Prólogo

179 17 8
                                    

5 de marzo del 2020
22:45
Josh Mason.

La música resonaba por el inmenso salón, las parejas bailaban suavemente al ritmo de la balada con sonrisas en sus rostros mientras el resto de los invitados reían y murmuraban con gran entusiasmo observando a los recién casados.

En este deslumbrante salón se estaba llevando a cabo un gran suceso; la boda de la hija del dueño de la empresa de petróleo más grande de Dakota del Norte, el momento que toda la ciudad de Bismarck había estado esperando, pero sobre todo Clyfford Bakken quien se convertiría, gracias a este compromiso, en el hombre más poderoso de la cuidad.

La novia, estaba resplandeciente en aquel vestido de encaje blanco, con su cabello rubio recogido en un elegante peinado y sus ojos centellantes de felicidad. El novio, heredero de la red de hoteles de Bismarck, estaba a su lado sonriendo cortésmente a sus invitados mientras lucia a su nueva esposa como si de un trofeo se tratase.

El lugar que habían seleccionado para realizar la fiesta era perfecto, desde la minuciosa decoración del interior hasta el inmenso buffet de caviar. Todo aquello gritaba poder y dinero, todo estaba estupendo... pero algo no se sentía bien.

Todos y cada uno de los vellos de mi cuerpo están de punta, mi cuerpo está tenso, alerta a cualquier movimiento extraño, mis ojos analizan la habitación exhaustivamente en busca de la causa de mi ansiedad; estaba empezando a inquietarme... y eso no es bueno.

Cuando eres detective el instinto es tu mejor arma y yo siempre me guío por mis instintos. Cuando se cierra con una advertencia, actúo, sin dudarlo. Cuando tira y afloja, hago una pausa y vuelvo a evaluar. Cuando se retuerce, lo sé, garantizado, algo anda mal. Mi instinto es mi mejor amigo, mi conciencia, mi activo más letal, y nunca me ha decepcionado.

-Hey! ¿Estás bien? - Kellan Lawrence, periodista del diario Lawrence y mejor amiga de la novia, pregunta a mi lado con mirada suspicaz. La chica es demasiado lista, su astucia y perspicacia vuelven locos a todos los oficiales y detectives de la comisaria de Bismarck, incluyéndome a mí.

-Si- respondí mirando sus ojos grises, una rareza que los hombres de esta ciudad aman.

-No te ves bien, te ves algo... ansioso- susurra, fruncí el ceño extrañado, no porque supiera mi estado sino porque nadie hablaba conmigo más de lo necesario, no después de lo ocurrido hace 5 años.

-No me gustan las fiestas, eso es todo. - respondí tajante, Kellan frunció el ceño mientas entornaba los ojos.

-¿Estas celoso?- pregunta con una sonrisa torcida.

-¿Celoso?-repito incrédulo.

- Quiero decir, Hannah Bakken la hija del dueño de la empresa de petróleo más importante de Dakota y Adams Thompson heredero de la red de hoteles de Bismarck están oficialmente casados.

-¿Y?, ¿Por qué estaría celoso de eso?

-Es obvio, porque tú nunca podrás casarte en Bismarck- dijo con una sonrisa mientras se acercaba, un mechón de cabello negro cayó de su elegante moño cubriendo sus grandes ojos grises. Sonreí.

-Ohh!! Te refieres a eso- me acerque a ella y coloqué el rebelde mechón tras su oreja, alce su barbilla. Nuestros ojos se encontraron, los de ellas incrédulos y los míos indiferentes. -No debes preocuparte Kelly, estoy bien solo... Pero sabes tú deberías buscar a alguien, tal vez algún pobre imbécil pueda con tu mal carácter.- Su expresión incrédula cambio rápidamente a molestia.

-Maldito Bast....

Sus palabras fueron interrumpidas por un grito femenino que resonó por todo el salón, la música se detuvo y los invitados comenzaron a preguntarse unos a otros si habían oído también aquel desgarrador sonido.

- ¿Qué fue eso? - pregunta Kellan mientras examina la habitación en busca de la persona que había emitido aquel sonido, mi mano fue automáticamente a la pistola en mi cinturón mientras escaneaba cuidadosamente la sala.

- ¡Kellan! - llamó Kate Armstrong a su amiga mientras se acercaba con pasos rápidos.

- ¿Qué sucede? - pregunto Kellan mientras tomaba las manos de Kate en un intento de calmarla.

- Creo que el grito vino de la segunda planta.

- ¿Cómo sabes eso? - pregunté autoritariamente mientras me acercaba.

- El señor Bakken, Adams y Henry Thompson subieron hace un rato y no se veían contentos, Hannah subió a ver que sucedía y aún no ha regresado. - contesto tímidamente llena de preocupación.

Kellan y yo intercambiamos miradas y comenzamos a caminar rápidamente hacia la segunda planta. Subimos las escaleras prácticamente corriendo mientras los presentes comenzaban a preocuparse.

Cuando llegamos a la segunda planta se escuchó nuevamente el grito, pero esta vez pidiendo ayuda. Corrí rápidamente en la dirección de donde provenía el sonido mientras escuchaba los pasos de Kellan y Kate a mis espaldas. En el pasillo una de las habitaciones se abrió y salieron Henry, Adams y Clyfford.

- ¿Qué sucede? - preguntó con autoridad Clyfford Bakken, su cuerpo robusto bloqueandome el paso.

- Escuchamos un grito señor Bakken.- explica Kellan.

-¿Grito? ¿De qué hab...- sus palabras murieron cuando el grito volvió a escucharse por todo el lugar.

Aparte a Clyfford del medio y corrí hacia el lugar mientras sacaba el arma de mi cinturón. Abrí la puerta de la habitación de donde se había escuchado el grito e ingrese lentamente pero mis pasos se detuvieron inmediatamente, un grito se oyó a mi espalda seguido de un sollozo, mire a mi lado y me encontré con el rostro lleno de horror de Kellan, sus manos fueron a su boca mientras lagrimas salían de sus ojos.

Mis ojos regresaron a la escena ante mí...

Hannah Thompson, quien no lleva ni un día de casada, estaba tendida en la inmensa cama blanca, su vestido de encaje blanco perfectamente acomodado sobre las sábanas de seda, sus manos unidas encima de su estómago agarrando un ramo de flores Rhododendron, su cabello rubio cubierto de sangre esparcido por toda la almohada, su rostro sin vida con una sonrisa en sus labios y un agujero en la frente.

5 de marzo del 2020, 23: 30 pm, Hannah Thompson fue encontrada muerta en su cama el día de su boda...

CrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora