Capítulo 73

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P.O.V. Manu

Me preguntaba si mi papá le habría dicho a alguien que estaba con otro hombre, o si siquiera le había dado importancia o le hubiera quedado dando vueltas en su cabeza. 

Lo cierto es que en los dos meses que llevábamos de clase, mi papá no me había llamado ni escrito, y en las veces que me he encontrado con la Tiare ella nunca me ha dicho nada sobre él.

Resulta que ella y el Dani habían terminado, ni si quiera puse atención a su larga historia. Sólo me reí. Pero no es tan malo considerando de que llevaban menos de un año y además de que ella no mostraba ni una pizca de tristeza.

-Ya me tenía un poco chata en todo caso, era demasiado pegote- me dijo esa vez, estábamos en hora de almuerzo con su amiga Itzel y el Martín. Yo reí -¿A ti no te ha vuelto a gustar nadie después de la Coco?- preguntó de repente.

Yo volteé durante un milisegundo a Martín, que le dio un lento mordisco a su pan sin mirarme, sabía que me estaba molestando, yo reí en mis adentros.

-A mi... Yo...- obviamente yo no le había dicho nada aún -no, ninguna chica me ha llamado la atención después de ella...

-¿O me saliste wekereke?- dice y le ríe al comentario

-Ja ja, chistosa. ¿Cómo que wekereke?, pesada- digo dándole un empujón mientras sigue riéndo.

-Che, ¿qué es wekereke?- susurra Martín, aunque sabe que todos lo escuchan.

-Gay- entonces él y la Itzel también ríen, después de entender. Después del almuerzo, Martín y yo nos vamos por nuestro lado, yendo a la última clase del día. -¿Y tú con qué derecho te ríes?- digo golpeándolo suavemente.

-Me dio risa la palabra, además es gracioso que tu hermana te diga gay- súper.

Durante esa última clase, estuve pensando bastante en a Tiare. Podría decirle, estaba seguro de que ella se lo tomaría bien y me apoyaría. Tal vez se burlaría un poco cuando le dijera que andaba con el Martín, pero al fin y al cabo era normal. Además, sería un poco más liberador.

Después de clase, caminamos hacia la pieza en silencio, pues yo estaba sumergido en mis pensamientos.

-¿Qué pasa?- preguntó Martín después de haber entrado.

-Estaba pensando... En que podría decirle a la Tiare.

-¿Qué cosa?

-Lo de nosotros- sonreí a medias. Pero él sonríe aún más y se acerca a mí y me abraza.

-¡Sí!, no sabés lo contento que me pone. Sí que deberías decirle... Ya verás que se lo toma re bien y que vos sos el paranoico.

-¿Y cuándo se lo digo?

-Hoy mismo podés

-¿Tan pronto?

-Que sí... Vení- me toma de la mano y salimos de la pieza, luego me suelta, entra de nuevo y cierra la puerta -mirá, que no te dejo entrar hasta que le digás 

-¿Me estai webiando?

-Corré, corré- dijo al otro lado de la puerta. Ya qué.

Me metí las manos a los bolsillos y me alejé de allí. ¿Cómo se supone que se lo iba a decir?

Caminé hasta llegar a la pieza de la Tiare y toqué la puerta, me recibió la Itzel, que llamó a mi hermana y le dijo que la buscaba, ella vino y luego ambos salimos.

Fuimos al patio y caminamos un largo rato, hablando de cualquier lesera que se nos viniese a la cabeza, entonces nos sentamos y me comencé a preparar para decirle.

-Oye, ¿te acuerdas de lo que hablamos antes?- comencé.

-¿Lo de que terminé con el Dani?

-Después de eso

-¿De que si te había vuelto a gustar alguien?

-Pues, sí- apenas había empezado, y ya estaba muy nervioso. -resulta que sí me gusta alguien.

-Ahhh... Mentiroso, me dijiste que no te gustaba nadie- dije que ninguna chica

-No sé cómo decirlo... Mira. ¿Ta acuerdas de mi cumpleaños del año pasado? ¿El que me preparaste?

-Sí

-Mira, esa noche... Pasó algo... No lo de la Coco, no tiene que ver con eso...- no sabía cómo continuar -yo, después de esa noche... Me di cuenta de algo, me había empezado a gustar alguien...

-¿La conozco?- me mordí el labio inferior y asentí.

-El asunto está en que...- recién ahí fui consciente del sudor que hacía que mi ropa se pegoteara a mi cuerpo -es probable que más bien... Lo conozcas- me quedé en silencio, ella poco a poco fue abriendo los ojos y también la boca, sorprendida 

-¡Wow!... ¿Mar-Martín?- me mordí el labio inferior de nuevo y asentí de nuevo -¿eres... Gay?- asentí otra vez, pero sin mirarla. Sentí como se acercaba y me abrazaba -Manu culia'o, ¿cómo no me dices antes?- yo río ante el insulto.

-No sé, wn... Tenía miedo

-Pero si ser gay no es malo

-Aunque creo que más bien soy bi, pero igual, no sé por qué me da tanto

-¿Y Martín sabe?

-De hecho, él fue el que se me declaró primero- ella sonríe de oreja a oreja

-¡¡Naaaa!!- yo río -¿y están pololeando entonces? ¿Cómo fue?- vuelvo a reír 

-Fue uno de esos días en los que estaba en Bariloche, él estaba muy nervioso, y me dijo que le gustaba desde antes de que yo terminara con la Coco- ella estaba muy sorprendida -yo le dije que también me gustaba, y ahí fue cuando empezamos

-Que loco... ¿Y besa bien?- y yo que había querido evitar esa parte por pudor y ella va y me hace esa pregunta

-Shi- sentía como me iba poniéndo muy rojo, entonces me tapé con las manos mis cachetes por la vergüenza.

Seguimos hablando de eso y de otras cosas durante un largo rato. Ella todo el tiempo me hizo saber de su incondicional apoyo, algo que yo agradecí mucho. Vimos como el cielo se empezaba a poner rojizo y el sol ya casi tocaba el horizonte.

-¿El papá sabe?

-Le conté antes de subir al avión para venir para acá, pero no fue como lo nuestro, le dije porque estaba enojado y más bien se lo escupí, y luego de eso no hemos vuelto a hablar- ella movió la cabeza lentamente

-¿Y alguien más sabe?

-Sólo tú- ella apoya su cuerpo en el mío y me abraza

-Gracias por confiar en mí- estuvimos ahí otro rato mientras yo le acariciaba el pelo.

Cuando nos volvíamos, ella me tomó de la mano y caminamos hacia su pieza luego nos despedimos y yo le doy un beso en un cachete.

-Wakala, babas de Martín- dijo limpiándose con cara de desagrado mientras entraba a su pieza.

-Weona, hazla piola po- dije antes de que cerrara la puerta -loca pesa'a- luego me doy vuelta con una sonrisa hacia mi pieza.

Estaba feliz de haberle contado a alguien, y que esta vez no hubiera sido en una pelea entre gritos. Las cosas acabaron bien aunque nunca dudé de que así sería, aún así fue difícil.

Toqué la puerta para que Martín me abriera, y apenas entré él me abrazó y me besó.

-No sabés lo orgulloso que estoy de vos- dijo sin dejar de abrazarme.


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