El final, parte II

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Las campanas de la catedral resuenan en mi cabeza. Son las tres de la madrugada y seguía sin haber rastro de mi madre en el panteón de los Black. Estaba sentada en el suelo del panteón familiar, pero decido levantarme y paso los dedos por las lápidas de mis abuelos. Ambas son muy sencillas, contrastando con el resto de tumbas allí presentes. Esto demuestra la pérdida de poder de la familia tras la guerra. Oigo un ruido y me escondo tras una de las paredes.

— Vamos, no tenemos toda la noche. ¡Confringo!

Una voz masculina vuela por los aires la lápida que poco segundos atrás acariciaba.

—No hacía falta ser tan bruto.

Es mi madre. Oigo sus pasos acercarse hacia el origen de la explosión. Mi respiración comienza a relajarse y rezo para que Rodolphus no se haya dado cuenta de mi presencia.

—Bella, sabes que lo hago por tu bien. Ahora, firma, no voy a traerte de vuelta sin asegurarme de que serás mía y solo mía. Hasta que la muerte nos separe.

Ella suelta un bufido. Me impaciento. Sé que va a volver a la vida esta misma noche, pero no sé cuál es su plan. No sé por qué necesitaba que yo viniese. No sé nada.

—Eso espero —rechista mi madre.

Escucho cómo salen del panteón y yo avanzo con cuidado hasta la puerta, escondida, para poder ver qué ocurre fuera.

—Bella, tienes que calmarte, yo voy a tratarte bien, no como tu querido Tom. No pienso pegarte, ni insultarte. Y si pudiéramos tener hijos, te aseguro que podríamos cuidarlos y tener una familia. ¡Espera que te cuente los planes que tengo para la finca! Cuando vuelvas podrás recuperar todo el dinero que nunca debiste darle a esa bastarda tuya, ni siquiera busca ser bruja, qué vergüenza. Ahí es donde se nota la mezcla de sangre, un hijo mío jamás renegaría de sus orígenes.

Rodolphus sigue relatando sobre mí y sobre mi padre mientras prepara el caldero. Mi madre se limita a observar desde la escalerilla del panteón. Necesito saber qué está pasando. Necesito saber qué planea. Necesito... De pronto se gira y me mira. ¡Cómo lo ha sabido!

Le...—comienza a decir sin emitir sonido, obligándome a leer sus labios—ge...—yo me impaciento, ¿qué pasará si Rodolphus se da cuenta?—re...mens.

Respiro hondo. Ella ha entrado en mi mente. Y eso es lo que quiere de mí. Me concentro y la miro. Ella ha vuelto la cabeza hacia Rodolphus y contesta alguna de sus insinuaciones tal y cómo él quiere.

Legeremens—susurro.

Todo comienza a suceder muy deprisa a mi alrededor. Apenas entiendo nada de lo que veo, las imágenes se suceden solas. Comienzo a ver a Rodolphus, de joven, escuchando detrás de las puertas todas las conversaciones que tienen mis padres, a veces ella está embarazada, a veces no. Pero de pronto todo se estabiliza.

La elfina se acercó temerosa a la habitación para decirme que la niña acababa de dormirse. Yo, enfurecida porque otra vez no había podido estar con ella, le chillé que se fuera. No quiero que mis obligaciones como mortífaga se vean comprometidas ahora que estamos al borde de la batalla final, Potter está arrinconado y no tiene más apoyos, nosotros, estamos más fuertes en cada momento, aunque no es el caso de Tom. Él se pasa los días de capa caída, dolorido y solitario. Me equivoqué al pensar que la niña podría unirnos, al contrario, no hago más que distanciarme de Él y ni siquiera he reunido las agallas para preguntarle qué pasó la noche de la profecía.

Estoy tan cansada que no tengo fuerzas ni para cerrar la puerta desde la cama. Me levanto, con la pierna algo dolorida por el último encontronazo con los aurores y me acerco a la puerta cuando unas voces frenan mis pasos. Si no me equivoco son Malfoy y Rodolphus. Yo, me escondí detrás de la puerta e intento no hacer ruido.

Into you: A Bellamort fanfiction (Bellatrix & Voldemort)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora