★ Bajo La Luna ★. // Combo Breaker X T.K.O // OMAGEVERSE.

♣ Légamo ♣

— Y creo que eso es todo… Después de eso, Breaker fue al garaje con su padre y nos obligaron a estar juntos. — Terminó de cerrar su narración mirando hacia el techo con una retraída expresión.

Dendy miró escéptica a TKO ante el relato que contó, llegaba a sonar algo lleno de embustes,  mires por donde lo mires. Las dudas sobre la veracidad de la historia no tardaron en formularse en su cabeza de poquito a pocotón.

— Uh, ¿Qué… rayos?.

— ¿Qué cosa?.

— Tú y Breaker, ¿Como demonios se hicieron amigos tras la matanza que tuvieron? — Preguntó con una estupefacción notoria en su mirada inquisitoria.

— Eso fue lo que me pregunté por 9 años, bueno, tal vez fue por la culpa —. Contestó con total serenidad TKO a Dendy mientras él estiraba sus brazos muy santo.

Dendy miró con desdén a un TKO lleno de calma tras contar su historia, demostraba una tranquila actitud mansa y grata sin mostrar arrepentimiento de lo ocurrido en el pasado, cosa que Dendy no tomo muy bien.

— ¿Tu madre no te regaño tras lo ocurrido con Breaker? —. Formuló la pregunta Dendy tratando de averiguar la autenticidad de la historia.

— ¡JA! A esa tipa siquiera le importa que esté vivo — Contestó tratando de aguantar la risa que intentaba de salir de su interior.

— TKO…

— ¿Qué?.

Dendy ya no podía seguir soportándolo, se lanzó sobre él con sus brazos rodeándolo en un intento desesperado, con todas sus escasas fuerzas, de sujetarlo.

— ¡TKO, apreció la amistad que me brindaste pero como tú amiga algo cercana, te pido que le hagas una disculpa formal a Breaker!.

— ¡¿Qué!? ¡No! ¡No haré eso! — Chilló mientras colocaba sus manos sobre la cara de Dendy para librarse de su agarre.

— ¡Te diré muchas más cosas sobre KO! ¡Pero por el amor a la harina cocida con queso horneado y salsa de tomate junto con ingredientes para degustarlo de forma grata, haz lo! — Grita entre súplicas la de no muy desarrollada visión sosteniendo con harta a TKO.

— ¿Enserio…? — Habló con inquisición el de cabellos alborotados ante lo propuesto.

— ¡Sí! — Dijo cuando el empuje de TKO ya no era tan fuerte.

— ¡Esta bien, lo que sea por KO!. — Vociferó ya harto de la acción de Dendy con determinación.

Aquella situación tan inusual entre ambos al fin había culminado, con la cara llena de apatía de TKO estresado.

— Bueno aquí va, Sus flores favoritas son los claveles.

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Alguien se encontraba caminando alrededor de los pasillo, las clases ya habían empezado pero a él le importaba un pepino. Se escuchaba desde donde se encontraba las voces de los profesores dando sus materias y él estaba afuera sin verlas.

Seguía caminando sin importar que sus notas bajaran por andar paseando, su mente no tenía ganas de soportar llegar analizar un libro hojeándolo.

— Breaker… — Artículo con dificultad TKO a sus adeptos. —…Eres un imbécil.

TKO se encontraba en la búsqueda de su tonto amigo pero se llegó a manifestar en un momento el olor lleno de deleite proveniente de un individuo. Se vio a lo lejos como se marchaba de un salón a hacia alguna parte con su característica cinta roja.

— KO… —. Dijo a la nada observándolo muy ensimismado.

Su olor empezó a fluir alrededor del pasillo, olía a los bonitos junquillos. El niño de cinta roja voltea hacia su dirección y se queda viéndolo con aplicación.

El olor de KO se empezó a tornar pesado con paulatina mientras se acerca a TKO con cada ligero paso que daba, parecía que en el aire flotaba.

— Hey…

— Hey…

Hablaron de manera simultánea viendo sus rostro llenos de pena y asombro. Roja se empezó a tornar su nariz que con decoro se vio carmín.

— Eres TKO ¿Cierto? — Aseveró KO al de frondosos cabellos.

— Sí y tu eres KO… — Contestó embobado al adverso, hasta se podría decir que salía baba de su boca

Sus rostros se encontraron en el lugar y situación menos deseado pero aveces el destino le gusta ver el mundo arde. Sus ojos empezaron a tiritar con duda buscando un tema de conversación pero ninguno lo encontró.

— Eres un imbécil …

— ¿Qué?

TKO se empezó a alarma debido a las palabras que salían de la boca del anhelado, brotaban sin parar como las goteras del techo del hogar.

El piso se tornó negro lleno de algo pegajoso cubriendo todo su cuerpo, las palabras salían sin abatimiento alguno; lo golpeaban muy en fondo y las palabras que alguna ves vio dulces se veían inalcanzables como…