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Mejores amigos

—Nene —dijo ella— ¿te acuerdas de lo pensativa que estaba ayer? Incluso me preguntaste si eso que pensaba estaba relacionado contigo.

—Sí, lo recuerdo ¿por qué preguntás?

Ella hizo una breve pausa, le sudaban las manos y sentía las orejas calientes. Sus mejillas ardían, pero eso no importaba, ya que la oscuridad de la noche escondía su sonrojo, pero no sus nervios, al menos no del todo.

—Te dije que no estaba pensando en nada que tuviese que ver contigo —una risa nerviosa se le escapó—. Mentí. Sí estaba pensando en ti.

El chico no dijo nada.

Su compañera trataba de descifrarle, descifrar en qué estaba pensando él; cosa que nunca había podido hacer, pero intentar era gratis. Finalmente él se dignó a contestar.

—¿Qué pensabas? ...

La ansiedad se la comía lenta y tortuosamente. Sentía un nudo en la garganta, sin embargo ordenó las palabras en su cabeza lo más rápido que pudo.

—En realidad estoy muy frustrada —su voz sonaba entrecortada—. Veo que hablas con todas esas chicas. Y miro mi posición ¿siempre fui y seré tu mejor amiga? Sólo una "hermanita". Me frustra no poder ser más que eso.

—Es mejor así.

La respuesta de él fue instantánea, seca y fría como una puntada en el corazón.

Un silencio, no llegaba a ser incómodo. Sus silencios nunca fueron incómodos, después de todo.

Se perdieron en otra conversación breve sobre su futuro, amistades, uno que otro anécdota. Todo era como siempre. La confesión de ella fue tan nula como una gota más de agua en el mar.

No se podía permitir eso.

¿Por qué las otras sí? ¿Qué tenían que ella no? ¿Qué le faltaba?

¿Acaso era porque ella era amiga de su ex? O simplemente era muy buena para su gusto.

No lo sabía.
Nadie lo sabía.

Las dudas no habían quedado claras. Tenía que retomar.

—Dime, de forma honesta y sin rodeos... —tomó una respiración—. ¿Tengo oportunidad de algo más?

Él sonrió, ella no podía verle por la escasez de luz, pero por alguna razón sabía que él estaba sonriendo.

—Te veo como una hermana. No tienes nada de malo, el problema no eres tú —respondió, como si le hubiese leído la mente, a ella no le extrañó pues así era todo el tiempo—. Hay millones de chicos mejores que yo en el mundo.

—¡No se trata de eso! —se apresuró en decir—. No eliges de quién enamorarte...

—Sólo te estoy dando el consejo que necesitas, nena.

Una lágrima, rabia y recuerdos. Recuerdos de un beso que sólo fue un reto en un juego sin importancia. Las tardes en las que él se dormía en su regazo mientras ella le acariciaba el cabello. Los ataques de celos de él cuando otro chico se le acercaba. Y las palabras de sus amigos y familiares revoloteando en su cabeza «Tú le gustas, se nota a kilómetros», «Está loco por ti, serán una pareja muy bonita».

Confusión. Ella no entendía. Al parecer todos se habían equivocado.

Su confesión se disolvió con el tiempo.

Sólo quedaron lágrimas, un corazón roto, una chica y un chico que siguieron siendo "mejores amigos".



~●○●~

Espero que nunca leas esto, pequeñín.

Palabras de un Amante, Psicópata, Fantasma, o Quien SeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora