CITRUS MY DOG 3

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— “Mei” — Sho llamó a su hija con preocupación. —

— “Qué sucede?” — Preguntó desinteresadamente la pelinegra, mientras revisaba algunos papeles en su mesa. —

— “Necesito que cuides de Yuusuke hoy” — señaló al perro.

— “Tengo que coordinar algunos asuntos con mis colegas del trabajo” — declaró. —

— “Sólo tengo que darle comida, ¿no?” — Esta vez Mei dejó de los papeles en la mesa y los ordenó con tranquilidad. —

— “Bueno si, pero debieses llevarlo al parque, las mascotas se deben sacar a pasear de vez en cuando” — Confesó su padre amablemente. —

— “…” — Mei se rascó la cabeza y suspiró — “No tengo nada que hacer, así que por mí está bien” — Contestó con pocas ganas de salir. — “Gracias hija, de verdad lo aprecio.” —

— “Por cierto… Cómo va la investigación sobre el paradero de Yuzu?” — Preguntó curiosa. —

— Sho se cruzó de brazos contra la pared y negó con la cabeza. — “Todavía no tenemos nada” —
Señaló decepcionado. —

— “Mierda…” — la pelinegra golpeó la mesa en señal de protesta. —

— “Te dejaré sola… Hablamos después” — Para evitar más problemas con su hija, el pelinegro se marchó a su cuarto para alistarse en cuanto tuviera que salir a trabajar. —

— Mei sacó su teléfono y observó el fondo de pantalla que tenía en él, se veía una joven Mei en sus años de preparatoria con una pequeña Yuzu en sus brazos, no tenerla cerca la hacia sentir sola, pero no saber nada de ella la hacia sentir una mala hermana.

— “Yo la abandoné así que debo pagar con el karma…” — Pensaba ella lagrimeando un poco. —

— De repente la pelinegra sintió unas patitas en su espalda, y al voltearse vio al perro sentado en el suelo con alegría, ciertamente Mei no era amante de los animales, pero los perros le parecían adorables y abrazables.

— Yuusuke era un perro de estatura media, dado el aspecto que tenía, su raza de canino es la de un Golden retriever de color amarillo. —

— “Ven aquí pequeño” — Mei le acarició la cabeza y este comenzó a mover la cola en respuesta. —

“Guaf, guaf” — gritó el perro que le lamía la cara a la joven. —

— “Espera Yuusuke no seas sucio” — le gritó Mei feliz de tener su compañía. —

— Mei se puso una camisa blanca, vaqueros azules que le llegaban hasta los tobillos y unas hermosas sandalias blancas que parecían tacones, mientras Yuusuke llevaba puesto un collar verde por si se le escapaba. —

— “Vaya pero que belleza” ¬— decía un tipo musculoso a lo lejos. —

— “Oye, oye esa chica es preciosa verdad?” — Unas chicas que tomaban bebida, también halagaban a la pelinegra. —

— “Tch…” — Mei se sentía irritada por los comentarios que recibía. —

— “Estos tarados son demasiado obvios, acaso no pueden guardarse una imagen mental de mí? Es necesario gritar a los cuatro vientos lo hermosa que soy? Diablos si no estuviera con el perro, los masacraría a todos pensó con enfado. —

— “Guaf!” — Yuusuke encontró a otros perros, con los cuales jugar, así que Mei lo soltó un rato para que corriera por ahí. —

— “Tengo sed…” — Susurró Mei y a lo lejos vio una máquina expendedora, así que rápidamente se acercó y sacó un yen de su bolsillo para comprar una bebida. —

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