El hielo del invierno se había derretido y comenzaba la primavera. Las semanas transcurrieron después del gran acontecimiento en la estación del Expresso de Hogwarts:
El mago sangre pura Draco Malfoy había estrechado la mano de unos muggles.
Y no eran unos muggles cualquiera, eran los padres de Hermione Granger. La estudiante de Gryffindor que, todos en Slytherin sabían, despreciaba y burlaba desde hacía años, que además era amiga de su peor enemigo, Harry Potter.
Draco volvió a ser el centro de atención. El rubio apenas si podía contener la rabia por la lluvia de miradas y sonrisas burlonas. Nott se volvió réferi delas continuas peleas entre Draco y algunos bravucones de Slytherin.
El líder de todos ellos era O'Coneill, quien buscaba vengarse del último enfrentamiento, donde Granger le había entumido la lengua.
En ninguna de esas afrentas Draco cedió. Era tan demoniacamente bueno en hechizos que poco a poco el grupo de estudiantes que solapaba a O'Coneill se fue dispersando. Ser un ex mortífago no era en vano y enfrentarte a un Malfoy demasiado enfadado no era buena idea.
El profesor Slughorn, jefe de casa de Slytherin, había castigado a Draco como en cuatro ocasiones por estudiantes de Slytherin volando por los aires, otros aturdidos por sordera temporal, algunos con granos apestosos en las manos y uno que otro con espasmos de vómito que no se podían contener hasta que los llevaban a la enfermería.
La Profesora McGonagall no había considerado expulsarlo porque sabía que Draco Malfoy era retado por O'Coneill y su pandilla. Ya había hablado dos veces con él y el Slytherin alegaba defensa propia aunque aceptaba el sermón con sus aires de altanería, como siempre.
McGonagall lo absolvía porque también sabía el motivo por el cual lo molestaban y estaba tan sorprendida como el resto. Apenas si daba crédito que aquel muchachito malcriado, ególatra, defensor de la pureza de la sangre y demás calificativos, fuera ahora aquel muchacho que se peleaba por haber saludado a unos muggles.
Y de nuevo, esos muggles a los que Draco Malfoy había estado saludando aquel día de regreso a Hogwarts, eran los padres de Hermione Granger, la heroína de guerra, la chica a la que despreció por muchos años por ser hija de muggles.
Cuantas veces no había visto a Draco Malfoy perseguir al trío de Gryffindor para conseguir que les bajaran puntos. En algunas ocasiones vio afrentas entre Hermione y Draco. También lo había visto con Potter y Weasley.
Draco Malfoy, ya no era el mismo.
De hecho, el propio Draco ya no se sentía igual. Desde que había conocido a los padres de Hermione se creía liberado e indiferente a toda esa porquería que creyó durante tantos años.
Se imaginaba a su padre retorciéndose en la celda de Azkaban y a su madre llorando como alma en pena por toda la residencia al momento de recibir la noticia pero no se veía signos de que hubieran llegado a sus oídos y esperaba que tardasen un poco más.
Theodore Nott había intentado varias veces hablar con Draco sobre lo sucedido con Hermione aquel día en Flourish and Blott's pero el chico cambiaba el tema disimuladamente. Tampoco había querido esclarecerle las cosas a Astoria después cuando ella misma le preguntó sobre que pasaba con los Granger. Astoria se había tenido que conformar con escuchar parte de la historia en boca de Nott.
Nott terminó por mantenerse en silencio y dejar que Draco hiciera las cosas a su manera. Sin embargo, lo que él no sabía es que el chico estaba sumido cada vez en la desilusión.
Hermione volvía otra vez a ser la misma del principio. No le miraba, procuraba evitarlo y, sobre todo, no volvieron a escribirse ni hablarse.
Toda esa situación lo tenía irritado aunado a los acosos de O'Coneill y su pandilla, los castigos de Slughorn y el sermón interminable de la Directora Mc Gonagall. Además tenía que lidiar con los sentimientos de tristeza y enfado que constantemente brotaban de sí mismo.
Cuando se encontraban de frente él trataba por todos los medios de buscar algo en ella que le indicara que las cosas se podrían arreglar pero todo era en vano porque no le facilitaba las cosas, su mirada huidiza y su forma de esquivar los encuentros era un claro indicio de que ella no quería hablar con él.
Después de la fiesta de San Valentín, Draco se dio cuenta que se debilitaban sus esperanzas y poco a poco su orgullo comenzó a verse perturbado.
Un Malfoy no suplicaba y aun cuando por dentro estuviera agonizando, jamás se le vería en un estado lamentable. Por lo tanto, nadie vería un indicio de dolor en su rostro. Era bueno para eso, ya era un experto del engaño corporal.
Así que cuando comenzó la primavera él estaba listo. Había activado una especie de escudo visual y mental para que la presencia de Granger no le afectara.
No quería ser presa de las miradas de los estudiantes viendo como Granger lo rechazaba ante todos. No soportaría las risas burlonas y si O'Coneill le volvía a molestar lo terminaría matando.
Al final, después de todo, él era el hijo de un temido mortífago, heredero de magia oscura, pariente de asesinos y, se le olvidaba, él mismo había tenido la marca tenebrosa en su brazo.
Así lo había dicho Hermione. "Eres Draco Malfoy y punto."
Punto final.
Entonces no había esperanza de ser alguien distinto ante los ojos de Granger. Ella seguía viendo al engreído y orgulloso Draco Malfoy, líder de Slytherin e hijo de Lucius. No lo veía a él como la persona en que se había convertido. No había segundas oportunidades.
Tuvo en algún momento la esperanza de que cuando Hermione supiera que él había tenido un contacto civilizado con sus padres ella pudiera hablarle al respecto y mejoraran las cosas entre ellos. Mas no fue así. Simplemente regresaron de nuevo al silencio.
Ese silencio que incomodaba precisamente a Ginny Weasley, quien tenía un pequeño sentimiento de culpa.
Ella comenzó a notar como Malfoy y Hermione, que se mantenían mirándose el uno al otro en la biblioteca o mandándose cartas durante las vacaciones, estaban esquivos.
Lo de las cartas lo sabía porque Hermione se lo había contado cuando se vieron unos días antes de regresar a Hogwarts. Ginny había sentido que era su deber contarlo lo que en Slytherin se decía, a pesar de que Luna había dicho que ella no creía en ese rumor.
Al notar la distancia entre ambos, Ginny trataba de justificar que Hermione estaría mejor sin Malfoy, sin ese pálido cobarde e insensible mago.
- No lo considero cobarde ni insensible.- dijo una vez Luna cuando Ginny le había contado lo que pasó en el expresso.- Malfoy ha demostrado valentía para enfrentar sus errores y buscar corregirlos, pese a ser de la familia que es.
Y era cierto. Harry y Ginny habían hablado de la situación y Luna tenía razón. Tal vez Malfoy había sido un hurón despreciable pero tenían la certeza de que al haber hablado con los Granger era como enfrentarse a los prejuicios del mundo de los sangres pura. No debió ser fácil para él y el haberlo hecho demostraba que Draco Malfoy no era la persona que ellos creían que era.
Ser un Malfoy no lo define como alguien malo. Eso es lo que Ginny Weasley había concluido.
También estaba el hecho de que Draco Malfoy parecía estar interesado en Hermione desde que iniciaron el curso actual.
Ginny contó a Harry de las veces que vio a Malfoy mirar a Hermione, de cómo la espiaba en la biblioteca y de cómo sus ojos brillaban diferentes después de que ellos comenzaron a saludarse.
Harry Potter no sabía si sorprenderse por cada palabra de Ginny redactada en sus cartas pero eso solo confirmaba la sospecha que tenía sobre Draco Malfoy durante su juicio en los tribunales.
Se había dado cuenta que mantenía la mirada fija en Hermione, con una mezcla de ansiedad y nerviosismo, sus ojos llenos de esperanza cuando ella lo declaró inocente ante todos y de cómo la buscó cuando le dieron el veredicto.
Él había sido testigo de todo eso pero no había querido pensar que Draco Malfoy estuviera interesado en Hermione.
Sin embargo se preguntaban... ¿desde cuándo Malfoy tenía esos sentimientos hacia la chica lista de Gryffindor?
- Desde que nos capturaron y nos llevaron a Malfoy Manor. - dijo Luna a Ginny en una plática secreta en la biblioteca cuando contaba lo que entre Harry y ella se habían estado carteando.
-¿Qué estás diciendo? - Preguntó Ginny haciendo un mohín de desacuerdo.- Eso es imposible.
-No lo es. - Suspiró- Cuando me secuestraron los mortífagos y Malfoy supo que yo estaba en las mazmorras de su mansión él fue a verme y quiso fingir que me interrogaba porque necesitaban saber información de los aliados pero todo lo que hizo fue preguntarme cosas sobre Hermione. Además cuando uno de los mortífagos quiso lastimarme él no lo permitió. Después de eso no me quedo duda que Draco Malfoy no es la persona que parece.
Ginny soltó su pluma y respiró profundo.
- ¿Malfoy enamorado de Hermione? ¿Cómo pudo pasar eso? Suena absurdo.
Luna sonrió.
-Al parecer él ha estado enamorado de ella desde mucho antes de la guerra. No pudo haberse enamorado después.
-Pero si todo lo que hizo antes fue fastidiarla e insultarla.- dijo Ginny con un tono de exasperación.
-Es un mecanismo de defensa Ginny.- Luna apretó un poco los labios.- Piénsalo, ¿crees que antes él hubiera tenido una oportunidad para demostrarle sus sentimientos a Hermione?
Ginny parpadeó.
-No.
-Su familia todavía era muy poderosa, su padre era el mortífago favorito de Voldemort y con su tía Bellatrix suelta por ahí no hubiera sido nada fácil ni seguro. Es posible que Malfoy haya hecho todo eso para no dejar que su interés hacia ella pudiera intervenir con la vida que llevaba.
Y de nuevo Luna tenía razón.
Draco jamás hubiera tenido oportunidad de iniciar nada con Hermione, aun cuando él hubiese querido conquistarla desde antes jamás se lo hubieran permitido y quien sabe que cosas le hubieran sucedido a Hermione y su familia.
Luna movió sus ojos en dirección a Draco Malfoy, quien estaba sentado con Theodore Nott.
-Míralo Ginny.- susurró Luna.- ¿No has notado su semblante melancólico en estos últimos meses cuando antes lucía orgulloso?
Ginny levantó una ceja.
-Malfoy siempre se ha visto orgulloso de sí mismo...
-Pero...
-Sí, ya sé a qué tipo de orgullo te refieres Luna.- interrumpió.- y tienes razón. Ya no luce igual.
-Escuché que O'Coneill lo había estado molestando y que Slughorn lo castigó una semana.
- Y yo escuché que Malfoy mandó a O'Coneill a la enfermería.- dijo Ginny con una mueca de burla.
Ginny y Luna guardaron un momento de silencio sin dejar de mirar a Draco Malfoy. En ese momento el rubio levantó su mirada y se topó con los ojos de Lovegood y Weasley.
Las dos chicas, al ser descubiertas, desviaron su mirada a sus libros haciendo que Draco frunciera el ceño preguntándose qué rayos les pasaba.
-o-o-o-
Faltaban pocas semanas para terminar las clases y estaban con el revoloteo de los E.X.T.A.S.I.S. en todo el Colegio. Los estudiantes habían dejado la diversión para concentrarse en la época de los exámenes.
Draco Malfoy y Theodore Nott sabían que eran los magos con mayor presión en Slytherin. Ellos tenían que ver con mortífagos en su árbol familiar, así que tenían que demostrar que ya no pertenecían a ese mundo.
Draco pasaba gran parte del tiempo en la biblioteca y casi siempre escogía un lugar recóndito donde nadie pudiera molestarle. Algunos días se encerraba en aulas vacías para practicar encantamientos. Había solicitado apoyo a Slughorn para usar la sala de pociones en horarios nocturnos para practicar sus pociones. Estaba dispuesto a hacer algo que pudiera asombrar a sus evaluadores.
-Últimamente no te hemos visto. - le dijo Astoria cuando vio a Draco leyendo en un rincón de la sala común.
-He estado ocupado.- contestó sin dejar de leer.- Nott anda en las mismas.
-Al menos a Nott lo he visto, por ejemplo a la hora de la comida. Tú llegas cuando nosotros no estamos o te saltas las comidas.
Draco detuvo su lectura y la volteó a mirar. Sus ojos grises relampagueaban bajo la luz de las velas de su mesa de estudio.
-Bien, tienes mi atención.
Astoria sonrió.
-¿Qué te parece si damos una vuelta? Tienes que descansar Draco. No puedes pasarte todo el tiempo estudiando.
Draco suspiró.
- Necesito terminar esto Astoria.
-Por favor.- dijo ella con un fingido tono chilloncito de súplica.
El chico al ver su gesto rodó los ojos.
-Me desagrada esa vocecita tuya. Es escalofriante.- dijo cerrando su libro.
Astoria sonrió burlona. Draco mandó su libro volando de regreso a su habitación por medio de un movimiento de su varita.
-Antes acompáñame a la biblioteca a dejar esto.- dijo ella enseñando un libro.
Draco se alzó de hombros y comenzó a caminar hacia la salida de la sala común de Slytherin. Después de unos minutos de caminar en silencio, Astoria decidió romperlo.
- He notado que te la pasas leyendo muchos libros de encantamientos y pociones. - dijo mirándolo de reojo. - Supongo que ya tienes decidido a que te vas a dedicar cuando termines el colegio.
-Sí. - contestó algo cortante.
-¡Vaya! Sí que has dado demasiada información.- dijo sarcástica.
Draco sonrió burlón.
-¿En serio te interesa?
- Tengo curiosidad.
-Estoy pensando probar el área comercial. He estado leyendo sobre componentes y substancias para pociones, sobre cómo y dónde conseguirlas.
-¿te refieres a la importación de ingredientes para pociones? Eso suena a que tienes que buscar proveedores, compradores y muchas cosas más. -dijo Astoria sorprendida.
-Nott y yo hemos considerado muchos aspectos pero aún estamos organizándolo.
-Espera... ¿Theodore está contigo en esto?
-Theodore tiene muchas habilidades en herbología y creo que eso es un buen punto a considerar en este negocio.
-Pensé que habías contemplado el Ministerio. Todo mundo quiere estar ahí.
- El Ministerio no es para un exmortífago.- dijo Draco casi resentido.
La chica se mordisqueó el labio inferior preguntándose si debía decir lo que tenía en mente desde hacía días.
-Draco...
-¿Si?
-¿Qué ha pasado con Hermione Granger?
Draco detuvo un momento su caminar y la miró disgustado. Astoria bajo la mirada y luego lo volvió a enfrentar.
-Supongo que lo preguntas por todas las cosas que se oyen por ahí.
-Has causado demasiado revuelvo con ese asunto de sus padres. O'Coneill se ha encargado de desacreditarte ante todos.
-¿Desacreditarme? - Preguntó con el ceño fruncido.- ¿Crees que se puede estar más desacreditado de lo que ya estaba? Porque te recuerdo Astoria que era un mortífago.
-Si pero dicen demasiadas cosas.
-No me interesa saber que dicen. - dijo reanudando los pasos. Astoria trato de alcanzarlo.
-Está bien. Como sea Theo y tú son mis amigos. En especial tú... pequeño hurón.
Draco se detuvo bruscamente.
-¿De dónde has sacado eso de hurón? - dijo con una ceja alzada.
Astoria hecho la carcajada.
-Tú sabes por qué.
-Vas a pagarlo Astoria Greengrass... - dijo Draco socarronamente.
Astoria quiso echar a correr pero Draco la tomó de una de las mangas de la túnica para evitar que escapara pero la bruja trastabilló y se fue hacia atrás haciendo que Draco la atrapara en un abrazo.
-¡Por Merlín! -exclamó Astoria.-Que buena atrapada, creí que caería estampada contra el piso.
Astoria estaba soltándose de Draco cuando una figura apareció a una corta distancia de ellos dos. Los Slytherin desviaron su atención ante dicha presencia.
- Greengrass, Malfoy. Buenas tardes. - saludó Luna con cordialidad.
Astoria y Draco la miraron sorprendidos pero fue Draco quien se tensó por completo cuando notó la mirada aguda de Hermione Granger, quien llegaba detrás de Luna.
-Buenas tardes... - contestó Astoria separándose más de Draco.
Luna sonrió. Sus ojos de un azul intenso se posaron en los de Draco. La chica apretó sus libros contra el pecho y se acercó unos pasos más.
-Supe que O'Coneill hizo de las suyas otra vez pero espero que con la última visita al hospital deje de molestarte. - dijo Luna con voz queda a Draco.
El slytherin titubeó.
-¿Por qué...? ¿Porque estás hablándome? - preguntó Draco con el ceño fruncido.
-Es mi forma de agradecerte por aquel día en Malfoy Manor. - Dijo Luna alzándose de hombros.
La mirada de consternación de Draco apenas si se podría describir. Quiso decir algo al respecto pero el movimiento de Hermione hizo que desviara su atención.
-Luna, me voy. - dijo Hermione con una expresión de hastío.
-¿No íbamos a la biblio...?
-Iré a ver a Ginny al campo de quidditch. - dijo apretando los labios en una mueca.
-¿Quieres que te acompañe? - preguntó Luna calmadamente.
Hermione miró de reojo a Draco, su mirada fue tan fría y cargada de rabia, que hizo que él sintiera escalofríos.
-No es necesario. Te veo al rato.
La Gryffindor se disponía a dar la vuelta para irse cuando sintió una fuerte opresión en la muñeca.
Hermione sintió la mirada penetrante de Draco Malfoy. La chica casi quería desmayarse al momento en que la acercó a él.
-¿Qué te pasa? - preguntó Draco en voz baja.
La chica se soltó de inmediato y lo miro altiva.
-No me pasa nada Malfoy. Te dejo para que sigas con... lo tuyo. - dijo la chica dándose la vuelta presurosa, antes de que el rubio volviera a tomarla.
Draco se quedó confundido mirando como Hermione se alejaba. Luna y Astoria se habían quedado inmovilizadas pero Luna reaccionó primero.
-¿No vas a ir tras ella? - preguntó Luna con su voz cantarina.
Draco volteo a mirarla. Hizo un gesto parecido a una mueca amarga y sin decir nada comenzó a caminar en dirección hacia las mazmorras.
Astoria lo interceptó y él la miro interrogante.
-Si te vas de vuelta a las mazmorras significa que... ¿hay una oportunidad para mí? - preguntó con la voz temblándole por los nervios.
Draco la miro sorprendido. Por un momento no supo que decir pero claramente sabía la respuesta. Con pesar bajo la mirada y negó lentamente con la cabeza. Astoria al verlo apretó los labios y respiró profundo.
-Entonces no seas cobarde. Los slytherins no nos damos por vencidos. Siempre logramos lo que nos proponemos.
Draco estrujó los puños, se sentía en tensión y liado. Miró a Astoria, quien se veía claramente apenada, y con ímpetu dirigió sus pasos en dirección contraria a las mazmorras de Slytherin.
Al quedarse a solas, Luna se colocó a un lado de Astoria.
-Lo que hiciste fue valiente. - dijo.
-Si hubiera visto un gesto de duda en sus ojos no lo hubiera dejado ir pero... no había nada para mí.
-¿Lo quieres?
Astoria la volteó a ver sorprendida por la pregunta tan directa.
-No es como tú piensas pero no hubiera sido desagradable si en vez de Granger hubiera sido yo la elegida.
Luna sonrió de lado. Soltó un pequeño suspiro y agregó:
-¿quieres ir a la biblioteca?
Astoria accedió con una sonrisa.
-o-o-o-
Hermione había dejado de correr. Se encontraba irritable por lo que acababa de pasar. No tenía justificación su pequeña rabieta ante todos. ¿Cómo podía explicarse el irse repentinamente?
Caminaba rumbo hacia el campo de quidditch pero no tenía ganas de ir ahí, no obstante quería estar a solas para pensar.
Su corazón comenzó a latir acelerado al pensar en Draco Malfoy.
Hacía semanas que había querido hablar con él pero cuando lo veía se acobardaba. ¿Cómo podía hacerlo después de todo lo que había dicho? Además él se veía de pronto tan frío como siempre. Ya no había esa mirada cálida que le regalaba cuando se veían.
Suspiró.
Extrañaba todo eso. Extrañaba el tono de su voz, sus miradas, sus cartas, inclusive comenzaba a fascinarle su letra y su forma de pensar.
Luna y Ginny habían hablado con ella para tratar de ayudarla a encontrarle equilibrio a la situación. Hermione no era buena cuando estas se salían de control. ¿Cómo podía explicarse que Draco Malfoy había hablado con sus padres? ¿Qué él se mostraba ante sus ojos como alguien interesante?
Tenía miedo. Era de esperarse después de todo el trayecto de vida que había llevado con Malfoy.
Tenía desconfianza de rendirse ante él y darse cuenta que las cosas entre ambos nunca iban a encajar. No con un mago que, desde que nació, ha odiado a impuros y muggles.
Sin embargo, Malfoy ya no parecía ser así. Ella de alguna manera siempre supo que él no tenía la capacidad para hacer daño, siempre se lo decía a Harry. Creía que Malfoy era listo pero lo veía más como un niño mimado y arrogante.
Hermione respiró profundamente y cerró los ojos tratando de serenarse.
-¿Qué demonios te pasa Hermione? - Se dijo así misma.- ¿Cómo pudiste pelear una guerra pero no puedes hablar con alguien para dejar las cosas claras?
-Eso mismo me estaba preguntando. - dijo una voz a sus espaldas.
Hermione dio un respingo. Se dio la vuelta de inmediato para darse cuenta que ahí estaba Malfoy con aspecto enojado, lo que hizo que se estremeciera.
-No vas a huir de nuevo Granger.- dijo acercándose a ella con los puños apretados.
Hermione fue presa del pánico. Sin decir absolutamente nada aceleró los pasos hacia las gradas que quedaban más cerca.
Draco sonrió de lado al ver la reacción de la chica.
- Vamos a aclarar las cosas de una buena vez.- continuó el Slytherin.
Hermione estuvo a punto de subir las escaleras cuando Draco le bloqueó el paso.
-Espera Malfoy.- dijo ella retrocediendo.
-¿Esperar? - Alzó una ceja.- ¿Qué yo espere qué?
La chica no supo que decir. Siguió retrocediendo hasta que Draco la tomó de las muñecas, impidiendo que ella sacase su varita.
-¡Suéltame! - exclamó Hermione tratando de soltarse.
-No voy a hacerlo.
- Más vale que me sueltes o...
- No voy a soltarte hasta que me digas que fue lo que sucedió en el pasillo. ¿Por qué te fuiste de ese modo?
Hermione trató de mostrarse indignada pero no lo logró. Su turbación y nerviosismo casi se podían respirar. Intentó una vez más zafarse pero esta vez Draco la atrajo hacia él y la tomó de la cintura.
-¿Y bien? - preguntó con una ceja alzada.
Hermione dejo de forcejear. Estaba petrificada por la cercanía de Draco, quien la miraba con ardor. Parecía una especie de gato jugando con su pequeño ratón.
- Si no hablas... - Dijo acercando su rostro al de Hermione.- Voy a hacerte hablar.
Hermione negó con la cabeza. Desvió su rostro, no podía sentir el aliento de Draco tan cerca de sus labios. Consideraba que estaba intoxicándose con su aroma, sintiéndose confundida.
-¿Por qué te fuiste tan molesta? - preguntó.
-No estoy molesta.- contestó nerviosa.- Y suéltame, no tienes que hacer esto.
-No me dejas otra opción. Cada vez que me ves huyes y ya no aguanto estar así.
La chica volteó a verlo. Los ojos grises de Draco brillaban de un modo impresionante. Su contacto, su aliento y el temblor de su cuerpo pálido y delgado la tenían retenida entre sus brazos. No quería moverse, no quería que él la soltara.
-¿Cómo puedes pedirme que hable de algo cuando no estoy segura de nada?- dijo afligida.
Draco se sintió de pronto sorprendido. No esperaba escucharla así sin embargo siguió en silencio esperando que ella continuara.
- Hemos pasado seis años de nuestras vidas odiándonos e hiriéndonos. - Continuó ella.- Te volviste mortífago, luego me salvas la vida y empiezan a pasar todas estas cosas que nunca creí que podrían pasar. Luego hablas con mis padres y rompes con todos los paradigmas que te envuelven. Solo dime, ¿Qué explicación hay?
Draco la miró fijamente unos segundos. Poco a poco fue soltándola.
-¿Y cuál es la explicación que quieres oír? - dijo apartándose de ella. -¿No te di una aquel día en Flourish and Blott's?
Hermione sintió que se sonrojaba al recordar el beso pero se mantuvo firme.
-Eso no fue una explicación. No puedes esperar que después de todo lo que ha pasado la acepte con lógica. Es como tratar de cruzar un túnel y no saber que esperar del otro lado.
Draco respiró profundo y cerró un momento los ojos para aclarar sus ideas. No podía comprender como es que Hermione insistía en eso. ¿Es que no era palpable a simple vista lo enamorado que estaba de ella? ¿Porque querer siempre encontrarle una razón a todo?
- Está bien Granger vamos a aclarar las cosas.
Hermione se relajó y accedió. Draco tomó aire para tratar de calmarse pero todo su cuerpo se había estremecido por una corriente fría.
- Quiero saber porque saliste huyendo de ese modo, hace un momento que nos vimos.
Hermione desvió su mirada.
-Mírame a los ojos. - Ordenó Draco apaciblemente.- Si vas a contestarme quiero que me mires a los ojos.
La chica, sin saber por qué, lentamente obedeció.
-¿Te molestó verme con Astoria?
Hermione se ruborizó de repente y Draco se dio cuenta de la verdad al ver como temblaba por completo.
-No tengo nada con Astoria. -dijo serio.
-¿Por qué me dices eso?- dijo cruzándose de brazos. - No me interesa saberlo.
Draco sonrió burlón.
-En serio que eres testaruda.
La chica frunció el ceño.
- Yo no soy....
Draco le puso un dedo en los labios y la calló.
-No siempre tienes la razón, ¿lo sabías? Pero estoy cansado de darle vueltas, así que vamos hablando de una vez con la verdad.
Hermione se quedó inmóvil. Draco retiró su dedo y la miró fijamente.
- Dime algo, ¿ves algo más que el Draco Malfoy que conociste en los primeros años de Hogwarts?
Hermione parpadeó en completa mudez.
- Quiero que entiendas que no soy únicamente un ex mortífago y un Malfoy.- continuó.- Tampoco soy solamente el egocéntrico y tramposo Slytherin que me he encargado de ser durante tantos años. Soy más que eso.
La voz de Draco se oía casi como un susurro.
- Eso lo sé. - Dijo Hermione tomando valor.
- Entonces... ¿Tienes miedo?
Hermione asintió.
- Yo también tengo miedo, Hermione. No solo desde ahorita sino desde hace mucho tiempo y no tienes idea de lo angustiante que ha sido.
Hermione sostuvo la respiración. La forma en que Draco había pronunciado su nombre se había oído tan natural como si nunca le hubiera llamado de otra forma y el modo de expresarse le había dejado desarmada.
- Todo esto es muy confuso, ¿Qué no lo ves? - dijo tocándose la frente con sus dedos.
Draco tomó una mano de Hermione y la colocó en su pecho.
- Vamos bruja inteligente, explícame que es lo que hay aquí. ¿Cuál es la parte confusa?
Hermione estaba sintiendo cada palpitar del corazón de Draco, aquello la llenó de una sensación emocionante y rara. Estaba comprendiendo lo que Draco quería decir, no era necesario decirlo con todas sus letras.
-¿Por qué no me dejas demostrarte que esto es real? ¿Por qué no dejas un momento esa lógica tuya de encontrar una causa-razón a todo lo que te rodea?
Hermione se mordió el labio inferior y bajo la mirada. Draco al ver su gesto fue soltándola de la mano sintiéndose cada vez más desesperanzado. Ella tenía muchas dudas, más de las que a él le gustaría porque estaba peleando contra los fantasmas de un pasado oscuro.
En eso Hermione se aferró a su bufanda plata-verde de Slytherin, respiró profundamente y se concentró en hablar. Este gesto fue tan repentino que Draco no pudo reaccionar.
-¿Y qué pasa con todo lo demás?
-¿A qué te refieres? - preguntó Draco desconcertado.
- A nuestras familias, a nuestra vida fuera de Hogwarts... Si hubiera un... nosotros, ¿Qué va a pasar con todo eso?
A Hermione se le hizo un nudo en la garganta que le impidió seguir hablando. Draco la tomó de la barbilla y la obligó a mirarlo nuevamente.
-¿No quieres averiguarlo?- preguntó lleno de ansiedad.
Hermione respiró profundamente. Su mente le gritaba palabras que no lograba escuchar, solo podía escuchar los latidos de su corazón que estaba acelerado.
Esos segundos de silencio al Slytherin se le hicieron eternos... hasta que ella asintió y eso fue suficiente para que él acortara la distancia entre ambos, tomando su rostro entre sus manos.
En cuanto Hermione sintió los labios de Draco se dejó llevar por una ola cálida desde su pecho hasta su estómago. Cerró los ojos sintiendo cada delicioso movimiento acompasado del Slytherin en su boca. Logró rodear con sus brazos la cintura de él mientras se ponía de puntillas para poder alcanzarlo.
Draco no podría explicar en ningún momento la felicidad que le inundó. Era tanta que hasta sentía que el corazón le dolía. Los labios de Hermione eran suyos. La sentía estremecerse y aferrarse a él como si pensara que fuera a escabullirse en cualquier instante.
Se sentía completamente rendido ante ella y no ocultó, en ningún momento, el amor que emanaba por los poros de su piel.
Hermione en cambio se seguía sintiendo extraña pero no tenía duda alguna de que se había enamorado de Draco. Tal vez lo empezó a estar desde el momento en que se vieron en la primera salida a Hogsmeade o tal vez se había sembrado la semilla cuando él la salvó de los mortífagos.
Era probable que nunca lo fuera a esclarecer pero sintiéndose así entre sus brazos, realmente no importaba.
Después de un momento, Draco sintió que Hermione bajaba el ritmo de los besos, al grado que dejo de hacerlo y sintió como ella volvía a poner sus talones en el suelo.
-¿Qué sucede? - preguntó dándole pequeños besos cortos.
-Ya me cansé de estar de puntitas.- musitó ella.
Draco sonrió abiertamente haciendo que Hermione bajara la mirada ruborizada.
-Es que eres muy bajita.
-Es por la superficie que está a desnivel.- dijo con fingida molestia.
Draco le dio un beso en la mejilla y sus labios buscaron nuevamente los de Hermione. Volvieron a entregarse a los besos cuando escucharon gritos de emoción en el campo de quidditch logrando que respingara Hermione.
-Había olvidado la práctica de quidditch...- musitó Hermione.
Draco no dijo nada. Seguía concentrado en los besos hasta que sus manos fueron deslizándose hacia su cintura para rodearla con un cálido abrazo. Se apartó un poco para mirarla a los ojos.
-No tienes idea de lo mucho que deseaba esto. - susurró.
Hermione sintió que se estremecía, la voz de Draco sonaba tan llena de amor que lograba emocionarla por completo.
-Aun así tengo un poco de miedo.- dijo ella en voz baja.
-Lo iremos resolviendo en el camino. No te preocupes.
Hermione apoyo su cabeza en el pecho de Draco y escuchó su palpitar. Cerró los ojos y suspiró.
- Cuando se enteren los demás va a ser un escándalo. - dijo con voz resignada.
- Mi varita estará lista para cuando llegue el momento.
Hermione se alteró. Volteó a mirar a Draco con enfado.
- Tu varita no va a lanzar ni un hechizo contra nadie, Draco Malfoy. No busques problemas.
-Yo no los busco, ellos me encuentran. Eso es muy distinto.- dijo burlonamente.
- Que conveniente para ti.
Draco le dio a Hermione un beso en la comisura de los labios.
- No me vas a convencer de lo contrario... aunque seas una prefecta.
-Bueno... tal vez "otra" prefecta te convenza de no meterte en problemas.
Draco echó a reír ante el tono de voz de resentimiento de Hermione.
- Sabía que estabas celosa cuando me viste con Astoria.
-No seas tan egocéntrico, Draco. - dijo ella intentando oírse molesta pero estaba aguantándose las ganas de reír.
El corazón de Draco se paralizó por un momento. Su nombre pronunciado por los labios de Hermione le había parecido el mejor momento de su vida. Sin poder contenerse volvió a besarla.
Hermione rodeo sus brazos alrededor de su cuello para atraerlo más hacia ella. Draco sonrió entre besos.
-¿Qué te parece si damos un paseo antes de la clase de encantamientos? - dijo él.
-¿Quieres que nos exhibamos por todo Hogwarts?
- Yo no quiero esconderme.- dijo besándole la mejilla.
Hermione sonrió.
-Me temo que los momentos privados se van a limitar en cuanto sepan lo nuestro. - dijo ella alzándose de hombros.
-Entonces estemos solos un momento antes de que eso pase.
Hermione se mordisqueó el labio inferior, a Draco ese gesto le pareció atractivo pero esta vez en lugar de besarla, hundió su rostro en un abrazo, aspirando el aroma del cabello de Hermione.
- Que feliz estoy.... - dijo en su oído.
Hermione cerró los ojos, sintiendo como su corazón palpitaba cada vez más y más fuerte. Fundiéndose con Draco en ese abrazo que derretía todo su ser.
¿Qué futuro les esperaba?
Eso no lo sabían. Todavía había mucho camino por recorrer... pero al menos sería juntos.
FIN
-o-o-o-
Chicas, este fue el final de mi historia Petreus Cordis, espero que lo hayan disfrutado. Fue una historia un poco difícil de escribir porque no me decidía que tipo de carácter quería para Draco o como él reaccionaría en los libros, en la vida real.
Creo que para Hermione sería muy difícil pensar en una relación con él, para ambos de hecho pero siento que Draco sería el primero en enamorarse. He leido muchos fanfics y en muchos encuentro elementos muy agradables y las historias son geniales.
Lamento no haber podido haber hecho una historia alterna entre Nott y Luna pero les prometo que haré un one shoot de ellos.
Esperaré con ansías sus reviews.
Tengo en mente un Epílogo, si lo quieren leer por favor escríbanme, así veo si me animo a subirlo.
Un abrazo muy fuerte a todas mis seguidoras! Las quiero!
Jaina
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Petreus Cordis
FanfictionDraco Malfoy se ha dado cuenta que ser Mortifago no es como creía, es mucho peor. Ahora tiene que encontrar el origen de esta angustia constante y decidir que camino tomar. Dramione. Draco Malfoy & Hermione Granger.