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Nuestra historia comienza con un pequeño niño castaño,llamado Halrold Hal Jordan (o como querían que lo llamaran:Hal) observando el paisaje del grisáceo reino,y restándole atención a las reverencias de sus habitantes,por no decír que ni siquiera quería prestarles atención. La gente siempre se emocionaba cuando alguien de la familia real los veía por una milésima de segundos;tampoco es que Hal tuviera muchas opciones,su familia salia todos los lunes a pasear por el reino,para observar cómo iba el resultado de toma de desiciones que el rey ejercía sobre el lugar.
Era injusto ya que su hermano mayor,Jack,se quedaba en casa a entrenar mientras él tenía que ír obligado.Muchas veces le había pedido a su padre que no lo llevara con él a ese tedioso paseo pero su progenitor había dicho:

-"Hal,debes saber que tienes que entablar relación con la gente de tu reino,ser amable con la gente a la que cuidas y la que,al mismo tiempo,te protege y aplaude."

Rodó los ojos ante la respuesta,él solo era un niño de seis años,demasiado jóven para entender aquello. Según lo dicho por su madre.
El carruaje se detiene precipitadamente y una voz masculina se oye afuera.

-¡Nora!-el grito de un hombre se logra oír y en eso,su padre se baja de inmediato a verificar la situación.

-¡¿Están bien?!-pregunta su madre mientras sale del carruaje.

-¡Mis señores,no deben de salir de la carroza,se mancharan la ropa!-replica el lacayo.

-Hay cosas más importantes,johny-respondió el rey.

Jordan solamente se limitó a mirar una vez por la ventana y resoplar para anclarse en la posición en la que estaba anteriormente. Siempre hacian lo mismo cada vez que alguien se atravesaba enfrente,eso o alguien pasaba y charlaban durante una hora completa.
Los segundos pasaron convirtiéndose en minutos,Hal arrugó el entrecejo,al no oír más que murmullos. Refunfuñando aún más,salió del carruaje real dispuesto a ver que tan grave era el asunto como para que sus padres tardaran tanto;cuando lo hizo,vió que había un pequeño círculo de personas ,conformadas por sus padres y algunos pueblerinos junto con el lacayo. Levantó una ceja dudoso,¿qué estaban viendo? ¿Acaso el incidente fue tran grave?,al pensar eso,se precipitó hasta los demás y con sus pequeños brazos se hizo lugar.

-¿No es hermoso?-preguntó su madre al verlo ahí,tratando de ver lo que los demás observaban.

El castaño observó a un bebé pálido y con los ojos cerrados,mientras se retorcia incómodo,por las personas a su alrededor,en los brazos de su madre.

-Majestad-dijo la señora rubia,quien sostenia al bebé-,lamento mucho no haber visto su carruaje.

-No hay problema,si ustedes estan bien,no hay de que preocuparse-comentó el rey refiriendose a la madre y al hijo.

-¿Cuántos meses tiene?-preguntó la reina.

-Oh,nació esta mañana-respondió lo que parecia ser el padre de la criatura.

Ese comentario hizo sonreir a Nora y hacer llorar al bebé.

-Shh,mami está aquí-lo acunaba mientras trataba de tranquilizarlo.

Todos querían cargar al bebé y mientras más se acercaban para calmarlo,más se ponia a llorar.

-Quizás Hal pueda calmarlo-sugirió la reina,tratando de incluír a su hijo en el asunto.

El jóven principe la observó un momento,antes de que Nora se arrodillara para estar a su altura y poderle ceder a su hijo. Cuando el castaño tomó en brazos al niño,éste se calmó,y abrió sus pequeños ojos. Hal quedó asombrado con estos;parecian haber capturado un pedazo de cielo y haberlos dejado en esos pequeños ojos a propósito,para que a todo aquel que los mirara quedara asombrado con ellos. En ese momento,todo quedó en calma y el cielo gris se aclaró,dejando ver un hermoso celeste,pero Hal creía que no había algo más hermoso que el celeste azul de los ojos de ese bebé.

Le perteneces a tu ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora