Desde que la ví, decidí que tenía que amarme.
Yo soy Jeon Jungkook, y hace poco yo era una persona sin una sola razón para seguir viviendo, pero un día, solo bastó un paso, para entrar a aquel salón, y encontrar el motor de mi existencia, mi susurro...
Llevo esperando todo el día de hoy para que por fin me toque darle clase a Salomé, cof, cof, es decir al Tercero B de la Preparatoria SOPA.
Había vestido mi mejor ropa para que ella me vea radiante.
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Tocaron el timbre de cambio de materias, tomo mi portafolio habitual, me dirijo con pasos firmes, hasta aquel salón, el salón en el que crecieron mis esperanzas de poder tener a alguien. Mi semblante se vuelve serio como de costumbre.
-¡Profesor!- escucho que alguien exclama a lo lejos. Giro a ver quien me habla sin dejar de caminar, y me encuentro con Lucía, la mujer que a pesar de ser cortante con ella y evadirla, siempre se me insinuaba.
Ella me alcanza y comienza a caminar a mi lado. Lo que menos quería era que alguien me retrasara, moría por ver a Salomé.
-Estaba pensado, que... tal vez podríamos ir a tomar algo...-
-Mmm Lucía ya habiamos hablado de esto- la interrumpí para recordarle lo que habíamos acordado - Quedamos en que solo somos compañeros de trabajo, te dije que yo no busco algo más, ni con tigo ni con nadie-
-Si pero- ella dijo tratando de ocultar su tristeza.
-Nooo Lucía, no me interesa- dije en tono bajo y algo fastidiado. Habíamos llegado al salón -Me tengo que ir-
-Te vas a arrepentir, llegará el momento en el que te vas a quedar solo, y rogarás que esté con tigo- ella lo dijo muy seria con un toque de odio en su mirada, tratando de intimidarme, pero no lo logrará, hasta ahora la única que lo a podido hacer es Salomé.
-¿Sabes porqué eso nunca va a pasar? Porque yo estoy seguro de las personas que quiero en mi vida, y definitivamente no te quiero a ti- le dí una sonrisa ladina y le giñé un ojo. Me giré y entré a aquel salón de clases, por fin me había deshecho de ella!.
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Entre al salón y mi mirada fue directo a Salomé, ella aún no se juntaba con nadie, ni en clases ni en los recesos. Por lo que no me sorprendía que ella me mirara en seguida.
Dios mío, su mirada, su mirada me mata...
Automáticamente mi semblante se volvió serio, aún más serio que de costumbre, al ver a un chico platicar con Salomé. Estoy conciente que ella es muy hermosa, y que su llegada a vuelto a todos los chicos de la Institución locos. Pero ese chico era el que menos quería que hablara con ella... KIM HAN BIN
