CAPÍTULO II

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Después de visitar a mi madre, me fui a casa por que Marisa, (la madre de la familia que me cuidara mientras mi madre esté en coma) vino muy enfadada al hospital, me hechó la bronca y me fui sin rechistar a su casa.
La habitación que me habían dejado era muy pequeña comparada con la que me habían dejado mis padres en mi casa. Esta habitación tenía lo justo, una cama, un escritorio y un armario,  dudé en que valla a utilizarlo pero bueno.

Después de pensar un buen rato tumbada en la cama,decidí  salir a ver a mamá, pero no supe si me dejarian.

-Marisa, ¿puedo salir a dar una vuelta?-le pregunté tras salir de mi cuarto.

-Si, claro, pero primero tienes que limpiar la casa, fregar los platos y preparar la cena-me contesto bastante borde.

-¡¿Porque hiba a hacer yo eso?! No soy tu criada, hazlo tu.

-Mientras vivas en esta casa, harás lo que yo te digo, te guste o no, y si no estás de acuerdo ya estás saliendo de esta casa.

Me quede flipando tras esa respuesta y sin pensarlo, le solté:

- Pues hasta nunca!

-¿A dónde te crees que vas?

- A casa, ¿a dónde si no? Tu misma me acabas de decir que me valla si no estoy de acuerdo.

-¡no puedes irte!

-¿nos apostamos algo? Dejadme en paz, yo no he elegido vivir con vosotros, puedo estar tranquilamente en casa sin depender de nadie a si que  dejarme que me valla, por que si no me dejáis, puedo aseguraros que puedo haceros la vida imposible.

Despues de decir eso me fui a visitar a mi madre. Por el camino empeze a pensar si hize bien en decirle todo eso a Marisa. ¿¡Pero que estoy pensando!? Si no le hubiese soltado todo eso habría estado siendo su exclaba durante a saber cuanto tiempo.

Subí al cuarto de mi madre y vi que no estaba sola, la acompañaba Maria, la madre de Sol, mi mejor amigo. El pobre está librando una gran batalla contra el cáncer.

-Hola señora.

-¿Mira a quien tenemos aquí?¿Que tal estas? No puedo imaginar por lo que estarás pasando...

Me quedé callada, no sabía que decir, así que simplemente le di una triste sonrisa.

-Bueno el 9 empiezas las clases ¿no es así? ¿Ya tienes todo preparado? - me dijo para cambiar de tema.

-si, más o menos-le contesté.

- si necesitas algo, puedes pedírmelo, sin vergüenza.

- Lo se- le conteste sonriendo.

Después, María, se fue, y yo, me quedé con Mónica.

Estuve en el cuarto en el que se encontraba mi madre, leyendo, hasta que, una enfermera llegó.

-Buenas noches, ¿y tu eres...? - me preguntó.

-Nayla, Nayla Sweathen.

-aaahh, eres su hija. No esperaba que hubiese nadie aquí a estas horas-la enfermera comenzó a inyectarle cosas a mi madre-. Bueno, creo que ya es demasiado tarde, y deberías irte a casa a descansar.

-prefiero quedarme con mi madre.

-Lo siento, pero no puedes, solo pueden quedarse los familiares mayor de 18 años acompañando al paciente.

-claro, como no, siempre tiene que haber alguna queja.

-mira, vete a casa y yo hablaré con mis compañeros para que te dejen quedarte mañana.

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