Προειδοποίηση;

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Una semana después

Me dieron de alta en el hospital y pude volver a mi casa, al final creyeron lo que dije y no quede como sospechoso, obviamente no encontraron ni un rastro de los que fueron mis amigos ni a los culpables... si tan solo supieran lo que paso... ya tenía claro que mis amigos no estaban en este mundo y aunque fuera difícil aceptar el cómo fue, no puedo hacer nada más, ya estaba hecho y el tiempo no retrocedería ni habría una segunda oportunidad. me dieron de alta un día viernes por lo que me dejarían simplemente descansar este fin de semana y apenas comenzara la semana volvería a retomar con mi vida normal y las clases que habían comenzado la semana que pase hospitalizado.

Cuando ya estuve en casa acostado en la cama de mi habitación suspire con alivio, me sentía tranquilo y seguro, miraba al techo con la mente en blanco cuando escuche que tocaron a la puerta, respondí con un "adelante" sin mirar de quien se trataba, escuche como la habrían y sentí un escalofrió pasar por mi espalda lo que me causo una extraña sensación por lo que vi hacia la puerta y... no había nadie... en el suelo había un papel medio quemado, extrañado pero con un mal presentimiento me levante y acerque a la puerta. Recogí el papel y mis ojos quedaron como platos, posiblemente mi rostro se habrá puesto pálido cuando vi, que esa nota, era la que llevamos al cementerio y de la cual yo leí el conjuro.

Por poco y pierdo el equilibrio si no me hubiera sujetado al marco de la puerta, mire hacia los lados en busca de quien había dejado eso, escuche las voces de mis padres abajo, seguramente en la sala, por lo que sabía que no habían sido ellos ¿entonces quién?, asustado cerré la puerta de mi habitación con pestillo y mire hacia todos lados, en mi mente pedía a gritos que no fuera aquella cosa que apareció en el cementerio ni nada relacionado con esa noche.

Intente relajarme y distraerme, pero nada parecía funcionar, estaba teniendo una crisis de ansiedad y mi mente no dejaba de repetir una y otra vez lo que sucedió aquella noche, termine en posición fetal en el suelo cubriendo mis oídos para dejar de escuchar aquellos gritos en mis recuerdos, lo que claramente no servía de nada, escuche unos golpeteos en la puerta y desperté de aquella pesadilla en la que estaba viviendo, mire hacia la puerta sin poder moverme, no fue hasta que escuche la voz de mi madre llamándome que me sentí más seguro y abrí la puerta aun alerta y ahí estaba ella con una bandeja con lo que seria mi almuerzo.

-¿Estas bien cielo? ¿Por qué no habrías la puerta?- le di el paso y entro a mi habitación para dejar la bandeja sobre la mesita de noche.

-no pasa nada, solo estaba... escuchando música con audífonos- invente esa excusa al ver mis audífonos sobre mi cama y ella me miro con duda, para luego sonreír.

-pues bastante fuerte habrás tenido la música como para no haberme escuchado- me respondió de forma calmada mientras se me acercaba -debes tener cuidado, te dañaras los oídos- asenti en acuerdo, ella beso mi frente y se retiró para dejarme comer tranquilo, no me había dado cuenta del hambre que tenía hasta sentir el olor de la comida, casi no comía en el hospital pues el sabor era horrible lo que me quitaba el apetito.

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Condemned Donde viven las historias. Descúbrelo ahora