VEINTICUATRO

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Después de dejar a Nathan, tenía que dirigirme a la escuela, no quise tomar el camino de siempre, era probable que el me estuviera esperando, no quería ir con él, no quería ir de nuevo a ese mismo lugar, me sentía vulnerable, sentía que en ese lugar el tenía el control, tenía miedo de lo que me haría, solo pensarlo me albergaba un sentimiento de miedo, angustia, y una inevitable ansiedad

Pocas veces había tomado este camino, principalmente lo tome por qué transitaba mucha gente, me hacía sentír segura, llevaba más de díez minutos esperando el autobús, pero no pasaba, y para empeorar todo comenzó a llover, la gente poco a poco se empezó a dispersar, pronto las calles quedarían solas

A lo lejos pude ver una camioneta, se estacionó del otro lado de la calle, no estaba segura si se trataba de él, pero en cualquiera de las situaciones, prefería evitarlo. Decidí tomar otro camino, pero antes de cruzar la calle, siento como logran empujarme con fuerza, logrando que cayera al suelo, al ver de quién se trataba, tan solo era un niño, no mayor de quince años

—Niño fíjate por dónde vas

No puedo evitar molestarme e inevitablemente le hablo de manera tajante, él ni siquiera hace nada, no me ayuda, solo se me queda mirando, aún se encuentra de pie frente a mi, hasta que por fin dice algo

—Lo lamento, me dijeron que te diera esto—De su mochila saco una nota y una rosa blanca. Sabía de quién se trataba, ni siquiera pude emitir algúna palabra

"Isabella
Corre principessa porque esta vez no me detendré, no me gusta que me traten de esa manera, odio que siempre te hagas la valiente, pero está vez haré que toda esa seguridad se esfume
L"

Al leer la nota de algúna estúpida manera escuchaba su voz en mi cabeza, me sentía perdida, no podía creer como es que me encontraba, corrí detrás del niño, lo que menos quería era quedarme sola, pero no logré alcanzarlo. Empecé acelerar mis pasos, no dejaba mirar hacia atrás, buscando alguien que me estuviera siguiendo, pero no ví nada

Por un momento pensé que había perdido de visita a cualquiera que me siguiera, hasta que frente a mi logré verlo, se encontraba a unos metros de distancia, ni siquiera lo pensé, solo lo hice, corrí dentro del callejón, hasta llegar a unos contenedores, y me escondí detrás de uno. Todo estaba en absoluto silencio, hasta que empezó hablar

—¿Crees que es fácil? No lo es, no puedo soportar que hagas esto, que cada que intente estar contigo, lo único que tú quieras es escapar o esconderte

Podía escuchar sus pasos, como poco a poco empezaban acercarse hasta donde estaba, nada de lo que decía tenía sentido, solo quería manipularme, asustarme para que saliera pidiendo perdón

—No puedo seguir soportando esto Isabella, tendré que tomar una decisión, será difícil al principio, pero con el paso del tiempo aprenderás a quererme, aprenderás a estar a mi lado

Jamás haría eso, no podía soportar estar a su lado, no quería ni siquiera verlo, la única razón por la que no decía nada, ni lo denunciaba era porque podría hacerle daño a mi familia, pero en cuanto tuviera la oportunidad, lo haría

—Contare hasta tres Isabella para que salgas de dónde quiera que te escondas, no empeores más esto

Sabía que debía salir ahora, antes de que todo empeora, pero simplemente no podía soportar sus asquerosos dedos sobre mi piel, no quería más eso

—UNO

Podía escuchar las gotas de lluvia chocar contra el contenedor, contra el suelo e inclusive contra mi rostro, y a lo lejos escuchar su asquerosa voz, como al decir cada palabra se iba acercando

—DOS

Prácticamente me encontraba temblando, de miedo, de frío, no sabía cómo salir de esto, iba en el número dos, pero por más que intentaba levantarme e ir con él, mi cuerpo no respondía

—TRES

Sus pasos se detuvieron frente al contenedor dónde me encontraba, se quedó en silencio, no dijo nada más, no sabía si me había encontrado o no, pero todo se volvió bastante tétrico, y el que comenzará a llover mas fuerte, no ayudaba en absoluto

—¡Te encontré!

Sentí como golpeó con mucha fuerza el contenedor, logrando que gritará del susto, pero eso no acabo ahí, porque ahora se encontraba frente a mi, se arrodilló quedando a mi altura, trato de tomarme del mentón, pero me aleje de él, sin siquiera esperarlo sentí como su mano chocó bruscamente con mi mejilla derecha

—Esto que haces solo sirve para darme cuenta que no importa cuanto intentes escapar o esconderte, siempre terminaré encontrándote, es algo que por más que te esfuerces, no podrás evitarlo

—¡BASTA! ¿QUE NO ENTIENDES? NO QUIERO ESTAR CON ALGUIEN COMO TÚ

Dejé caer toda mi fuerza sobre mis manos, logrando empujarlo con más fuerza, perdió el equilibrio, cayendo de espaldas al suelo, no lo dude ni un minuto y corrí, trataba de llegar a la salida del callejón, que daba a la avenida principal. Estaba lloviendo demasiado fuerte, lograba alentarme al momento de correr e inclusive resbale un par de veces, no sabía si se debía a la adrenalina del momento, pero estaba segura de una cosa, quería salir de aquí

Llegué al final del callejón, volteé para todos lados, buscando alguien que pudiera ayudarme, pero la calle se encontraba completamente sola, solo había unos pocos autos que transitaban, del otro lado de la calle logré ver un pequeño restaurante, al tratar de cruzar la calle, sentí como me tomaban bruscamente de la cintura, pensé que era Leónidas, pero no era así, se trataba del hombre que siempre lo acompañaba a todos lados

Trate de luchar e inclusive logré arañarlo del rostro, pero nada sirvió para que logrará soltarme, volvió a llevarme dentro del callejón, cuando intenté gritar por ayuda me taparon la boca, impidiéndo que pudiera emitir algún sonido

Cuando quedamos alejados de las personas, quitó su sucia mano de mi boca, quería gritarle lo que se merecía, pero a lo lejos ví como alguien comenzaba acercarse a nosotros, era Leónidas

—¡Porfavor sueltame!

No lo hizo, no importó cuánto grite, lloré e inclusive le rogué que me dejara, porque el hombre que me sujetaba no desistió, cada que intentaba soltarme de su agarre él lograba aumentar su fuerza, logrando inmovilizarmé por completo

—¡E DICHO QUE ME SUELTES! ¡AYUDA!

Vuelvo a gritar más fuerte, intentando que alguien logré escucharme y me ayude, pero frente a todo esto, parece que nada es posible. A lo lejos en una ventana, logro ver a una mujer, talvez de mi edad, no estoy segura, se queda viendo las escena, parece asustada y confundida, cuando logro hacer contacto visual con ella, no puedo decir nada, pero estoy segura que mi mirada ruega por ayuda, ella parece entenderlo, pero solo me mira con tristeza y cierra las cortina de la ventana

Debía admitir que no la conocía, pero eso dolió, quería llorar, gritar, me sentía sin salida, no podía creer que no me ayudara, que solo cerrará la ventana sin ningún remordimiento

—¿Que miras Isabella? No me digas que buscas alguien que te ayude, aquí no hay nadie, solo nosotros, ¿Que no te a quedado claro de lo que soy capaz? ¿Porque nunca piensas lo que haces?

Ni siquiera le responderé, no vale la pena, de todas formas me lastimara, solo lo miro con todo el odio posible, puedo ver cómo su desesperación va en aumento, está enojado, lo sé, pero debe entender que no quiero estar con él

—¡RESPONDEME!

AMORE OSSESSIVO "ANTUAN"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora