Marginados [PJO AU, pt. 3]

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     René siempre decía que su magia era diferente a la de los demás hijos Hécate. Él tenía una especie de conexión con la muerte y las maldiciones, debido a su país de origen y, probablemente, a algún ancestro hijo de Hades.

Por eso muchos solían decirle que traía el olor a muerte consigo.

Sus propios hermanos se alejaban de él. Durante la cena se sentaba lo más apartado posible. E incluso se atrevía a romper las reglas y sentarse con Manuel, el hijo de Poseidón, que igualmente pasaba por una situación parecida a la de él, sólo que sin hermanos molestos.

Gregorio solía decirle que los demás le tenían envidia por ser diferente. René simplemente se reía en su cara y le decía que buscara otra forma de intentar ganarse su amistad, más que con alagos baratos.

Gregorio era hijo de Iris; era muy alegre y a veces muy molesto. Solía pegarse a él durante el día y quejarse del trabajo duro, alegando que no era su especialidad. Quirón solía decirle que, por su propio bien, debía aprender a defenderse para enfrentar el mundo real, lleno de monstruos, al salir del campamento. René decía que era estúpido pensar eso, pues los hijos de Iris no llamaban mucho la atención. Su olor era ínfimo para los monstruos, que solían buscar a hijos de los Tres Grandes, de Atenea o Apolo.

En fin, ya estaba hablando demasiado de Gregorio.

Quirón había llamado a los líderes de las cabañas para una reunión de emergencia, temprano por la mañana, para hablar sobre el tema que todo el campamento deseaba saber.

René y Arthur eran los líderes de la cabaña 20; no porque ellos lo decidieron así, sino que todo se debía a las discusiones que solían tener ambos sobre quién debía ser el líder. Habían llegado al mismo tiempo al campamento, ambos podían ser los capitanes, y finalmente Quirón decidió ponerlos a ambos al frente.

El pórtico de la Casa Grande era siempre el lugar elegido para las reuniones. Se juntaban al rededor de una mesa de ping pong y hablaban sobre temas serios (pero René creía que era necesario buscar una sala de reuniones más seria que esa). Quirón, en su silla de ruedas, los esperaba con la mirada fija en la mesa, pensativo.

—Buenos días René, Arthur.

Ambos lo saludan de vuelta y se sientan en sus lugaras, también en silencio. Pronto comienzan a llegar los demás líderes, y la tranquilidad que se vivía en el campamento fue opacada por el bullicio que hacían los capitanes. Quirón siguió en silencio hasta que, de pronto se sobresaltó y llamó la atención de todos con un grito.

—¡Escúchenme! —brama, y todos se quedan en silencio. Se aclara la garganta, y comienza a hablar más calmado— Lo siento, tenía que llamar su atención de algún modo. Bien, la razón por la que les pedí que vinieran tan temprano es porque Manuel ha vuelto. Pero ha vuelto sin sus compañeros. Y muy herido.

Todos se quedan muy conmocionados con la noticia que Quirón les acababa de decir.

—P-Pero... —Maddie, hija de Zeus y co-capitana de su cabaña, se remueve en su silla y mira directamente a el director de actividades del campamento— ¿No habló por qué...? ¿Él no dijo...?

—Trajo a un semidiós consigo, un nuevo campista, pero se desmayó al poco tiempo de llegar. Está en la enfermería junto con el chico nuevo, no ha despertado aún —Quirón suspira, triste—. Me temo que Daniel y Blanca no están en mejores condiciones...

Todos se quedan en silencio otra vez. Daniel, hijo de Deméter, y Blanca, hija de Apolo, eran muy queridos por el campamento al ser ambos muy amables y caritativos. Manuel... Bueno, era hijo de Poseidón. Vivía bajo la sombra de Percy Jackson, el Héroe del Olimpo; todos esperaban muchas cosas de él.

René supuso que, en ese momento, todos estaban decepcionados de González. Despues de todo, había vuelto sin sus compañeros, y tras oír las historias de las increíbles aventuras de Percy y sus amigos todos sabían que su hermano mayor nunca habría hecho eso.

De pronto, René se sintió enfadado.

La mayoría de los campistas eran así; no veían a los demás como un igual, siempre habían privilegiados —populares entre los campistas— y marginados —aquellos que consideraban inferiores a ellos o que no superaban sus expectativas—. Manuel estaba entre ambos grupos: ahora había cruzado la línea, y se encontraba en el escalón más bajo.

Arthur se levanta de golpe y, sin decir ni una sola palabra, se adentra hacia la Casa Grande. René suspira, y la reunión continúa. Quizás debía darle la bienvenida a Manuel a la clase marginada más tarde.


☀☀☀

Y pues aquí se termina el AU, nunca lo seguí xdd

One Shots Hetalia/Latin HetaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora