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La puerta se cierra de golpe a sus espaldas, provocando un leve salto de impresión; Barry gira la cabeza, aún sin sentarse bien en el asiento, y lo último que vé antes de que la carroza comience a moverse es el rostro del lacayo.

-¿Es tu primer viaje en carroza, Barry?

-¿Ah?, sí...-respondió nervíoso.

Miró lo hermoso y elegante que era el interior del transporte; todo era rojo y las cortinas eran tan blancas y finas que creyó que si las tocaba se mancharían con la tierra que yacia en sus dedos.
Observó con curiosidad los asientos, eran lo más suave y esponjoso en lo que había estado;tanto que paseó las palmas de sus manos en la aterciopelada tela e inclusive dio unos brinquitos para confirmar que los asientos eran esponjosos, hasta que su vista se trasladó a su hogar; se sentía mal, se iba a ir de ese lugar asi como si nada, dejando atrás todo en lo que había trabajado junto a su padre.

-Su majestad, ¿cuánto tiempo me quedaré en el castillo?-miró hacia el mayor para encontrarse con un rostro sonriente.

-Vivirás allí, conmigo. -repuso calmo-¿Por qué estás triste, Barry?-cuestionó al ver la tristeza pintada en la cara del menor.

Barry no se había dado cuenta en qué momento se deprimió, ni en qué momento había puesto una cara triste, pero solo se limitó a mirar por la ventana.

-Es que...e_esto es...nuevo para mí y yo...-se cortó al sentír que el castaño se levantaba de donde estaba y se trasladaba a su lado.

Guardó silencio, espectante a algún movimiento, viéndolo a la espera de sus palabras, pero...nada, nada salió de los labios del rey; solo mantenía los ojos cerrados, una postura recta, y una respiración tranquila. Parecia que estaba meditando asi que prefirió no perturbar su meditación momentánea.

<Es un rey raro>

Creyó Barry, mirando devuelta hacia la ventana del carruaje, apreciando como éste comenzaba a moverse.

-Su majestad, ¿por qué mi padre no viaja con noso...- se cortó de repente.

Abrió los ojos en sorpresa, mirando incrédulo al más alto, la respiración se cortó, y el calor invadió su rostro por completo; el rey lo había besado, lo estaba besando, ¡EL REY HAL LO ESTABA BESANDO!

-Mhm-una lengua quiere abrirse paso en su boca, él gime bajo y se estremece por la sensación-re_rey Hal...-llama pero las manos cubiertas del rey lo apresan.

<¡Esto está mal!>

Barry piensa.
Hace rato que cerró los ojos. No puede hacerse para atrás, no puede hablar, está muy confundído.

<Tan tiernos>

Degusta los labios del granjero con gozo, se estremece al saber que a quien está besando es al rubio, su rubio de ojos celestes.
Cuando siente unas palmadas desesperadas en su espalda se corta, alejándose levemente; sintiendo aún el aliento ajeno golpear sus labios.

-¡¿Po_por qué hizo eso?!-exaspera avergonzado y rojo, casi llorando.

A pesar de ver los lagrimales en los ojos ajenos y de escuchar el tono de la pregunta, Hal, se siente satisfecho por lo ocurrido. No se arrepiente.

Le perteneces a tu ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora