El despertador despertó a las 5:30 am, lo que provocó que su fastidioso sonido me despertara.
A las 5:30 am era la hora en la que acostumbraba levantarme en los días de clases.Realicé la rutina matutina y desayuné rápidamente, ya que las clases comenzaban en una hora, y hacía media hora en llegar allá.
Tomé mi portafolio, subí a alguno de mis autos y me dirigí a la escuela.-Buenos días- saludé a la secretaria que se encontraba en el aula de maestros y firmé mi llegada.
-Muy buenos días profesor- respondió con un tono algo coqueto.
Yo solo le sonreí y salí de allí.Llegué al aula, en la que me tocaba dar clase a las 7:00 am.
-Buenos días jóvenes- entré al aula y recibí un Buenos días, de mis alumnos.
Me senté en el escritorio y justo cuando hiba a comenzar a pasar asistencia, toca a la puerta la secretaria de hace un momento, que cabe destacar se llama Lucía.
-Buenos días maestro, es una alumna nueva, que empieza sus clases a esta hora- ella dijo seria y un poco de mala gana.
Yo, yo no se que pasaba con migo, ella me atrapó, se robó mi corazón en cuestión me milisegundos.
Pero no quería parecer un estúpido y rápidamente aparte la mirada, para ver a Lucía.
-Está bien, muchas gracias- Lucía se retiró y le hice señas a aquella chica para que entrara.
-Preséntate, por favor- le dije un poco serio, mientras hacía otras cosas, claramente para que no pensara que soy un hombre que solo piensa en cogerse a sus alumnas.-Mmm, Hola, me llamo Salomé Romero Lucio y estoy aquí de intercambio- ella dijo con una voz tímida, y casi susurrando, su voz se escuchaba muy linda y entonada.
Yo seguí sin mirarla, pero no me bastaba con esos dos datos yo quería conocerla realmente.-¿Alguien tiene alguna duda?- pregunté con el fin de saber más de ella.
Al fondo estaban unos chicos, que se creen los populares dueños de la escuela y uno de ellos habla.-¿Tienes novio hermosa?- el chico pregunta sin ningún descaro, lo que me obliga a mirarla para obtener su respuesta.
Pero ella solo le sonrie tímidamente y mueve la cabeza en negación.
Me alivia saber que no tiene novio pero me disgusta ver la forma en como la miran varios de mis alumnos.-Esta bien, ya que nadie va a hacer una pregunta que en realidad me interese yo preguntaré algo- me levanté de la silla y me senté en el escritorio - ¿Qué es lo que esperas de la clase de música?- ella desvía su mirada del piso, para subirla a mis ojos, y piensa un momento.
-Espero llegar a ser tan buena como mi profesor- ella me sonríe de boca cerrada, y yo solo me giro hacia otro lado, para que no mire que me sonroje, y me volví a sentar en mi silla.
-Te puedes sentar allí- le señalo un lugar vacío, que me permite verla perfectamente, si que se de cuenta.
Ella asiente y se sienta en donde le dije.
Me levanto de mi asiento y me dirijo al grupo, sin necesidad de nada, ellos automáticamente se callan. Supongo que porque soy un hombre respetable y también muy intimidante, sumándole que soy bastante atractivo.
- Yo soy Jeon Jungkook, y seré su maestro de 3er año de música, esta es una preparatoria que busca orientar profesionalmente a sus futuros músicos, por lo que espero recibir su máximo esfuerzo- Yo hablaba serio, y aunque ya me conocían mis alumnos, lo decía más que nada por Salomé, ya que es de nuevo ingreso.
Mientras hablaba Salomé me miraba con mucha atención, no había nada que la distrajera, solo estaba yo.Comencé a mirarla yo también, pero lo sorprendente era que me mantenía la mirada, el contacto visual era tan intenso, que nunca me cansaría de observarla.
¿Cómo es posible que no le intimide mi mirada?, tampoco se sonroja. Esto me alarma. En cambio a mi me incomoda que me mire, pero me gusta al mismo tiempo.
¿Quién eres Salomé Romero Lucio?
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Holaaa
Soy Nicolás, es mi primera historia, en verdad espero que les guste.Si realmente les gusta, por favor, por favor voten, de esa manera se que les gusta!
GRACIAS
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LA MIRADA DE SALOMÉ
FanfictionDesde que la ví, decidí que tenía que amarme. Yo soy Jeon Jungkook, y hace poco yo era una persona sin una sola razón para seguir viviendo, pero un día, solo bastó un paso, para entrar a aquel salón, y encontrar el motor de mi existencia, mi susurro...