De Paletos y Primeras Veces

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La verdad era que si a Jiwon le preguntasen qué era lo que más odiaba en la (puta, putísima, jodida, rastrera, sádica y torcida) vida, consideraba seriamente que la lista, su lista, por lo menos, tendría que ser más larga que la fila del tráfico que durante las mañanas parecía paralizar a Seúl.
Esa era una, odiaba el tráfico. Odiaba a la puta gente en general, odiaba a sus insufribles padres que le echaban la bronca hasta por no estornudar correctamente -¡joder! podía incluso escuchar sus pentulantes voces en la cabeza, "Jiwon, ¿porqué cagas así? Deberías cagar como tu hermano"- , a su malditamente perfecto hermano mayor al cuál todo mundo trataba cómo si sus pedos oliesen a perfume, a ese imbécil sunbae toca cojones que parecía empecinado en encontrar algo malo en él (buena suerte, grandísimo cabrón) y sobre todas las cosas estaba comenzando a odiar a aquel idiota que justo en esos instantes cruzaba una avenida llenísima sin ninguna puñetera precaución y, ohnoquéhacesimbécil...
El impacto fue seco.
Jiwon apenas y tuvo tiempo de suprimir las ganas tirarse un pedo del susto. Parpadeó una, dos veces antes de salie a volandas del auto para correr hacia el estúpido que se había atrevido a ser arrollado por su auto.

—¡Pero en qué mierda estabas pensando! —Fue lo primero que le siseó -sí, siseó, él podía ser bastante víbora a veces- al desgraciado ese que ahora estaba en el suelo, rodeado de papeles, y útiles.
El susodicho le miró, y Jiwon también le odió. Qué cejas tan feas, fue lo primero que pensó. Qué cara tan fea, joder, este esperpento...
—¡L-lo siento mucho! —Exclamó el idiota. Se puso de pie a duras penas y con la forzosa ayuda de Jiwon, y mientras se sacudía el polvo, le miró de nuevo. —¡Perdona, es que llevo prisa, es mi primer día y estoy perdido y...!
—Para, para, para el tren, ¿quieres, cejas? Me has jodido lo que restaba de mañana ya.
—Lo siento... —Jiwon no sabe si él es un cabrón por reclamarle el que lo haya atropellado, o el cejón un imbécil certificado al seguir disculpándose.
—Dices que es tu primer día. ¿Tú primer día en qué?
—En la uni. De Seúl. En la nacional de Seúl. En la universidad. —Jiwon no se lo creía. ¿Quién le había dado el certificado de insti a ese paleto?
Lo miraba todo con sus enormes ojos café caca, y parecía inmune a su clara hostilidad. Cómo si no se enterara que Jiwon a esas alturas de conocerlo ya lo odiaba.
—Ya. Pues da la casualidad de que yo voy en camino al campus. Y pues te acabo de atropellar, hombre, y estoy seguro de que sino fueras tan paleto sabrías que puedes demandarme por esto si quisieras y pues yo no quiero eso. ¿Te doy aventón y todo en paz?
—¿¡De verdad!? —Cómo si tuviese un foco en plena cara, sus rasgos se iluminaron de alegría. Ugh. Que tipo.
—¿Me ves la cara de que estoy para bromas?
El paleto lo miró. Parpadeó. —No.
—Ya, pues toma tus cosas y sube antes de que me arrepienta...
Mientras el paleto recogía su desastre del suelo, el del coche de atrás le lanzó un pitazo de claxón tan furioso que tanto Jiwon cómo el paleto dieron un respingo.
Oh Jiwon sintió que lo poco que le quedaba de paciencia, de humanidad y de fe en ser una mejor persona algún día simplemente desaparecía de golpe. O mejor dicho, de pitazo de claxón.
Se giró y furioso encaró al de atrás.
—¿¡Mucha prisa o qué, hijo de puta!? ¿Que no ves la fila delante, grandísimo cabrón...?



Capítulo I.




Don Paleto, cómo había optado por llamar al cejas de azote, parecía asombrarse con todo. Contempló con ojos muy abiertos al campus y luego sonrió.
—¡Vaya! —Exclamó, antes de agradecerme por enésima vez (lo atropellé pero que le di aventón a la uni y eso saldaba cuentas según su lógica de paleto) y marcharse corriendo a buscar el salón de su primera clase.
—Suerte, Paleto. —Dije más para mí que para él, antes de que se alejara lo suficiente. —¡Donggyun! —Soltó Paleto sin dejar de caminar. —¡Me llamo Nam Donggyun! ¡Gracias de nuevo, sunbae!
Nam Donggyun.
Nam Donggyun le habrán puesto sus honorables padres, pero para mí siempre sería Paleto. Faltaba más.
Tomé el mismo camino que Paleto, más como esperaba él subió por el acceso que llevaba al piso de primero antes de desaparecer de su vista, y yo tomé el camino largo, mientras pensaba en cómo rayos había hecho para pasar de semestre y no haber perdido la cabeza antes dé.
Observé todo con la misma atención que Paleto, más ni de lejos compartí su casi adorable entusiasmo.
Odiaba aquel lugar. Y odiaba la idea de tener que enfrentarme a otro curso más.
Las primeras veces siempre eran un fastidio.
Hablaba en general.
Los primeros días, por ejemplo, sobre todo en un nuevo curso, y más si se trataba de un curso superior, porque por alguna razón todos pensaban que ya éramos adultos. No, estúpidos, a pesar de beber como anciano veterano, de adulto solo tenía dos cosas, la madurez mental como para aguantar otro primer día en ese hoyo, y la ver... —¡Jiwon, Jiwon, hola!
Me giré y tal y cómo esperaba el hijo perdido del arcoíris hizo su magnífica aparición
—Oh, genial. Aquí llega el maricón.
Chanwoo soltó la carcajada.
—A quién llamas maricón, maricón de clóset. ¿Por qué la cara larga? ¿Otra vez tus padres te echaron la bronca por no cagar del mismo modo que tu apuesto hermano?
Bufé. —Cierra la boca, traga sables.
Chanwoo me guiñó su glamouroso ojo delineado. —Sólo uno más de mis muchos talentos.
—¿Si te digo que atropellé a alguien y luego ese alguien no me demandó solo por darle aventón aquí, me creerías?
—Eres la mierdita con la peor suerte del mundo y a la cuál le pasan cosas más inverosímiles que a Charlie en la fábrica de chocolate, claro que te creo. ¿Por eso llegas con tu cara?
—Yep.
—Anda tú, y yo que pensaba que tuve una mañana con muchos meneos.
Jiwon rió. —¿Por meneos te refieres a los que posiblemente le diste a...?
Chanwoo se carcajeó. —¿Qué comes que adivinas, cabrón? Anda, quita tu cara de tener metido algo y vamos a follarnos a este lugar cómo Dios manda.
Era curioso, pensé, mientras Campanita parloteaba algo sobre los atuendos de los de la sociedad estudiantil y su pésimo gusto para vestir, cómo alguien cómo yo se había convertido en el mejor amigo del rayito de sol más brillante y gay de toda Corea.
La verdad era que Chanwoo había sido el que más cooperó en un inicio, pues él tiene paciencia para regalar y luego de mucho, él y yo nos hicimos inseparables.
Él sabe mi secreto más grande, y ya que ustedes amables lectoras me han aguantado ya bastante, se los contaré a ustedes también. Soy gay. No tanto como Chanwoo amo del sable, pero sí lo bastante como para pensar que Channing Tatum tenía un abdomen sobre el cuál le lavaría los calcetines gustoso de por vida.
No es la gran cosa, lo sé, pero como se explicó en un inicio, mis padres eran de verdad insifribles y para coronar el paquete, homofóbicos así que a pesar de que yo en nada me avergonzaba de que me gustase la longaniza había optado por guardar el secreto. Además era muy excitante decirles que iba a estudiar con algún tío que conocía por ahí antes de empotrármelo contra la pared cómo mueble Ikea.
Sí, viva el riesgo. La consciencia que del otro lado de la puerta de la habitación dónde me estaba follando sin piedad a un ligue cualesquiera estaban mis inmaculados padres me ponía muchísimo, qué les digo.
Chanwoo era menos complicado (a su forma, pues) y él no tenía reparo en gritar al mundo su gusto porqué le dieran por atrás, más en panorama mi vida era menos complicada que la de mi colorido mejor amigo. ¿Por qué? Se preguntarán. Pues porqué Chanwoo está total y perdidamente enamorado de...
—¡Buenos días, clase! Espero y os encontréis ya listos para un nuevo y mejor inicio.
Chanwoo sonrió, le brillaron los ojos como farolas y asintió entusiasta, antes de abrir su laptop y dedicarse enteramente a sabrosearse al cuarentón de enfrente. Porque sí, Chanwoo efectivamente estaba que mordía el agua por el profesor MD.
¿Por qué? No me lo pregunten, la verdad era que a mí me daba algo de repelús ese tipejo de sonrisa escalofriante, cabello engominado y vocecita de psicópata, pero esos rasgos por alguna razón a Chanwoo le dilataban el de atrás así que yo no era quién para juzgarlo.
—...así que chicos, recuerden que mañana comenzaremos con Twain, así que elijan alguno de los libros en su repertorio y tráiganlo mañana para seleccionar uno y empezar con los análisis.
Chanwoo asintió, yo bufé y por fin la primera clase terminó.
—¿Viste lo bien que...? —Oh no, aquí vamos de nuevo. ¿Viste lo bien que se mira con gabardina? ¿Observaste lo engominado de si copete? ¿Notaste que la tiene colosal? No exagero, Chanwoo sí pregunta siempre sobre si alguien ya vio lo grande que lo tiene voz de suavecito. —Oh vamos, colega, sé que para ti es maravilloso repartir cátedra sobre la circunferencia del pito del profesor pero...
—¡Oh, mira! ¡Amigo Donggyun! ¡Por aquí! —Me atraganté. —Te voy a presentar a la criatura más dulce, tierna, guapísima, rellenita...
No, no era posible que el mundo fuera así de pequeño, el rollito de canela del que hablaba Chanwoo no podía ser...
—...¡amable y cejona del mundo! ¡Hola, Donnie!
—¡H-hola!
Sí, esa fea cara rechoncha y cejona yo la conocía. Claro, Paleto.
—Salúdalo, patán —Me picó ese torcido y yo suspiré. —Hola, Paleto.
—¡Jiwon! —Me miró la nubecita con enfado, más Paleto me miró, sonrió y se inclinó.
—¡Sunbae, hola!
—¿Se conocen?— El disgusto de Chanwoo se transformó en curiosidad y nos miró a ambos.
—Sí —Respondimos los dos al mismo tiempo. Fue Paleto quién explicó.
—¿Recuerdas que te dije que alguien me salvó de llegar tarde a primera hora, Chanwoo sunbae? Bueno, fue ¿Jiwon? —Asentí —Fue Jiwon sunbae.
Chanwoo abrió de par en par esos extraños ojos violeta que tenía y entonces me dedicó una mirada de espanto. —¡Lo atropellaste!
Me golpeó de tal manera que incluso trastabillé. —¡Serás cabrón, atropellaste a Donnie!
—¡Pero le di aventón!
La furia del algodoncito maricón fue tal que solo Paleto le convenció que de verdad estaba bien. —¡De verdad, fue mi culpa! Yo me atravesé y Jiwon sunbae rápidamente me ayudó...
Mentira, en realidad le había reclamado por ser atropellado. —De no haber sido por él no habría llegado a tiempo y todo el primer día se habría arruinado. ¡Él me ayudó!
—¡Luego de atropellarte! —Mamá Chanwoo no daba su brazo a torcer.
—¡Pero luego se disculpó! —Mintió Paleto. Entonces Chanwoo rezongó un poco más antes de darse por vencido. —Oh Donnie, enserio a veces eres demasiado bueno para tu propio bien. ¿Qué haré contigo?
Paleto se ruborizó y puso cara de acontecimiento. —En fin... el patán y yo ya salimos de primera hora. ¿Y tú?
Paleto asintió. —Yap.
—¿Hiciste amigos?
Paleto se arreboló de nuevo. —Noup.
Chanwoo suspiró. —Ya me imaginaba. ¿Te parece si almuerzas con nosotros!
Paleto se alegró tanto que Chanwoo y yo nos miramos, sorprendidos. —¡Gracias, sunbaes!
—No agradezcas lindo caramelito, Jiwon está encantado de tenerte con nosotros, ¿verdad? —La mirada de Chanwoo me prometía un palo metido por la uretra en caso de hacer sentir mal a su condenado paleto, así que no me quedó de otra más que suspirar. —Claro, Paleto.
Y entonces Mamá Chanwoo se coloreó de enojo de nuevo.



Paleto tragaba cómo si le fueran a pagar por ello. Con razón, medité, mientras le veía atragantarse con su sexta pieza de pollo frito, que esas curvas no podrían ser solo de aire. —¿Cómo es que Campanita y tú se llevan tan bien, eh, Paleto?
Chanwoo gruñó como la bestia que es y Paleto sonrió. —Un día en el instituto, Chanwoo buscaba asesorías para historia y yo me ofrecí.
—Donnie es un genio, animal. —Dijo Chanwoo como la mamá orgullosa que en realidad era debajo de esa abierta cubierta de libertinaje que se cargaba. —Algún día será uno de los más magníficos historiadores de todos los tiempos.
Paleto se sonrojaba tanto como comía, o sea mucho. —No, yo... bueno, a mí sólo se me da bien la historia.
—¡No te hagas menos! Eres un genio. ¿Escuchaste tú, Jiwon? ¡Un genio!
Yo rodé los ojos. —Ya entendí, Paleto es un genio.
Chanwoo gruñó y se fue a las amenazas.
—Escúchame bien, cabrón pito loco....
—¡Chanwoo subae! Está bien, no me molesta el apodo. Sé que Jiwon sunbae no lo hace con la intención de ofender.
Sonreí todo malicia y Chanwoo me vio con sus ojos se "esta pieza de pollo terminará dentro de tu culo tan pronto Paleto se vaya"
—¿Lo ves, solecito? ¡Eres demasiado bueno para tu propio bien!
Paleto solo rió y yo, por alguna razón no pude evitar notar que en sus mejillas regordetas dos hoyuelos se marcaban cada que una sonrisa se dibujaba en su cara de hamburguesa.
Ñam.



—¿Sabes? Ser amable con Donggyun no cuesta nada, pedazo de caca.
Chasqueé la lengua. —Oh vamos, a Paleto no parece importarle.
—Eres tan patán, Jiwon. No sé como él... —Se calló de sopetón. —Nada. Me voy.
—No me digas que te molestaste solo por lo de Paleto.
—A veces eres demasiado idiota para tu propio bien
—Meh, dime otra cosa que mis padres no me hayan dicho antes.
Chanwoo hizo cara de tristeza. —Oh, colega. Si tan sólo te dieras cuenta...
—¿De qué?
Campanita solo suspiró. —Te veo mañana, guapo patán. Caliéntame el asiento.
—¡Que te lo caliente MD!
Soltó la carcajada muy a su pesar. —¡Ya lo hace!
Lo vi alejarse por el estacionamiento y entonces, sólo entonces noté la hora. Ya casi acababa el primer día.
Y había sobrevivido.
Solo necesitaba encontrar una distracción para no tener que llegar temprano a casa y entonces, todo estaría bien.
Entonces recibí un mensaje.

De: Papá.
Hora: 17:58
Hoy llega la familia a ver a tu hermano. Asegúrate de tomarte tu tiempo.

Sonreí con cierta amargura.
Claro, hoy era el primer día de Jihoon en su último año de Medicina, por supuesto que la familia vendría a verle. Y por supuesto no querrían que yo les estropeara aquello.
Claro.
Estaba a punto de llamar a uno de mis polvos casuales cuándo escuché una voz molestamente reconocible a lo lejos. Paleto me saludaba desde su sitio, camino a la parada del bus. Llevaba un colorido impermeable sobre su ropa. Alcé la vista y noté el porqué.
Al ser inicios de Septiembre, comenzaban a llegar los aguaceros.
Por alguna razón preferí hablarle a él en vez de a mi posible polvo.
—¡Eh, Paleto! Ven aquí. —Llamé.
Él se detuvo y se acerco obedientemente. Menudo crío. —¿Qué pasa, Jiwon sunbae?
Lo miré. Ojos simplones, cejas ridículamente gruesas, mejillas regordetas y labios rechonchos y rojizos, como si de un niño se tratara. Desagradable.
—¿Dónde vas?
—A mi casa, sunbae.
—¿Dónde vives?
—Recién me mudé a un suburbio cerca del centro, ya sabe, foráneo. —Sonrió, marcando esos hoyuelos raros que se cargaba.
—Venga, te llevo.
Él se ruborizó. —¡N-no es necesario, sunbae!
—Anda, Paleto, no suelo ser la caridad andando.
—Entonces ¿por qué? —Esos simplones ojos café parpadearon, cómo incapaces de comprender.
Me encogí de hombros. —Chanwoo me sacaría las tripas por la uretra si se entera que te vi y no te ofrecí aventón. Además... siempre hay una primera vez para todo, ¿no?

Continuará.
Paleto es porqué en España se refiere a una persona de poca educación o muy torpe. O eso leí en internet xd.
Es mi primer fic de BJAlex porqué ya no puedo más con su ausencia.

Dedicado especialmente a Inaara.
Gracias, nena.


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