Séptimo Día

9 0 0
                                    

XII September del 904 ad Urbe condita (a.U.c.)

Hoy tendré mi bebé, me siento algo mal porque lo tendré antes de que se cumplan los diez meses de luto de mi padre. Pero a lo mejor este pequeñín llega ahora para animar, aunque sea un poco el ambiente triste que tenemos todos. No era el padre de Emilio pater, pero él lo sentía como si así lo fuera y la tristeza le ha llegado a él también. Estaba por dirigirme a la casa de Tita para que fuera a por la cum matrona que ella conoce mejor que yo. Justo cuando me pongo de pie me da un dolor intenso en la parte inferior de la barriga y me tengo que sentar una vez más. Mi marido corre a mi encuentro a causa del grito que he pegado. Recuerdo que cuando le conté acerca de mi embarazo la alegría fue muy grande y fue el único día que se oyeron nuestras risas por toda la casa, el único día que sonreímos sin ser de forma forzada entre los diez meses de luto.

*FLASHBACK*

Hoy se lo contaré, ya tengo un mes de embarazo y lo notará tarde o temprano, mi tristeza por mi padre es grande, pero eso no quita que tengo un ser creciendo dentro de mí por segunda vez. Por más que intente taparlo él o ella saldrá a la luz.

Estábamos cenando tranquilamente, por no decir con tristeza y decido soltar la bomba de golpe:

- Estoy esperando otro bebé. Un hermanito o hermanita – Esto último se lo digo a Emilio filius. Los dos me miran en shock durante por lo menos tres minutos.

- ¿Qué quieres decir madre?

- Lo que has oído, Emilio, vas a tener un hermanito o hermanita.

- ¿De verdad? - Esta vez son los dos que me lo preguntan.

- Que sí, ¡sí!. No podía callármelo por más tiempo, lo ibas a notar de todas formas. - Estoy empezando a hablar demasiado otra vez, estoy muy nerviosa- Claro está, que yo no quería que esto sucediera ahora. Dentro de los meses de luto de mi padre, porque si no parece que...

Emilio pater me interrumpe con un beso en los labios que me relaja al momento. Al separarnos me coge en sus brazos y me da vueltas por el aire riendo, me contagia y hace que Emilio filius y yo nos riamos con él. Es el primer día en un mes que hay una vez más risas en esta casa. Me coloca en el suelo y se agacha para darle besos a mi barriga, cosa que nuestro hijo imita de la emoción causada.

*FIN FLASHBACK*

Emilio filius se aparece con el rostro preocupado, ya tiene ocho años y se ve tan maduro...

- ¡Yo voy!

- ¿Qué dices Emilio? No puedes.

- Padre, tú tienes que cuidar de madre para que no le pase nada y hay que buscar a Tita para que busque la cum matrona. No se habla más, voy yo y punto.

Corre hacia fuera ignorando los gritos de su padre que lo llama desesperado, "este niño nos salió demasiado despierto" me dice, a lo que yo río entre respiraciones profundas.

No pasan ni cinco minutos cuando Tita ya está aquí con la cum matrona y Emilio filius de la mano.

- ¿Por qué lo han dejado salir a él solo?

- ¿Tú crees que lo dejamos? Este niño va por libre.

- Bueno, yo me lo encontré fuera, que ya recordaba que hoy podía ser el día así que me adelanté.

- Muchísimas gracias, siempre estás a mi lado cuando te necesito, te quiero tan... - otra contracción me da de golpe, a lo que grito, pero esta vez más fuerte.

- Tranquila, ya estoy aquí - me dice la cum matrona.

Trae la silla que utilizan todas ellas y mi marido me ayuda a llegar hasta mi habitación donde se realizará el alumbramiento.

***

Tengo una hermosa niña con las características de mi esposo, mi pelo y mi tez. Se parece mucho a su hermano. Tengo la frente llena de sudor, pero la alegría es tanta que no puedo y acabo por llorar de alegría. Como es nuestro segundo fruto, le podemos poner el nombre que queramos, Emilio pater se adelantó a mis pensamientos.

- La llamaremos Julia, no me hacen falta días para saberlo, se llamará Julia, en honor a su fallecido abuelo y obviamente a su hermosísima madre.

- Te amo. -Le digo sin pensarlo. Es la primera vez que lo digo, pero ya no tengo duda de que realmente es el amor de mi vida.

- ¿Co- cómo has dicho?

- Lo que has oído, no sabía cómo reaccionarías antes, pero tras lo que acabas de decir ya no tengo nada que dudar... Te amo con todo mi corazón.

- ¡Oh, amor mío! Yo a ti también te amo con todo mi corazón y alma. Es más, te idolatro.

- Pues yo te adoro.

Se acerca a mi rostro y me besa en los labios con delicadeza, pero con una promesa guardada en este. Una promesa que yo también le digo a través del beso: No habrá nadie igual a nosotros, nunca amaremos a nadie más que no seamos nosotros.

Por y para siempre. 

Diario De Una Mujer RomanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora