Pasitos de pingüino [YoonJin]

Vingt-Six.

YoonGi y SeokJin habían vuelto de su viaje.

YoonGi había entrado a su hogar, su madre le había recibido con los brazos abiertos. Después de un abrazo cariño y cálido, el de cabellos negros habló.

- ¿Dónde está papá? - Se aventuró a preguntar el menor de edad, temía de la respuesta en cierto modo.

- Él no volverá a esta cas, mi amor. Jamás tendrás que volver a verlo, lo prometo-.

YoonGi soltó unas pequeñas lágrimas, pero no de tristeza ni lástima por aquel engendro, eran lágrimas de alivio. Sabía que ahora estaba a salvo, a SeokJin le alegraría escuchar la noticia.

Luego de aquel suceso, YoonGi era más feliz.

Para cuando SeokJin ya tenía su mayoría de edad, con 18 años, el único regalo que le pidió a YoonGi fue que aceptara su propuesta.

- YoonGichi, tengo algo que quiero decirte hace mucho -.

- ¿Pasó algo, hyungie? -

YoonGi comía chocolates mientras veían una película. El collar con el dije del pequeño pingüino jamás abandonada el cuello del menor.

Tenía toda su boquita sucia con la sustancia dulce, SeokJin se rió y se sentó en la cama con un aire avergonzado. Seguido, se puso de pie, buscando algo para limpiar el rostro del otro.

Mientras realizaba esta última acción, habló, sentándose frente a YoonGi.

- ¿Tú sabía que te quiero mucho, verdad? También sabes que hace unos días fue mi cumpleaños... -

- Sip, sip. Jin hyungie,, yo también te quiero -.

- Bueno, pero yo te quiero más. Y por eso mismo, quiero pedirte algo -.

- ¿Qué cosa? -

YoonGi se sonrojó un poquito por la cercanía que estaba tomando el mayor.

Sus frentes llegaron a estar juntas, sus flequillos se mezclaron. 

- Quiero que seas mi novio, quiero compartir mi futuro contigo. Cuidarte, estar contigo siempre como ahora -.

- SeokJin hyungie -.

Un beso fue compartido por ambos chicos, más largo que todos los anteriores pero sin dejar la esencia inocente de siempre. Pequeños roces fueron la cumbre de la felicidad, hasta que se vieron obligados a separarse ante la reacción divertida de YoonGi, su jocosa risa y un asentimiento que hizo que Jin sintiera cosquillas.

* Cuando una pareja de pingüinos se une es para toda la vida. Son una de las especies más fieles.