{Muérdago}
...
—¿Cómo quedó todo? —preguntó Tony desde el centro del salón de fiesta de la torre. Antes de que todos se fueran con sus familias para navidad, Stark tenía planeada la más grande y ruidosa fiesta de navidad. Había invitado a todos.
—Hmm. —fue la única respuesta que recibió de su pareja, quien se encontraba en un sofá lejano leyendo un libro.
Loki, quien se había redimido luego de la locura de New York, les había sido de mucha ayuda, apareciendo junto a Thor. Y de alguna forma, Tony encontró el camino para meterse en sus pantalones. Pepper le había dejado, los chicos se estaban distanciando y él estaba solo, Loki comenzaba a verse atractivo cada vez más seguido.
Una cosa llevó a la otra y ahora estaba saliendo seria y formalmente con el dios asgardiano.
—Loki. —se acercó Stark. El azabache había estado enojado esos días porque Tony había tenido una de esas ideas que tenia que hacer si o si; estuvo encerrado en el laboratorio por casi una semana.
—¿Qué quieres, Stark? —sin levantar la vista de su libro, Loki al fin dice algo más que "Hmm"
—¿Cómo quedó todo? —volvió a preguntar. Cerrando su libro, el asgardiano gira los ojos con exasperación, levantando la mirada para pasearla con aburrimiento por el lugar. El humano había contratado a todo un equipo, mientras que él sólo dirigía cómo quería que se viera todo.
—Es... decente. —dijo el dios con desdén. Tony río, lo que hizo fruncir el ceño a Loki. —¿Qué te divierte?
—¿No crees que falta algo? —preguntó el castaño. Loki se le quedó mirando sin mucha emoción, esperando a que dijera algo más. —Ven aquí. —le extendió Tony una mano. Volviendo a girar los ojos, acepta y se levanta del sofá.
Guiándolo hasta la entrada al salón, Tony lo para frente a la puerta. —Ahora. —dice. —¿Qué falta? Tú más que nadie debería saberlo. —se burla el humano. La comisura de los labios de Loki tiemblan, esta a punto de sonreír.
—Eres estúpido, Stark. —dice en vez de responder la pregunta que le ha hecho el hombre, quien sonríe ante el insulto.
—¿Quién es más estúpido? ¿Yo o tú que has aceptado estar conmigo? —jugó Tony, acercando a Loki en un abrazo alrededor de su cintura. El dios se deja acercar, mirando con aburrimiento al castaño.
—Deberías callarte y sólo besarme. — ronronea Loki acercándose tentadoramente al rostro de Stark.
—¿Debería? —bromeó Tony, sonriendo como ganador cuando Loki pasa sus frías y delicadas manos por su rostro para sostenerlo y acercarlo en un beso demandante.
Sobre sus cabezas, mágicamente, un pequeño brote de muérdago adorna la puerta.