παράνοια

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Unos días habían pasado, en los cuales ya me había puesto al día con el colegio, pero en los cuales también había desarrollado una gran paranoia, cualquier sonido o hasta una simple corriente de aire me ponía alerta después de lo ocurrido ese día en mi habitación, a veces creía escuchar murmullos atraves de los espejos o extrañas formas reflejadas en las ventanas, intentaba disimular mi estado, pero cada vez se volvía más complicado, mis padres ya algunas veces me han preguntado si estoy bien y por los suceso hasta he tenido que ir con un psicólogo, al cual tampoco me he abierto y solo continuo con la mentira que les dije a aquellos policías en el hospital.

Era un día miércoles en el que yo me encontraba en el baño, después de pedirle permiso a mi profesora de matemática, ese día en especial mi paranoia había aumentado considerablemente por un mal presentimiento que tenía después de otra pesadilla de las tantas que había tenido y las cuales al despertar ya no recordaba bien.

Moje mis rostro y me mire fijamente al espejo, mi rostro estaba hecho un asco, pálido y con grandes ojeras por la falta de sueño, mis ojos habían perdido algo de brillo, me sentía débil y enfermo, parecía que había bajado unos cuatro kilos, pues la comida me comenzó a parecer repulsiva, apenas y podía olerla sin tener ganas de vomitar.

Sentí una puntada en la cabeza junto a un ligero mareo, seguramente por la falta de sueño y comida, aun así, me dispuse a salir para poder retomar la clase, pero al intentar avanzar termine tambaleándome hasta caer al suelo inconsciente, lo último que recuerdo es ver una sombra de lo que parecía ser una persona parada frente a mí y después solo oscuridad...

Desperté un tiempo después en la enfermería del colegio, la enfermera habían llamado a mis padres para que fueran a buscarme, mis cosas las había traído un compañero de clase y unos quince minutos después llego mi padre para buscarme, el camino a casa fue silencioso, creo que ya era bastante claro el que con mi padre no tenía una buena comunicación, aunque tampoco me interesaba tenerla y el tampoco parecía darle importancia, al llegar fui recibido por mi madre quien me miraba con preocupación.

No quería tener alguna clase de conversación con mis padres, por lo que, con la excusa de que me sentía cansado y aun algo mareado por haberme desmallado, fui a mi habitación y con solo recostarme en la cama caí rendido a la falta de sueño y por fin después de un tiempo pude dormir en paz, sin ninguna pesadilla que me atormente hasta el día siguiente.

No creí que eso solo seria un pequeño descanso de todo lo que me deparaba el futuro

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