CAPÍTULO VI

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—¿piensas decirme que es lo que pasa? —Me preguntó insistiendo.

—¿Por qué quieres saberlo? No es asunto tuyo.

—Ya te lo he dicho, me preocupo por ti.

—No lo entenderías ni aunque quisieras.

—Y tú que sabrás, a lo mejor sé más de lo que piensas.

—si, Claro— se estaba volviendo insoportable y quise dejar el tema—. Te agradezco que te preocupes pero no te diré lo que me pasa, es algo privado.

Estuvimos un largo tiempo en silencio cuando veo como Egan comenzó a reírse si parar.

—¿De verdad pensabas que me preocupaba por ti?

—Eres un estúpido capullo de mierda.

El no paraba de reírse lo que me hizo enfurecerme aún mas.

Terminamos el trabajo 2 horas después.

—¡Por fin! — dijo Ada—. Voy a imprimirlo abajo, esperad aquí.

Y por segunda vez del día, me quedé a solas con Egan, pero esta vez, pasó todo el rato mirando la pantalla de su teléfono, y yo por mi parte, estuve contemplando las hermosas vistas que tenía.

— Ya lo he imprimido, se lo entregaremos mañana—dijo entrando a la habitación, y asustando nos a los dos—. Oye Nayla, ¿por qué no te quedas ha cenar?

—Muy amable por tu parte, pero prefiero cenar en casa—le dije dando una sonrisa bastante triste.

—¿Estas segura? ¿Es que acaso tus padres no te dejan cenar fuera?

—No, no es eso, seguro que me dejarían pero prefiero cenar en casa— seguí insistiendo, no sabía por qué insistía tanto en que cenase en su casa—. Bueno supongo que nos veremos el lunes, así que, hasta el lunes.

—Adiós.

Salí del cuarto de Egan, recorrí el pasillo por el que pasé anteriormente, que estaban llenos de fotografías y retratos, que supuse, que eran de sus padres.
Entre todos esos retratos y fotografías, uno me llamó bastante la atención, era una foto en la que habían 4 niños pequeños y 2 adultos. Entre los niños 3 eran chicos, de los cual 2 reconocí, Egan y Adal, de unos 6 y 10 años aproximadamente. La niña era Ada y los adultos supuse que eran los padres de ellos. También había otro niño, que jugaba feliz junto a Egan. No se le apreciaba la cara, tenía el pelo castaño y rizado, y era bastante moreno. Llevaba puesto unos vaqueros negros y una camisa de rayas, negras y blancas. Me quedé pensativa, no sabía por que pero quería saber quien era ese niño.

—¿Ya te vas? — fue Adal quien me sacó de mis pensamientos.

Le asentí al ver que esperaba una respuesta.

—¿No te quedas a cenar? — No se que tenían estos hermanos con proponerme en que me quedara a cenar.

–No, pero gracias— acabé contestandole.

—En ese caso, te llevo a casa—me propuso.

—No hace fal... —se había ido antes de dejarme terminar la frase así que baje al salón a esperar a Adal.

Una vez en el coche, el empezó a conducir y yo me quedé mirando la ventana, no sabía que coño iba a hacer ese fin de semana, desde luego tenía demasiado tiempo de sobra.

De camino a casa, mi teléfono no paró de sonar, era Marisa quien llamaba y yo le colgaba cada llamada. Al final se rindió con las llamadas y empezó a escribirme mensajes diciendome que debería ir a su casa a los cuales yo le daba la misma respuesta: No.
Me mandó unos audios y les dí a play "Nayla Sweathen, ven a casa ahora mismo si no quieres que llame al centro de acogida"
"Si no llegas a casa en menos de 5 minutos, no te dejaré salir aunque te estés desangrando"
"¿Es qué no piensas contestar mis mensajes?"

—Vaya madre más estricta que tienes— se me había olvidado por completo que Adal también estaba en el coche, así que supuse que escuchó todos los audios de Marisa.

—No es mi madre.

—¿Entonces por qué te trata como si lo fuera?

—Es largo de explicar, pero resumiendo, ahora mismo tiene que tratarme como si fuera su hija, lo cuál está haciendo de pena.

—¿Y tu madre?

—Eso no es de tu incumbencia.

—No se que te ha pasado pero sea lo que sea puedes contar conmigo para lo que necesites.

—Gracias, supongo.

En ese momento, mi teléfono volvió a sonar—¿Es que Marisa no va a parar de llamarme? — fue lo primero que pensé, pero al ver la pantalla vi que no era Marisa, sino María. Descolgue el teléfono para saber que ocurría, nunca me llamaba a no ser que fuera algo urgente.

—Hola, María,¿Ocurre algo?

—Emm... Mejor ven al hospital, te lo cuento aquí — dijo inquieta y nerviosa—. Date prisa.

Después de colgar el teléfono, le pedí a Adal que me llevase al hospital lo mas rápido que pudiese. María no me dijo lo que ocurría y yo, tenía un mal presentimiento,encima la inquietud y los nervios de María no ayudaron a que me calmase.

Al llegar al hospital, le dije a Adal que se podía ir, y yo, me fui corriendo a buscar a María. Al encontrarla en la habitación de mi madre, vi que tenía lágrimas en los ojos, y también me fije que ella no estaba.

—Mmariia, ¿Ddonde eestaa mmi mmadre? — le pregunté casi sin poder pronunciar una palabra esperandome lo peor.

—Tranquila hija, se la han llevado. Empezó a darle una convulsión, pero gracias a dios conseguieron estabilizarla. Los médicos dicen que no le pasará nada.

Después de esta noticia me quede pasmada. Si le había dado una convulsión ahora, ¿Quién me dice que no le volverá a pasar esto o algo peor?

Me quede toda la noche en el hospital y a la mañana siguente, por insistencia de María, me fui a casa y estuve ordenando algunas cosas.
En un cajón, encontré una llave qué pertenecía a un piso no muy lejos de donde vivía, así que fui a verlo.

El piso era bastante pequeño pero elegante, y no me di cuenta de quién pertenecía hasta que vi una foto colgada en la pared. Mi hermano y yo. El piso era de mi hermano, el que se compró nada mas cumplir 18 años para pasar rato solo. No tenía muchas cosas este piso pero decidí que me quedaría allí en vez de la casa de mis actuales padres. Esta era mas pequeña, pero pensé que podía apañarmelas mejor en una casa pequeña que en una gigante.

* * *

Pase unas cuantas semanas en el piso de mi hermano y me las apañaba muy bien. Traje a mi gato para tener mas compañía, me sentía muy sola. A 4 dias de mudarme, me entere que mi tutora Itxasne era mi vecina, cosa que me sorprendió, ya tenía bastante con verle en clases como para verle ahora en casa también. Al menos, ella pasaba algunas veces a ver que tal estaba, así que no todo eran cosas malas.

* * *

Lo interesante de esta historia comenzó al acabar el primer trimestre, en invierno.
Acabamos el primer trimestre y nos dieron las vacaciones de invierno. Mi madre seguía sin despertar, María me apoyaba todo el tiempo que podía, Marisa, en cambio, me odiaba. Me pasaba los días pintando, boxeando en casa, saliendo a correr y haciendo deberes.
Justo la noche en las que nos dieron las vacaciones, al llegar a casa vi a unos agentes parados delante de la puerta.

—¿Perdón, que ha pasado? —le pregunté a un agente. Al instante todos los agentes apuntaron su arma hacia mi y yo confundida, levanté mis manos automáticamente.

—¿Por que no nos lo cuentas tu? —me respondió el agente.

—Nayla sweathen, quedas detenida por el homicidio de John García, el intento de Homicidio de Mónica García, por varios allanamientos, y por intentar secuestrar a Joan López.

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⏰ Última actualización: Jun 16, 2020 ⏰

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