𝐋𝐚 𝐜𝐡𝐢𝐜𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐯𝐞𝐬𝐭𝐢𝐝𝐨 𝐟𝐥𝐨𝐫𝐞𝐚𝐝𝐨 | 𝐒𝐚𝐢𝐝𝐚 𝐀𝐔

𝟕.

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- ¿Cómo te fue hija? -dijo mi madre viéndome entrar a la floristería.


- Bien -dije mintiéndome y mintiéndole a ella.


- Con esa carita que traes no se nota mucho que digamos -dijo sería.


- Me fue bien mamá, descuida -dije sin mirarla .


- De acuerdo -dijo - Por cierto una amiga tuyo paso por aquí.


- ¿Cuál? -pregunte curiosa.


- Una tal ¿Misa? -dudó.


- ¿Lisa? -dije.


- No, no me acuerdo bien de como me dijo que se llamaba pero si se que es una de tus amigas -me informó.


- Ohh entonces no se a quien te refieres mamá -admití confusa.


El domingo paso igual de frío con el cielo nublado dando indicios de que en cualquier momento iba a llover, pero no llovía. Dahyun no me llamo ni dejo un mensaje en todo el domingo, dándome más señales de que, hasta ahí, había quedado lo que sea que hubiera entre nosotras. Mis amigos tampoco lo hicieron así que me la pase con mamá, tomando algún chocolate caliente, hablando de mil trivialidades, tan solo para no pensar en la chica del vestido floreado que me traía loca por ella, que me hacía sentir su aroma en todos lados, que me hacía ver sus ojos cafés en todas las personas.

El lunes llegó y el cielo estaba menos gris, pero mi mente seguía regañandome el beso que le había robado a Dahyun - ¿Por qué no podía ser yo de esas personas que son despreocupadas y que no le dan importancia a las consecuencias de sus actos? -me preguntaba una y otra vez mientras iba llegando a la escuela.

- Hola Sana -me saludo Lisa.


- Hola chica -dije sonriendo sólo por amabilidad.


- ¿Cómo estás? -me preguntó.


- Bien -dije buscando con la mirada a las chicas


- Y Jennie y Tzuyu, ¿Dónde están? -le pregunté


- Están por allá -dijo apuntando detrás de mi, voltee y cuando camine hacia donde estaban las encontré muy entretenidas leyendo una carta, mientras Jennie olía una rosa blanca


- ¿Qué hacen? -dije curiosa


- Alguien le dejó una carta a Jennie en su casillero -dijo Tzuyu despegando la vista de las letras de esa carta y mirándome un segundo para volver a fijar la vista en la carta de nuevo


- Y me ha dejado esta rosa -dijo pasándomela divertida.


- ¿Sabes lo que significa que te dan una rosa blanca? -le dije


- No ¿Qué significa? -dijo Jennie.


- Significa amor puro, feliz y para siempre -dije mirándola fija mientras ella se quedaba pensativa viendo la rosa


- La persona que te dio esto debe querer algo bien serio contigo Jennie -dijo Tzuyu.


- Pobre del chico -dije riendo.


Jennie no dijo nada, aún seguía metida en sus pensamientos, pensando en no sé qué. Yo miré hacia donde estaba Lisa y la vi observando a Jennie y sonreí, qué calladito se lo había tenido todo este tiempo, de seguro fue ella quien fue a la floristería de mamá el sábado, pero por qué hizo eso si ella muy bien sabe como es Jennie, espero que al final no salga lastimada.

El timbre toco y el día continuó como cualquier otro día de escuela normal, con algunas clases aburridas y otras un poco más entretenidas. La verdad que hasta las clases más aburridas me sirvieron para distraerme por un buen rato y en todo el día no pensé más en Dahyun.


- Espera Lisa -dije alcanzándola ya de salida de la escuela.


- ¿Qué pasó? -preguntó.


- Se que fuiste tu quien le dejó la rosa y la carta a Jennie -le dije.


- ¿Por qué crees que fui yo? -me pregunto riendo


- No es que lo crea, yo se que fuiste tú -le dije sería. Lisa se me quedó viendo, como si estuviera pensando en si debía decírmelo o no.


- Si, fui yo -admitió.


- ¿Desde cuándo? -le pregunté curiosa.


- Desde siempre -me dijo mirando el suelo.


- Sabes como es ella, Lisa -le sermonee.


- Lo sé pero es que ya no lo podía callar más -me confeso, jamás la había visto tan abierta en sus sentimientos como ese día.


- Entiendo -dije recordando a Dahyun.


- ¿Y qué crees que pase? -le pregunté.


- No lo sé Sana, no me quiero hacer ilusiones pero quisiera que ella se enamorara de mi -dijo esperanzada.

- Si, yo también espero eso Lisa, pero si eso no sucede sabes que cuentas conmigo -le dije apoyándola.

- Gracias Sana, eres una gran amiga -me dijo.


- No me tienes que agradecer -le dije sincera


El sol se ocultó y yo me encontraba en mi habitación haciendo alguna tarea - En estos días no he hablado mucho con Tzuyu -pensé - La llamaré -me dije.

- Hola -dijo Tzuyu contestando el teléfono.


- Hola -le contesté - Sé que nos vimos hoy pero casi no hablamos -le dije.


- Si, es cierto -dijo


- ¿Qué tal si vienes un rato a mi casa? -le propuse.

- No puedo, tengo tareas que hacer -se negó


- Yo igual Tzuyu, pero ¿qué tal si vienes y las hacemos juntas? -le dije tratando de convencerla.


- Hmm ok llegaré en media hora -me dijo

- Perfecto hasta luego -colgué

Por alguna extraña razón sentía que algo había cambiado en Tzuyu, antes cada vez que le proponía venir a mi casa venía corriendo «literalmente» pero ahora es diferente, hasta puedo asegurar que ni quería venir. Creo que la estoy perdiendo como amiga.


- Sana corazón, llego Tzuyu -gritó mi mamá desde la sala.


- Dile que pase -grite igual.


- Toc Toc -dijo Tzuyu desde la puerta.


- Hola -dije como respuesta.


- ¿Qué haces? -me preguntó.


- Hago el trabajo de Literatura -contesté.


- Yo ni he comenzado a hacerlo, tengo la cabeza en otro lado -dijo suspirando.


- ¿Cuál lado? -pregunte riendo.


Tzuyu se me quedó viendo y yo hice lo mismo, no se cuantos minutos duramos viéndonos así ni mucho menos sé a que jugaba Tzuyu pero yo le seguí el juego hasta que vi como ella se acercaba, me tomaba del rostro con sus dos manos y acababa con el juego de las mirabas para cerrar sus ojos y besarme.

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