Capítulo 11.

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La cena fue agradable, y en todas las horas que llevaban en la casa de los Choi, Taemin pudo notar que de alguna manera Yuk Hei había encontrado a más personas que lo consintieran, porque los padres de Min Ho parecían adorar el hecho de que tenían un nieto, y creía que nunca había visto en su vida a su hijo tomar tanto chocolate como fue esa nochebuena, y así mismo el adolescente parecía tan enérgico por todo el dulce consumido.

Luego de la cena fue la entrega de regalos, y Taemin estaba sorprendido de que también hubiera uno para él que venía por parte de los padres de Min Ho, aunque podía decir que el más afortunado había sido Yuk Hei que no sólo tuvo los regalos de sus abuelos, sino también el de su otro papá y el suyo.

Como ellos habían planeado la noche fue que luego de hacer la entrega de regalos volverían a casa, pero no habían contado con que no hubiera servicio de taxis, además de que afuera había comenzado a nevar más fuerte, volviendo demasiado peligroso estar en las calles, y parecía que realmente los señores Choi esperaban que eso sucediera, después de todo, Min Ho siempre se quedaba.

El papá de Min Ho fue el primero en despedirse porque estaba casi durmiéndose en el sofá, mientras que la señora Choi había llevado a Yuk Hei al segundo piso para enseñarle su habitación, dejándolos a ellos solos en la sala de estar, en un silencio bastante cómodo siendo abrigados por las últimas llamas de la chimenea.

—Es extraño —Min Ho murmuró acercándose a la chimenea para estar más cálido.

—¿Qué cosa?

—Tenerte a ti y a Yuk Hei aquí —el ceño de Taemin se frunció —no en un mal sentido, sólo que siempre hemos sido mis padres y yo.

—¿Estás celoso de que Yuk Hei se robó toda la atención que antes era para ti? —se colocó al lado de Min Ho.

—No, sólo... es diferente, hace dos meses no me hubiera imaginado siendo padre y ahora...

Una risita a sus espaldas les hizo girarse, viendo a Yuk Hei apoyado en la pared al lado de las escaleras, teniendo esa expresión que decía que había hecho una gran travesura, al menos para Taemin era tan clara si había vivido con durante dieciséis años, pronto diecisiete.

—La abuela dijo que podía colocar galletas y leche para Santa Claus —dijo el adolescente —por eso bajé.

Yuk Hei fue a la cocina todavía sonriendo, mientras Min Ho tenía el ceño fruncido, sintiéndose igual de confundido que Taemin porque aquella sonrisa en su hijo sólo le decía que hizo alguna travesura, aunque no podía imaginar cuál era.

—¿Galletas para Santa Claus? —inquirió Min Ho.

—Tradiciones.

Taemin se encogió de hombros al decirlo, ya que esa era una tradición que había estado desde que su hijo era pequeño y fue él quien siempre se comió las galletas y tomaba la leche alentando aquella creencia de que Santa existía, y a pesar de que estaba seguro que Yuk Hei sabía que no era así, la tradición continuaba, dejando las galletas y leche para alguien que no llegaría, y él tendría que desaparecer la evidencia antes de que su hijo despertara.

Cuando Yuk Hei estuvo de regreso tenía un vaso con leche en una mano y un plato con galletas en el otro, los cuales acomodó sobre la mesita de centro en la sala de estar, ya que ésta estaba cerca de la chimenea y luego se levantó sonriendo todavía.

—Por cierto, la abuela dijo que debían dormir juntos en la habitación que es de papá Min Ho, porque no hay más. Buenas noches.

Yuk Hei corrió escaleras arriba después de decirlo, y Taemin entendió la razón de que hubiera estado sonriendo tan traviesamente, porque después de todo, eso estaba alentando a su hijo con aquella idea que él había intentado que dejara, porque él y Min Ho no estaban juntos como pareja y no creía que pudieran hacerlo.

¡Papá!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora