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Cada domingo~

El humo del tabaco concentrado en la atmósfera de ese pequeño lugar.

Era la habitación de una niña.

Lucía, de cuatro años no entiende lo que pasa.

No entiende la cotidianeidad de lo que ocurre cada domingo en su casa. En su diminuto cuarto.

Hay tres personas murmurando. Dos mujeres y un hombre.
Ni su padre, ni su madre estaban entre ellos.

El humo era tanto que impedía su visión a apenas sesenta centímetros de distancia, lo suficiente como para ver el borde de su cama, y mirar la silueta de la cola de un gato negro.

De pronto un ruido repetitivo.
Percusión.

¿Tambores? Son como las dos de la madrugada.

La silueta del gato desaparece... y Lucía divisa como desde abajo de la cama surge otra silueta, esta vez humana.

El olor es casi insoportable, le da ganas de vomitar.

La sombra humana acerca su mano e inmediatamente la niña sale corriendo de la habitación. Hasta la sala, donde está su madre viendo a un pastor evangélico en televisión, como todos los domingos.

«¡Mamá, mamá! Pasó otra vez»
Ojos llorosos y una mirada incrédula.

....

Fue con su madre hasta la habitación.

No había nada.
Nada más que un etéreo olor a tabaco que se desvanecía a cada segundo.

~○●○~

A Maricela, Rosa y René

Palabras de un Amante, Psicópata, Fantasma, o Quien SeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora