Prefacio

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Hace millones de años, cuando en la tierra todo se estaba formando, existió Adán, el cual se encontraba solo en medio del paraíso y por eso Dios decidió crear una compañía para él, pero esta no fue Eva, sino Lilith, convirtiéndose así en la primera mujer. Hizo lo mismo que con Adán, pero en vez de usar solo tierra limpia, uso también basura e inmundicias. Esta mujer era muy fuerte, independiente y quería estar a la par de Adán, no siempre ser su sombra o una sumisa más, por eso escapa del Edén, hacia el Mar Rojo. Muy lejos de lo que representaba ser esclava de alguien por toda la eternidad.

Por esto, Dios envió a tres ángeles en su búsqueda, encontrándola junto al Mar Rojo, lugar plagado de un alto nivel de lujuriosos demonios, que ella iba engendrando alrededor de cien o más al día. Por ello, Lilith fue castigada, haciendo que una gran parte de sus hijos demonio murieran diariamente, y cuando quisiera acabar con la vida de algún niño humano no pudiese hacerlo, llenándose de odio hacia los suyos.

Esto causó un gran caos, desatado por la ira de la diosa de los demonios y la oscuridad, haciendo que maldijera ese día a la Tierra:

"Todo aquel primogénito y criatura nacida este día, sea hembra o varón, sentirá el dolor, la tristeza y la agonía de los míos. Esperad atentos mi llegada, la cual será acompañada y avisada a ustedes con la luna de sangre, sangre que al fin pagarán dentro de dos mil cuatrocientos años, cuando por fin se cumpla este juramento".

Con lo que ella no contaba, era con una primogénita que sería la bondad y pureza absoluta. El origen de esta pequeña, se consideró un pecado en el cielo, pero también significaba la salvación de todos. Su única condición era seguir su camino, sin importar que, no debía sucumbir, no debía caer hasta en la más dulce tentación.

Dulce Tentación©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora