejercicios porque aumentan mucho mi masa muscular.
 
Es tan refrescante hacer cosas diferentes este verano...sobre todo no tener estrés ni presión y por ello estoy muy contenta.
 
Justo cuando llegamos a medio mar, decido zambullirme, el sol está muy fuerte y de todas formas tengo puesto el salvavidas. Me sumerjo en el agua y experimento una sensación exquisita... pero cuando salgo a la superficie, recuerdo que tenía las gafas de sol puestas en el cabello y que probablemente se me hayan caído por mi descuido. Efectivamente, palpo y no siento nada sobre mi cabeza.
 
《Dios que haré... ¡Esas gafas son de mi mejor amiga! 》
 
Miro a mi alrededor como si eso pudiera ayudar a encontrarlas, a medida que me comienza a entrar el sentimiento de culpa y cuando giro un poco mi cabeza hacia la izquierda me encuentro con una sombra, es él, el chico llamado Alan, se encuentra justo en la esquina de la bicicleta acuática y entonces... solo me mira, su mirada conecta con la mía, estoy completamente segura de que, de no traer salvavidas en este momento, estuviera totalmente hundida y ahogada... Es una sensación indescriptible, podría perderme en sus ojos sin necesidad de tener que hacer nada más... me trasmite tanta paz, pero a la vez, sensaciones raras y espasmos recorren todo mi organismo creándome confusión.
 
Justo cuando alguien se tira en el agua a unos metros de nosotros y me salpica, me doy cuenta que me he quedado embobada mirándolo y dio gracias a dios que soy morena, sino se hubiera notado mi sonrojo de mala manera.
 
A juzgar por su semblante, parece que espera a que le responda algo.
 
《Bien Alexandra, más ridículo no puedes hacer...》
 
—Perdona, ¿decías...?
 
—Te preguntaba si buscabas algo, por el momento me pareció eso, aunque luego creo que te transportaste a otro lugar —dice Alan luego de aclararse la voz.
 
—Ah lo siento, no te había escuchado. —digo media apenada— Estaba intentando hallar unas gafas que tenía sobre la cabeza, pero creo que se me cayeron cuando me metí al agua —prosigo lamentándome y dándome un regaño interno.
 
—Bueno... —dice el chico delante de mi mirándome atentamente— Siento decirte que, si se te cayeron acá en el agua, ya debes darlas por pérdidas.
 
—Que bien, gracias por el aliento y el optimismo —digo irónica.
 
—Perdona por ser tan sincero, pero es la verdad. —me mira y hace un gesto con los brazos en señal de disculpa.
 
Sé que será imposible encontrarlos, pero de igual forma me molesto conmigo y con todo que me diga lo que es obvio.
 
—¿Y cómo te llamas? —pregunta y agradezco que cambie de tema.
 
—Mi nombre es Alexandra, pero me dicen Ale o Alexa, ¿Tu Alan cierto? —susurro un poco aturdida nuevamente con su mirada.
 
—Cierto —reafirma y me regala una mini sonrisa.
 
Me temo que necesito agua para refrescarme un poco, pero si contamos que estoy sumergida en el mar, supongo que me hace falta hielo, ¡mucho hielo!... quizás la Antártida!
 
《Que exagerada eres》, habla esa típica vocecita en mi cabeza y solo por esta vez creo que tiene razón. Quizás lo que realmente me hace falta es que el chico que tengo enfrente deje de mirarme y sonreír, ya que no es bueno para mis hormonas.
 
—¿Te gusta el mar?, siento que hace un rato lo estabas disfrutando —pregunta con interés.
 
—Pues la verdad no tanto, pero es genial la sensación, por el calor que hay justo ahora, —le digo y prosigo— lo que me molesta es el agua salada, pero si quitamos eso, ¡Me encanta! —le respondo sincera y con una sonrisa.
 
Intento mantener esta conversación, es una estupidez de mi parte haberlo juzgado de ser antisocial, cuando ahora mismo soy yo la que no está colaborando.
 
¡Estúpidas hormonas adolescentes!
 
—Tienes razón, pero a mí me encanta a pesar de todo eso, de hecho, voy bastante a bucear con mi tío, debajo del agua es como si existiera otro mundo —dice el con bastante ilusión.
 
—Pues yo nunca he buceado, pero me gustaría mucho hacerlo en algún momento la verdad —comento.
 
—Algún día que volvamos a coincidir espero que puedas ir con nosotros —me dice Alan de forma natural y me alegra que me haya invitado a algo tan bonito.
 
Dicho esto, comienza a nadar hacia detrás, y algo lejos de donde estamos. Aunque me entra un poco de miedo, sé que es algo que está acostumbrado a hacer, porque se le nota muy tranquilo y con mucha destreza.
 
El otro chico que viene junto a nosotros quiere realizar maldades y propone alejarnos con la bicicleta y dejar a Alan atrás. Al parecer son amigos de hace tiempo, pero lo cierto es que a mi esa travesura no me hace gota de chiste. Automáticamente me opongo y lo defiendo, no gustan las bromas pesadas.
 
Aun así, mi prima Paula me mira interrogante. Es normal que lo haga, soy de esas chicas que casi no habla en nuevos grupos y ahora paso a ser algo así como Robin Hood y a defender a los desconocidos.
 
Recuerdo su mirada y algo extraño me sucede, siquiera recuerdo que hablamos, solo sé que tiene una mirada muy bonita. Quizás lo defendí porque tengo miedo de que no nos vea, se asuste y a ahogue, si eso debe ser.
 
《Si claro, y queda descartada la parte donde él cuenta con salvavidas, además de estar bueno y musculoso, tanto, así como para presentarse en un campeonato de natación》.
 
Cuando finaliza el tiempo de tener la bicicleta acuática, llegamos a la arena y siento que se terminó el mundo donde me encontraba...
 
Junto a nuestras cosas hay varias personas mayores sentadas en un círculo, supongo que se trate de la familia o amigos de los chicos con que vinimos. Luego de saludar a todos nos sentamos a conversar y ya siento hambre. Debo recalcar que, aunque soy bailarina por lo general tengo bastante apetito. Lo que pasa es que me contengo e intento comer sólo lo necesario, pero como estoy de vacaciones, esta es una de las ocasiones libres y acertadas para comer sin restricciones. Así que tomo dos bocadillos del centro del círculo y comienzo a comer. Minutos después mi prima trae comida y le hago espacio también. Al terminar de disfrutar, me doy cuenta que todos, absolutamente todos me están mirando y esta vez creo, que, aunque sea morena se me notaran los colores ya que siento el calor expandirse por toda mi cara.
 
—¿Ella era la bailarina? —pregunta un señor mayor que si mas no me equivoco es el tío de Adrien y en consecuencia el padre de Alan. Ya me habían advertido de su carismática personalidad, pero lo había olvidado por completo.
 
—Yo creo que cuando comience la temporada de baile, en vez de hacer el Lago de los Cisnes, harás el charco de los Gansos. —suelta entre carcajadas que contagian a casi todo el grupo— Creo que es digno de admirar como disfrutas la comida, pero a ese paso creo que te sacaran del ballet— dice causándome más vergüenza aún.
 
—Ya papá, ¿no ves que te acaba de conocer?, la estás avergonzando —dice Alan a la vez que me guiña un ojo y me mira quizás con algo de disculpa, pero sobre todo salta la diversión.
 
—Bueno pues que mejor inicio que este, bienvenida a la familia, no te cohíbas, yo soy así. No me tomes mucho en cuenta. —me dice el señor de forma sincera y aunque no dejo de sentirme avergonzada, me siento un poco más tranquila, sobre todo me agrado que Alan intentara ayudarme ya que al parecer ninguno pensaba hacerlo.
 
—Alan, ¿Laura por qué no pudo venir? —pregunta su padre y agradezco que de una vez por todas la atención hacia mí se haya disipado.
 
—No pudo, tenía que estudiar —responde este.
 
—Esa novia tuya... —suspira el señor— Pero bueno los estudios primeros.
 
Y justo en ese momento es que caigo y se me oprime un poco el corazón. Ni sé que me pasa y porque me siento extraña con un chico que apenas conozco. Además, para mi debía estar más que claro.
 
《Que pensabas Alexandra, ¿qué un chico así no tendría novia? 》, ilusa.
 
***
Ya ha pasado media hora y como si fuera cosa del destino todos se fueron a la playa nuevamente y sólo quedamos Alan, uno de sus primos y yo.
 
Su primo me cae muy bien, por lo que en unos pocos minutos empezamos a entablar una conversación bastante fluida, es como si fuéramos amigos desde hace mucho tiempo.
 
En un inicio me gustaría que Alan se integre a la conversación ya que no lo hace y queda completamente ajeno a esta, justo como al inicio del día. Lo que me hace pensar, que chico más raro.
Cuando casi pierdo las esperanzas de hablar de nuevo con él, se integra a la conversación y pasa a ser una charla de tres.
 
—Ya te digo, me gusta mucho leer —me dice el primo de Alan al que conocí como Sebastián.
 
—Es que me lo sigues repitiendo y aun no me lo creo. —comento con algo de asombro— Es muy raro ver actualmente a jóvenes que les guste leer, y más aún si son chicos. Sin ofender. —le digo algo divertida.
 
—Tranquila, es algo normal para esta época lo sé, pero a pesar de que no me considero el típico nerd, me gusta mucho estudiar y aprender de todo. —aclara Sebastián— Mi familia considera que soy inteligente, pero yo sólo trato de ser bueno en lo que estoy haciendo.
 
—Eso él lo dice porque es modesto y no ha visto quién pasa trabajo estudiando, aunque se lea mil libros. A él se le da fácil —dice Alan con algunos gestos que se le ven bastante tiernos.
 
—Si claro... ¿Sabes qué?, mi mente pide playa y mi cuerpo pide agua, que, si continúo pensando en estudios, colapsaré y estamos en verano —finaliza Sebastián a la vez que se levanta y se encamina a la Playa.
 
Dicho esto, se va dejándonos solos. Justo en este momento es que me doy cuenta que estamos… completamente solos. Mi corazón se comienza a acelerar con premura y se crea un momento incómodo, en el cual quiero hablar con él, pero no tengo idea de cómo comenzar. Creo que de ser posible olvide hasta el alfabeto...
 
—¿Y qué estudias?
—¿A qué te dedicas?
 
Decimos los dos al mismo tiempo por lo que comenzamos a reír.
 
—Tú primero —señala él.
 
—Pues yo soy bailarina de Ballet clásico —especifico un poco.
 
—Ah, algo de eso noté de antes por lo que dijiste de no poder montar bicicleta acuática, pero no estaba seguro.
 
—Sí, es algo complicado. —explico— No puedo realizar cierta serie de cosas porque me aumentan mucho los músculos, más bien debo evitarlos —le explico.
 
—Ah, ya comprendo —susurra.
 
—¿Y tú?, ¿qué haces? —le pregunto.
 
—Pues estudio bachiller, lo normal, aunque soy DJ productor y eso es a lo que quiero dedicarme toda mi vida, a la música por completo —dice esto último con una luz en la mirada y me doy cuenta de que lo anhela bastante.
 
—Wow, no soy muy fan de la música electrónica, pero creo que es porque no he tenido la oportunidad, aun así, la uso para hacer mis ejercicios. Es la única música que me ayuda.
 
—Debe ser porque no has escuchado la música que necesitas realmente, esa que te llegara al corazón. Después de todos, sin música... no hay vida. —dice a la vez que me mira— Si quieres en algún momento te puedo ayudar con eso —propone y me quedo mirándolo un poco raro— Con la música digo. —aclara al notar mi cara de confusión.
 
No sé qué me pasa con este chico, no sé porque quiero y necesito que me siga hablando de la música como si no existiera más nada en este mundo, jodidamente no sé porque me atrae de tantas formas si apenas lo acabo de conocer.
 
—Pues sería súper bueno que me brindaras tu ayuda —le respondo con interés— Yo fui al concierto de Diplo junto a Major Lazer este año —le comento.
 
—Súper, yo también fui.
 
—Yo estuve en el VIP y lo disfruté bastante a pesar de no ser un súper fan. —digo sincera y divertida —Mi tía es presidenta del Instituto de la música y me las consiguió —le relato con orgullo.
 
—Que bien —se pasa la mano por el cabello en un gesto incómodo. — Yo las compré por fuera pero también estuve en el VIP.
 
—Eso es genial, incluso es raro que no nos hayamos visto.
 
—Así es —dice
 
Continuamos hablando cinco minutos más de cosas triviales, hasta que llegan todos de nuevo.
 
Alan será un chico poco sociable, pero es súper interesante hablar con él, pensé que sería alguien insoportable, pero es el claro ejemplo de que no debe juzgarse un libro por su portada. Es de estos chicos que no sólo al que está a su alrededor le regala una sonrisa, sino que también logra sacársela.
 
Pero como todo lo bueno empieza, de la misma forma debe terminar. Todos nos despedimos con la promesa de volver a salir, pero yo en particular sin la certeza de si volveremos aclarar encontrarnos.

Infinite Kisses #1 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora