❝colors❞ ━yoontae

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✦Or I coul be yellow

Cuatro, cinco, seis estocadas bastaron para que YoonGi se corriera dentro de Taehyung y éste manchara las sábanas. Con un último beso, el mayor salió de él recostandose a su lado y lo abrazo por la cintura mientras hacía varios masajes en esta. El semen se estaba escurriendo entre sus piernas, pero eso era lo de menos, no cuando tenias a tu lindo novio mimandote cual bebé.

─ ¿Quieres comer algo? ─ Preguntó, aún acariciando su cintura que tenía marcas de dedos por el fuerte agarre de YoonGi. Se quedó viendo eso hipnotizado. Fascinante, pensó.

─ Si, necesito algo para recuperar energías, ¿podrías? ─ YoonGi no pudo decirle que no a esa carita con un puchero, así que bajó de la cama y se vistió con su ropa habitual para salir, le beso el cachete a su bebé y salió del cuarto hacia la puerta de salida.

Afuera hacia mucho frío ya que se acercaba el otoño, y él estaba bien abrigado por seguridad y por no querer resfriarse. Encontró un supermercsdo abierto justo en la esquina y entró a el refugiándose unos minutos.

Tomó una canasta, paseo por los pasillos hasta que empezó a meter los ingredientes para hacer Kimbap, un platillo que era muy común cocinar entre Tae y él; simplemente porque a el menor le gustaba y más cuando los hacía YoonGi.
Cuando vio que todo estaba ahí se dirigió hacia una de las cajas y sacó todo lo de adentro, la chica que tenía cara de pocos amigos terminó de pasar los productos y se los dejó a un lado para ponerlos en una bolsa. Cuando le dijo el precio, él pagó lo debido y salió de la tienda con la bolsa. Hizo el mismo recorrido que antes y llegó a su casa sanó y salvo.

Dejó la bolsa en la cocina y subió las escaleras a ver cómo estaba su bebé, y fue grata la sorpresa de que este estaba durmiendo usando uno de sus buzos y pantalón chándal, que habían comprado para combinar entre parejas, específicamente el amarillo que hacía relucir la piel acaramelada del chico. Decidió hacer la comida después y se despojó de sus prendas, agarró los pantalones chándal amarillos con el buzo de Tae que sorprendentemente le quedaba.
Se acostó a su lado y los tapó para que no agarraran frío.

Con su nariz olfateo el rico olor a palta y manteca de karité en el cabello castaño de su chico. Lentamente cerró los ojos ante la comodidad y calor corporal al estar abrazando a la persona más especial para él.

Pequeños besitos eran repartidos por su cara, con el fin de despertarlo, y ese propósito fue logrado cuando Tae pudo ver los ojos color cielo de su amor.

─ Ojalá me despiertes así todos los días ─ Le sonrió de lado mientras volvía a hundir su cabeza en el pecho de su novio, mientras recibía masajes de parte de él.

─ Puedo empezar a hacerlo todos los días si quieres ─ YoonGi asintió y prácticamente podría dormirse ahí instantáneamente, pero malamente su panza necesitaba comida al igual que el de su bebé.

─ Traje para hacer Kimbap, ¿vamos? ─ Taehyung asintió feliz, y aun estando con las prendas salió de la cama junto con YoonGi. Recién estando en la cocina se dio cuenta que su novio llevaba su buzo.

─ YoonGi, ¿acaso ese es mi buzo? ─ Preguntó con una sonrisa, mientras apoyaba su mentón en la palma de su mano.

─ Tu tienes mi buzo y no me estoy quejando sobre eso ─ Las pequeñas risas de Taehyung no se hicieron esperar y rodeó el torso de su novio en un abrazo cariñoso.

─ No me estoy quejando, sólo me sorprende que te haya quedado ─ Enterró su cara contra la espalda y restrego su cara contra esta.

─ Tu siempre eliges ropa dos tallas más grandes ─ Tae asintió ante lo dicho, y él no se quejaba, realmente le quedaba bien esas prendas más grandes que lo hacían ver cómo un niño de quince o diecisiete años máximo.

─ Ya sabes que yo siempre elijo las prendas de esa talla ─ Cuando YoonGi sirvió el Kimbap en dos platos, aprovechó y dio pequeños besos en su cuello, disfrutando también del rico olor a la nueva colonia que le regalo a YoonGi el día de su cumpleaños; era impresionante cómo lo hacía ver y oler tan varonil.

Entre besos y toques inocentes se sentaron en la mesa para comer, dándose miradas de tontos  enamorados. A veces a ellos mismos les impresionaba la dualidad que tenían en la relación; podían ser atrevidos hasta llegar a ser tímidos con los toques o movimientos que hacían.
En fin de cuentas, su amor era infinito, y se amarían hasta que sus propios corazones exploten de tanto amor; pero no exageremos tanto.

soy tremendo asco en el smut, peguenme un tiro, por favor

─peaches