Nuestra Princesa [Saga Bebés #3]

capítulo 33

(Sigue narrando Bill)

Luego de varios minutos en silencio Dominic habló

—oye imbécil ¿Cuáles son realmente tus intenciones con mi hermanita?—dijo serio
—¿A que te refieres?—dije confundido
—vamos, no te hagas el pendejo, primero la embarazas, pasan nueve meses y apareces, llegas y le dices que te casas, la invitas a salir y luego la haces llorar  ah y no sólo eso también golpeaste a mi mejor amigo, —dijo enojado— ahora dime la verdad — exige

Solté una carcajada carente de humor obviamente no le debo ninguna explicación a este rubio teñido

—esto es entre tu hermana y yo así que no tengo por qué darte explicaciónes

El se levantó del sofá con los puños apretados

— eres un hijo de puta—dijo entre dientes
— gracias me haces un cumplido— dije sarcástico
—Alejate de Aileen lo único que haces es lastimarla —dijo frío—
—no puedo… yo la amo —confesé
— ¿así le demuestras tu amor? Comportándote como un grandísimo pedazo de mierda —dijo enojado
—Y ¿QUE QUIERES QUE HAGA? QUE LE ESCRIBA POEMAS Y LE REGALE CHOCOLATES? … A MI NO SE DAN ESAS PENDEJADAS—grite enojado

Dominic me miró asustado por unos segundos

—sólo te pido que dejes de compartarte como un  pendejo— respondido Aileen a mis espaldas

Volteó a verla allí estaba ella tan bella como siempre.

Ella estaba de brazos cruzados,  si lado estaba Kat

Ella se acercó a mi y me dio una bofetada

— TU ERES UN HIJO DE TU PUTA MADRE —grito enojada— Por tu culpa mi vida es una mierda—susurro

Dominic la tomo del brazo,ella lloraba

—yo lo siento por todo nunca fue intención arruinarte, yo sólo quiero ser feliz

Por primera vez en mi vida lloré, por primera vez  en mi vida estaba vulnerable frente a las personas

—Yo soy la pesadilla de toda mujer romántica de las que creen en el príncipe azul, en pocas palabras soy un hombre que no sabe amar, y no es por no quiera… no se como —solté un sollozo

Aileen se acercó a mi Dominic y Kat miraban la escena expectantes estaba callado parecía otro mueble más en la casa.

—todos sabemos amar— susurro ella

Negué con la cabeza, ella me agarró la cara con sus pequeñas y suaves manos

—¿Cómo voy amar alguien si ni siquiera me amo a mi mismo?—dije susurrando
—si tu quieres amar alguien debes empezar por ti mismo—dijo ella

Sin pensarlo dos veces la abrace ella aceptó mi abrazo