★ LATIN♡S ARE H♡T... ? ࣪˖

O3 ❝ crackled glass ❞

anonadado ante tal respuesta insulsa, Estados Unidos gruñó mordidendo su mejilla interna al cortar la llamada, dejando al asiático con las palabras en la garganta y sin derecho a explicarse. chasqueó su lengua y lanzó su delicado teléfono por los aires, lejos de él, aterrizando en el suelo, amortiguado por la alfombra arrugada y rasposa al tacto desnudo que el estadounidense rechazaba cambiar por otra más moderna o suave.

tuvo que sujetar su cien entre las yemas de sus dos manos, buscando aliviar el mareo que, a cada segundo, se intensificaba. USA sentía que la habitación en donde estaba,  y toda la mansión, daban vueltas y giros. aunque hacía fuerza con sus pies contra el suelo y se encontraba sentando en su cama, parecía que se caería en cualquier momento.

para agregar a la mala racha que llevaba la potencia, ninguno de los sirvientes se encontraban en los alrededores de aquella lujosa casa, solo sus guardias. por lo cual, aceptó su destino y alejó sus manos de su cansado rostro. él mismo debía hacerse cargo de su gran y horrorosa resaca.
algo tenía bien claro, y es que nunca volveria a tomar. aún siendo un ser ciertamente superior al ser humano, no estaba hecho para soportar tanto alcohol en su organismo.

al primer paso que dió cayó rendido, quejándose del dolor de todo su cuerpo. maldiciendo, volvió a pararse a duras penas y con la ayuda de sus manos, fue sujetandose de las paredes, encaminado a la cocina para así prepararse el gran desayuno que se merecía para hacer pasar su malestar. tambien una pastilla, por si el efecto solo de la comida no lo cesaba.
ni siquiera el mismo Estados Unidos de América sabe cómo, pero logró adentrarse a su cocina de cerámicas y porcelanas.

las cortinas crema aún cubriendo las ventanas, impidiendo que la totalidad de la luz del sol entre al edificio, dibujaban una silueta algo familiar para el estadounidense, quien trataba de descifrar a quién pertenecía tal figura mientras se sostenía de su mesa. respirando profundo y aún mareado, su corazón latía por la tortuosa adrenalina que le daba ánimos para escaparse y volver a subir las escaleras, en busca de un refugio en su habitación personal.
el sudor brotaba de su frente y bajaba rápido por su mejilla y mentón, con una de sus manos titubiantes retiró los negros lentes de sus ojos, permitiéndose a si mismo ver con más claridad.

esa figura tímida no parecía ser una alucinación por la falta de sueño. con pies cautelosos, la potencia se acercó curiosa unos pocos pasos a la ventana. la sombra intentó saltar sobre él, golpeando las palmas de sus grandes manos contra el fino pero resistente vidrio. recibió un alarido como respuesta, USA comenzó a agitarse cada vez más, la figura deseaba entrar, haciendo resonar el fuerte cristal con sus puños desnudos.

trató de irse lo más rápido posible, pero cada dos o tres pasos caía al suelo. sentía que el vómito en su garganta saldría en cualquier momento. pudo subir la gran escalera que dividía el primer piso del segundo, pero no podía festejar su logro. la figura que el estadounidense calcula que es Canadá cumplió su cometido, rompiendo el vidrio de las ventanas en miles de pedazos.
aquel ruido, desgarrador para el de estrellas, se repetía una y otra vez en su cabeza,  castigando a sus oidos y aumentando sus mareos y náuseas mientras buscaba escondite en su cuarto.

los peldaños de la escalera rechinaban con cada paso que el supuesto canadiense daba. USA atinó a adentrarse debajo de su cama, moviendo una que otra caja para otro lado, acomodándose.

cubrió su propia boca con su mano, impidiendo que cualquier sonido jugara en su contra. podía escuchar como aquel intruso respiraba aún más agitado que él aunque caminara despacio, como si tuviera todo el tiempo del mundo para recorrer esa casa.

su corazón iba a salir de su pecho, el anglosajón trataba de adivinar dónde es que se hallaba el sujeto y por qué ninguno de los guardias lo había detenido. su sudor lo bañaba completamente, acalorado por estar debajo de una cama repleta de mantas gruesas que llegaban al suelo y cubrían su escondite. cada vez más cerca, escuchaba aterrado como la figura tarareaba una canción desconocida para él, más cercano a su escondite conforme pasaban los segundos.