capítulo 5.

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Cuando llegamos, el estaciona el auto frente a a su casa, apaga el motor, gira su cara y me mira entre sus pestañas.

Incomoda por su repentina atención en mi, carraspeo y pongo la mano en la manija de la puerta para abrirla pero antes de que pueda hacer eso, el alarga la mano y presiona un botón para después escuchar un "Click" a mi derecha.

Frunzo el entrecejo.

—Quiero hablar contigo, Alizee— Dice serio.

Otra vez no por favor.

—Bien, podemos hacerlo mañana— Digo en un tono cortante.

Estoy sumamente cansada, mis pies me duelen horrores y siento en mi cabeza una pequeña punzada de mil agujas. Y ahora el quiere hablar, ¿acaso no ve mi estado?

—Alizee solo escuchame, no respondas si no quieres solo te pido a que me escuches, solo eso.

Bajo la mirada y la centro en algún punto en el suelo.

Aprieto los labios de forma indecisa.

—Esta bien—Acepto en un suspiro.

El aliviado me da una sonrisa ladina.

—Alizee yo...—Lo miro interesada en lo que va a decirme—Estoy jodido porque te extraño, te necesito.

Abro la boca, la cierro, frunzo el ceño, miro a los lados, me paso la mano por el cuello, peino mo cabello. Pero lo peor de todo es que todas esas acciones no hacen que el ambiente se vuelva menos tenso.

—Estoy cansada— es lo único que me sale en la boca.

—No estas obligada a responderme, solo escuchame ¿si?

Asiento para que prosiga. A pesar, de que siento que me asfixio, querer salir lo mas rápido posible de ese auto, no verlo a la cara hasta que se me de la gana. Una parte de mi quiere escucharlo, puede que nuestra relación hubiese sido solo sexo, pero no puedo negar que me gusta, el me gusta. Lo conozco desde que tengo memoria, fue mi amor platónico de infancia, el me hizo querer mis defectos al igual que mis virtudes ¿cómo no me podría gustar él?

—Todos estos meses sin ti, sin despertar a tu lado, han sido el maldito infierno, te extraño en todo momento, no se en que momento paso, o cuando, supongo que me acostumbré a ti, a tu olor, tu piel. Te extraño para desnudarte sin las manos, besarte sin la ropa, cogerte sin remordimientos y amarte sin miedos.
Tienes esa piel que lo corrompe absolutamente todo en mis pensamientos, Alizee. No hace falta que me respondas, solo quería que lo sepas.

Mi boca se seca ante su declaración.

¿Amarme?

¿Alan, me ama?

Lo miro soprendida y mi mente se vuelve blanco.

—Yo..— Se oye un Click a mi derecha.

—No hace falta que digas nada, ya puedes salir— Y sin mas, sale del auto.

Confusa por su comportamiento y su declaración le imito, y en cuestión de segundos ya estamos frente a la puerta de su casa.

El saca la llave de su bolsillo y mete la llave en la cerradura, cuando la puerta se abre con un sonoro ruido, se hace un lado para dejarme entrar.

Entro y el me quita la chaqueta por detrás dejándo mi vestido negro al descubierto, todo a oscuras, le agradezco mentalmente y tanteo la pared para buscar el interruptor pero en vez de eso, el prende una pequeña lampara que esta a mi izquierna y la sala se alumbra solo un poco.

Mis ojos se adaptan y el pasa por mi lado, pero se voltea mirándome.

—Supongo que dormirás en la habitación de mi hermana
—Dice por lo bajo ya la señora Morrison debe estar durmiendo.

Ni modo iba a dormir con el, a pesar, de que en el pasado ya lo he hecho miles de veces.

Asiento evitando a toda costa su mirada.

Después de su confesión siento que algo dentro de mi ha cambiado.

Hace un mohín en desacuerdo, pero termina asintiendo.

Me muevo para terminar nuestra charla y camino hacía la escalera, escucho sus pasos siguiendome, pero antes me giro, y el queda en unos centímetros de mi, lo que hace que retroceda por su cercanía.

—¿No buscaras a Amelie?— Le pregunto por lo bajo.

—Su novio, Eider la traerá.

Asiento y nuevamente emprendo mi camino hacía las escaleras, escuchando sus pasos tras de mi ya que la habitación de Amelie queda frente a la de el.

Llego a la habitación, el con un asentimiento se despide, entra a la suya y yo lo hago con la de su hermana.

Me desplomo a la cama, no sin antes quitarme el vestido, lanzarlo en algún lugar y quedarme en ropa interior, para sumergirme a los brazos de morfeo.

Amarte sin miedo— Recuerdo las palabras de Alan.

¿Alan, me ama?— Me vuelvo a preguntar y me dejo llevar al sueño de la inconsciencia.

TODO PUEDE SALIR MALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora