Capítulo 15. Infierno de colores.

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Capítulo 15.

Lo mato. Esto era pasarse de la raya.

¡¿Donde estaba toda mi ropa?! Lo único que veía eran vestidos, y más vestidos. Todos de diferentes colores. ¡Era un infierno de colores! Y no olvidemos las cosas puntiagudas que en China usan para torturar. O en otras palabras, tacones.

Tacones. Vestidos.

Tacones y Vestidos.

Tal vez piensen que estoy siendo exagerada pero ¡Al demonio! Esto era invasión de la privacidad. ¿Donde carajo está todas mis blusas y pantalones? ¿Y mis Converse?

Por favor, por favor, por favor. Dime que tampoco la sudadera. Por favor, no hoy.

Busque y busque por todos lados la sudadera hasta que volvió a amanecer. Toda la ropa estaba tirada por todo mi cuarto y eso que yo era una loca con la limpieza. Me  estaba volviendo loca.

Antes de que realmente vaya y lo mate decidí llamar a Jenn.

   

—¡Jenn! ¡Tacones! ¡Vestidos! ¡La sudadera!-Grite cuando contesto el teléfono.

—Tranquila...-bostezo— ¿Que haces despierta tan temprano un domingo?

—¡Lo mato! ¡De está no se salva! ¡No me importa ir a la cárcel otra vez!

—Respira hondo y cuenta.-Respondió más despierta.

Respire hondo antes de contestar.

—Cambio toda mi ropa por tacones y vestidos que ni tu usarías.

—¿También la sudadera?

—Si.-conteste y la escuché maldecir.

—Voy para allá. No vayas a ningún lado. No cometas acciones que después te arrepentirás.-Escuche como se levantaba de la cama y agarraba sus llaves.

—Oh créeme, no me arrepentiría de nada.

—Vanessa...

—Bien, pero si no encuentro la sudadera...-se me corto la voz.

—Lo sé, estoy allá en 10 minutos. Por mientras come algo debes estar hambrienta.

—Está bien.-conteste y corte la llamada.

Realmente no tenía hambre pero decidí hacerle caso y bajar para hacerme algo de desayunar.

—Escuche gritos, pensé que arriba estabas torturando a alguien.-me saludó mi padre mientras entraba a la cocina.

—La víctima era yo.-susurre esperando que no me escuchara pero obviamente lo hizo.

—¿Y eso por que?

—Es una larga historia.-Le dije.

—Tengo tiempo, son las 6 de la mañana.-dijo mientras agarraba un sándwich que había hecho.

—Es este chico...-deje la oración a medias para ver cómo mi padre se atragantaba con el sándwich.

—¿Un chico?-preguntó a lo que asentí.—Tu mamá debió de venir.-susurro.  

— ¡No! No ese tipo de chico...

—Oh, ya entiendo ¿Es gay?

—¡No! Tampoco ese tipo de chico.

—Dime que no soy el único que no entiende.

—Es más del tipo de chico donde es tu enemigo y quieres matarlo cada dos segundos.

Guerra de ¿Bromas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora