CHRISTMAS

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A pesar de los años, la actitud de cierta rubia nunca cambiaba.

Su sonrisa y carisma perdurarían en el corazón de cualquier persona que hubiera interactuado con ella.

Pero había una persona en especial que había sido víctima de ese gran cariño.

Mei Aihara.

Incluso siendo la actual directora de la Academia Aihara, podría considerarse una mujer fría y sin escrúpulos que mataría a cualquier ser humano con la mirada.

Pero con Yuzu era diferente...

La joven rubia había visto facetas de la pelinegra que nadie más conocía.

Desde ser una mujer tímida para darle un beso, a ser una fiera sexy cuando tenían que dormir...

Mei Aihara era prácticamente un libro de aventura combinado con el género de misterio y drama.

Sus acciones eran tan aleatorias como las olas del mar, era algo innovador para la rubia, en simples palabras, un gesto encantador.

Pero cuando se trataba de ser puntual, Yuzu tenía que ser el doble  o el triple de puntual en sus horarios de trabajo.

Y eso no era todo...

Recientemente la rubia había conseguido empleo en Kyoto, por lo cual pasaba menos tiempo con su ahora esposa.

Un trabajo a tiempo completo como chef gourmet en el restaurante de Tora Sushi.

"Hah... Maldicion... Mei me va a matar" — río la rubia en medio de la calle —

Mei la iba a matar.

No sólo se había perdido el cumpleaños de su querida esposa, sino que también no estuvo presente en las festividades que venían en camino y eso no era bueno.

La rubia siempre adoró asistir a los cumpleaños, o cualquier cosa que se celebrara con tal de estar ahí.

Pero por culpa de su trabajo, no era capaz ni de dormir o poder ir al baño.

Pese a que Mei no le importaba tampoco las festividades, estaba de acuerdo con que la rubia "trabajara" pero ¿Faltar al cumpleaños de su madre?

!Eso ya era el colmo!

Por ende, Yuzu tomó el vuelo más rápido hacia Tokyo porque de lo contrario...

Su tumba ya estaría escrita en cuestión de horas.

Yuzu se acarició la frente con la punta de sus dedos, y trató de no pensar mucho.

Las calles de Tokyo estaban vacías.

Y extrañamente estaba nevando. En otras circunstancias, no era el día de Yuzu.

Debido a la situación actual, pocos o ningún taxi se encontraba a la vista.

Sacó su teléfono del bolsillo, mirando la hora. Sacudió la cabeza y deslizó la barra de notificaciones para desactivar el modo avión y prender los datos móviles.

Mientras la pantalla de su teléfono se cargaba de notificaciones de mensajes dándole la bienvenida a Tokyo, también habían mensajes de su mamá, sus compañeros de trabajo y correos de parte de su jefe deseándole una feliz navidad.

De entre esos tantos mensajes; habían 65 llamadas pérdidas y 100 mensajes de una sola persona.

La mayoría de los mensajes decían: "Apresurate, antes de que queme todos tus mangas y se lo dé de comer a los perros"

La rubia sintió un escalofrío en su espina dorsal y meneó la cabeza para tragar saliva.

Estar casada con Mei tenía sus ventajas:

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